Para muchos lo que pasó el 8 de enero de 2023 en Brasilia fue el ataque más grave a las instituciones democráticas desde que los militares dejaron el poder en marzo de 1985. Para esos mismos seguramente lo mejor que ha ocurrido en Brasil durante 2023 es que la democracia se ha mantenido pese a la marcada división política que vive el país.
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Un año después de aquel intento fallido de golpe de Estado, Brasil organizó una serie de actos en defensa de la democracia y entre los que destacaron la exposición de la piezas dañadas en la sala de los tribunales por los golpistas y los discursos del presidente de la República, Luiz Inácio Lula da Silva; el del Senado, Rodrigo Pacheco; y el del STF (Supremo Tribunal Federal).
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Dagoberto Escorcia
Aquel día de enero de hace 366 días una multitud de ultraderechistas seguidores de Jair Bolsonaro, presidente saliente que acababa de perder en las elecciones ante Lula da Silva, ejecutó un asalto violento a las tres principales sedes del Estado. Cometieron actos vandálicos en los edificios de la Presidencia, el Congreso y el Tribunal Supremo de Justicia. Los organizadores y financiadores de la operación que pretendía derrocar a Lula a los ocho días de haber alcanzado por tercera vez la presidencia del país todavía no han sido juzgados.
Quien mejor define lo sucedido aquel 8 de enero es el presidente del Supremo Tribunal Federal (STF), Luiz Roberto Barroso: «El ataque fue articulado extensamente. Comenzó con un intento de desacreditar a las instituciones, con insultos a sus miembros y amenazas de desobediencia a los mandatos constitucionales. Luego avanzó con campañas de desinformación, discursos de odio, mentiras deliberadas y teorías de conspiración. Los tanques desfilaron indebidamente en la Plaza de los Tres Poderes. El fracaso del intento de golpe no minimiza su gravedad. Necesitamos pasar página, pero no hay que arrancarla del libro de la historia», en declaraciones al diario 'Folha de Sao Paulo'.
Fue un comienzo más que turbulento para el Gobierno de Lula, que ese día se encontraba en Araraquara, a 270 kilómetros. Los hechos tuvieron lugar con la tolerancia de las fuerzas del orden que se encontraban en los edificios y gracias a que varios de esos órganos estaban en fase de transición. El presidente no dudó en anunciar castigos para los provocadores. Señaló entonces que la democracia garantizaba el derecho de libre expresión, pero que también exigía el respeto a las instituciones. «No hay precedente en la historia del país de lo que hicieron hoy, y por eso deben ser castigados», manifestó.
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Este lunes alertó de que hay que hacer frente a las desigualdades estructurales para evitar que se repitan episodios como los vividos en Brasilia. «Pero la democracia brasileña prevaleció y emergió más fuerte», subrayó.
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En efecto, se produjeron detenciones, despidos y operativos de búsqueda e incautación contra autoridades, empresarios acusados de estar detrás del intento fallido de golpe de Estado. Bolsonaro, que se encontraba en Estados Unidos de vacaciones el día de los asaltos a los edificios gubernamentales, fue considerado «autor intelectual» de lo ocurrido por la Corte Penal Internacional. Bolsonaro justificó la manifestación de sus partidarios en una frase que fue rechazada por todas las fuerzas democráticas. Aseguró el expresidente que los brasileños que participado habían caído en una trampa patrocinada por la izquierda.
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