Haití nombra un nuevo primer ministro a la espera de la ayuda internacional para acabar con las bandas criminales

Debido a las presiones, Henry dimitió y los principales partidos alcanzaron un acuerdo para formar un consejo presidencial de transición (CPT) para intentar hacer llegar la paz al país. Estos tienen como objetivo encaminar a Haití a unas «elecciones democráticas, libres y creíbles» en 22 meses. Dos meses después de esta coalición, ya han elegido a un líder interino que encamine la paz en el territorio caribeño. Garry Conille ha sido nombrado como gobernador en este periodo de crisis por seis de los siete miembros del Consejo Presidencial.

Director regional del Fondo de Naciones Unidas para la infancia (Unicef) para América Latina y el Caribe desde 2023, ya fue primer ministro entre 2011 y 2012, pero abandonó la Administración tras varios enfrentamientos con su propio gabinete. El nombramiento ha sido bien recibido hasta por sus opositores. Uno de los aspirantes al cargo, Alix Didier Dils-Aimé, apoyó la decisión asegurando que Conille era una gran apuesta «para que la paz vuelva a la nación».

Conille comenzó en Naciones Unidas su andadura política haitiana. Tras el terremoto de 2010 se desempeñó como jefe de gabinete del enviado especial de la organización internacional para ayudar en la catástrofe, el expresidente de Estados Unidos Bill Clinton. Los esfuerzos realizados para la reconstrucción le sirvieron para ser nombrado posteriormente responsable regional para África de la Oficina de la ONU para Proyectos.

Junto a su breve periplo como primer ministro haitiano, ha servido a Naciones Unidas y a las organizaciones internacionales durante más de veinte años. Pese a sus servicios en todo el mundo, en 2023 fue señalado en su propio país. Se enfrentó a una acusación de corrupción después de que se circulara en redes sociales una fotografía de una orden firmada por el juez de instrucción Al Duniel Dimanche. En la imagen se podía leer cómo Conille junto a más de 30 antiguos altos funcionarios del Estado debían comparecer ante un tribunal de Puerto Príncipe en un caso de apropiación indebida de bienes del Centro Nacional de Equipamiento (CNE). El gabinete de Conille respondió al revuelo en redes asegurando que no habían recibido ninguna citación del juez de instrucción y solicitaron una copia que, a día de hoy, todavía no ha llegado.

Conille goza ahora del voto casi unánime de todas las fuerzas políticas agrupadas en el CPT, incluidas aquellas que practicaron políticas destructivas que forzaron la dimisión de Henry. Su nombramiento se produce además cuando el país caribeño espera la llegada de la misión internacional de apoyo a la seguridad, una operación aprobada por la ONU que será liderada por Kenia y que cuenta con el apoyo de Estados Unidos para alcanzar el objetivo de acabar con la violencia en el país.

El despliegue internacional militar comenzará en las próximas semanas con más de 2.500 soldados y con el apoyo logístico de la Casa Blanca. La Administración de Biden enviará 300 millones de dólares para apoyar la guerra contra el crimen y ha calculado que la misión tendrá un coste anual de 500 millones, por lo que ha presionado a los aliados para que realicen más aportaciones. Además, la muerte de tres misioneros en Haití hace escasos días ha conmocionado aun más al país norteamericano, que asegura que la situación de seguridad «no puede esperar». Haití es uno de los socios de Estados Unidos en América Latina, no solo por el plano económico, donde el país caribeño obtiene más de 1.000 millones de dólares en sus exportaciones de textil a Washington, sino porque la Casa Blanca ve en él un lugar estratégico para con Latinoamérica.

Estos próximos 20 meses dirán si el inmenso apoyo recibido por Conille sirve para restablecer la paz en Haití y conducen al país a unas elecciones democráticas que no se producen desde 2016, cuando salió elegido como presidente Jovenel Moïse, a quien un grupo armado asesinó a sangre fría mientras dormía en julio de 2021.