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JOAQUINA DUEÑAS
Jueves, 20 de enero 2022, 09:38
«Son cosas que pasan», así confirmaba de manera implícita su nueva relación con una compañera de trabajo el todavía marido de la infanta Cristina, Iñaki Urdangarín. Como si de un mantra se tratara, repetía exactamente las mismas palabras que había utilizado su hijo, Pablo ... Nicolás, el día anterior sobre las imágenes en las que el cuñado del rey Felipe VI aparece paseando de la mano con Ainhoa Armentia, una compañera de trabajo de 43 años natural de Vitoria, por las playas de Bidart, en el País Vasco francés. Unas fotografías en las que se les ve en actitud cómplice y que han causado un auténtico terremoto mediático. Después de pasar el primer día alejado del foco, sin acudir a su puesto de trabajo, Iñaki Urdangarín llegaba a primera hora de la mañana del jueves al despacho de abogados Imaz & Asociados donde ejerce como asesor empresarial.
Aunque al principio parecía que no iba a contestar a las preguntas de los numerosos medios que se arremolinaban a su alrededor, el exjugador de balonmano se decidía a dar la cara y explicaba que tanto él como su familia van «a solucionarlo de la mejor manera posible». «Es una dificultad que gestionaremos con la máxima tranquilidad y juntos, como siempre hemos hecho», subrayaba de camino a la oficina.
Minutos después llegaba al mismo bufete Ainhoa y lo hacía sin mediar palabra, en una situación mucho más complicada que la del día anterior, cuando entró y salió del despacho con normalidad ya que todavía no había sido desvelada su identidad. De ella ha trascendido que es licenciada en Administración y dirección de empresas y que en la actualidad ejerce como analista contable en el mismo bufete en el que trabaja Urdangarín. De su perfil profesional también ha llamado la atención cómo se describe a sí misma como mujer con habilidad para «enfrentar situaciones de desafío y superación», una virtud que a buen seguro le servirá estos días para capear el temporal mediático en el que está inmersa. Con dos hijos adolescentes, estaría separada o en trámites de estarlo y se conoce su implicación en las actividades de Ampa del colegio concertado en el que estudian sus hijos. De hecho, es una de las organizadoras del carnaval del centro y se han podido ver algunas imágenes en las que disfruta del pasacalles de carnaval disfrazada. Además, es activa y deportista y quienes la conocen la describen como «muy divertida».
La pareja decidió quedarse a comer en el trabajo para evitar a la prensa y al filo de las cinco y media de la tarde, Urdangarín salía de las oficinas, esta vez sin mediar palabra con los reporteros. Minutos después, un coche recogía a Ainhoa en la misma puerta. Aunque ella no ha querido dar ningún tipo de explicación, su entorno sí ha reconocido que están preocupados y que lo está pasando mal.
El que también ha vuelto a hacer declaraciones, volviendo a convertirse en el héroe de este folletín, ha sido Pablo Nicolás. Al ser preguntado sobre si su madre tenía conocimiento de affaire de su padre antes de la publicación de la noticia, el joven ha respondido: «No estoy seguro. Tendremos que hablarlo y lo averiguaremos poco a poco». «Las navidades las hemos pasado en familia y lo hemos pasado muy bien», ha reconocido. Unas palabras que parecen respaldar la teoría de que la familia era desconocedora del romance del exjugador de balonmano. En todo caso, ha vuelto a respaldar a su padre al asegurar que «lo ha dicho muy bien», en referencia a las declaraciones realizadas por Urdangarín a primer ahora de la mañana.
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Peor talante mostraba su prima, Victoria Federica, que perdía los nervios al ser preguntada por el matrimonio de sus tíos. María Zurita, prima de Felipe VI, también era abordada en la calle por los reporteros y permanecía muda. Ninguna palabra más allá de un educado saludo.
Sobre la historia de cómo se consiguieron las fotografías, parece que todo se ha debido a un golpe de suerte y fue un turista quien paseando por Bidart el pasado 11 de enero reconoció al marido de la infanta y no dudó en hacer una serie de fotografías. En todo caso, sigue habiendo numerosas incógnitas ya que todavía no se sabe si Urdagarín era conocedor de que le estaban haciendo las fotos, cuándo supo Cristina de la existencia de esta mujer, ¿lo sabían en la casa real?, ¿estaba ya el matrimonio roto?... Estas y otras muchas preguntas hacen sospechar que queda culebrón para rato.
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