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«No tolerar a la corrupción ni a los corruptos. Gobernar con los intereses y necesidades del pueblo en la mente y el corazón, y poner las instituciones de Ejecutivo al servicio de la mayoría. Respetar, proteger y promover las libertades públicas, los derechos humanos ... y el Estado de Derecho. Gobernar con apego a la ética y la decencia, y restablecer la dignidad de la Presidencia de la República». Esta es la declaración escrita de puño y letra, con su firma, del hombre que liderará Guatemala durante los próximos cuatro años. Bernardo Arévalo de León sorprendió en la primera vuelta y acabó de girar todos los pronósticos en la segunda. Su victoria por el Movimiento Semilla, perseguido por los opositores y los partidos tradicionales que han gobernado el país, fue contundente.
Arévalo obtuvo la confianza de 2.441.661 (58,01%) guatemaltecos. Su rival, Sandra Torres, de la Unidad Nacional de la Esperanza, que aspiraba a la Presidencia por tercera vez, y representante del «establishment» apenas obtuvo 1.567.472 votos (37,24%). Fue una derrota dolorosa para una persona que estaba convencida de su triunfo.
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Dagoberto Escorcia
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Guatemala no se convertirá en «Guatepeor», al menos eso es lo que esperan los ciudadanos que han depositado el voto en Bernardo Arévalo. Les ha convencido con su lenguaje llano y sentido. Los ha invitado a votar por su candidatura bajo el lema de «Cambio y futuro». Será el primer candidato de izquierda que llega al poder desde que se implantó la democracia en el país, en 1986. Arévalo, de 64 años, diplomático, escritor, sociólogo y antropólogo, un centroizquierdista que promete la reconstrucción de la nación, y que cuenta con el pasado político de su padre, Juan José Arévalo Bermejo -considerado el mejor mandatario que ha tenido Guatemala (1945-1951)-, que fue el primer presidente electo tras la revolución de octubre en 1944.
Muy pocos esperaban que Arévalo llegara tan lejos. Cuando en la primera vuelta no figuraba entre los posibles candidatos a pasar a la segunda se hizo famosa su frase de «no espero ganar en las encuestas, quiero ganar en las urnas». Dicho y hecho. Logró invitar a los ciudadanos a votar, ya que en la primera vuelta la abstención predominó, aunque en las del pasado domingo solo el 40% acudió a las urnas. La desconfianza en los políticos en el país con mayor número de habitantes de Centroamérica ha ido creciendo.
La insistencia de los opositores en perseguir al Movimiento Semilla convirtió la campaña en compleja y tensa, y probablemente ha influido en la victoria de Arévalo. Fuentes de la formación política han manifestado a EL CORREO que «debido a la intensa judicialización que se ha promovido por actores poco democráticos que no quieren respetar la institucionalidad ni la voluntad popular, ha hecho que el Movimiento Semilla sea objeto de muchísimos ataques judiciales que pretenden anular el partido o anular algunas candidaturas. Un tipo de dinámica que puede seguir presente después de conocer los resultados de la segunda vuelta».
En este sentido, hay que recordar que la Fiscalía de Guatemala ha insistido en abrir varios procesos contra el movimiento con el principal objetivo de suspender el partido de Arévalo, al que se acusa de utilizar firmas falsas, y probablemente miembros de su partido podrían ser detenidos en los próximos días.
Arévalo, que recibió unos días antes de la jornada electoral el apoyo de José Mújica, expresidente de Uruguay, también ha sido felicitado por Andrés Manuel López Obrador, mandatario de México, y por Nayib Bukele, dirigente de El Salvador. Arévalo, que aceptó con humildad la victoria, explicó que con López Obrador había acordado «empezar a explorar todas las formas en que podemos colaborar para que la frontera que existe entre nuestros países no sea una frontera que separe, sino una frontera que une».
La gestión del actual presidente, el derechista Alejandro Giammattei, que ha estado persiguiendo a opositores, periodistas y a jueces que estaban ocupándose de causas contra dirigentes corruptos, ha sumido al país en una crisis de credibilidad hacia los políticos. En total, en este momento unos treinta juristas y una veintena de periodistas han tenido que abandonar un país, que está considerado como la quinta nación con el mayor índice de corrupción de América Latina.
El triunfo de Arévalo que, además ha obtenido 16 escaños para el legislativo, ha convertido al grupo Semilla en la tercera fuerza política. La ex primera dama y conservadora Sandra Torres, por su parte, declinó hacer declaraciones.
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