Un vecino a contracorriente

El actual líder de Vox nació en 1976 y se crió en este pueblo de 10.000 habitantes volcado en la industria, con grandes empresas como Tubacex o Tubos Reunidos. Estas factorías metalúrgicas cambiaron la historia de Amurrio, ya que atrajeron una emigración que en los años 60 y 70 suponía casi el 43% de la población, cifra que fue en aumento. La integración de este éxodo procedente de Burgos, Cantabria, La Rioja, Galicia o Andalucía nunca fue problemática. Como en muchas otras localidades vascas, socializarse en el nacionalismo fue una forma de integración. Es significativo, en este sentido, que en Amurrio siempre haya existido una mayoría nacionalista y desde la democracia todos los alcaldes hayan militado en el PNV o en su escisión, EA.

Los Abascal procedían de Arredondo, en Cantabria, donde el abuelo de Santiago (a quien siempre se ha conocido por Santi) se dedicaba al comercio textil llevando tejidos en una mula. Cuando se instaló en Amurrio se casó con una joven de Okendo. Este abuelo, Manuel, fue alcalde durante el franquismo y los primeros años de la Transición, entre 1963 y 1979.

Su hijo, Santiago Abascal Escuza, comenzó a militar de joven en la Alianza Popular de Fraga, antes de su conversión en el Partido Popular. El padre del fundador de Vox era todo un personaje en la región y llegó a ser el 'alma máter' del PP en el Valle de Ayala. Concejal y juntero (y brevemente diputado en las Cortes), representaba a la derecha española en una comarca evidentemente nacionalista. Y, en los años de plomo, no dudó en enfrentarse a ETA y en situarse al lado de la víctimas del terrorismo.

El propio Santiago Abascal hijo ha comentado en alguna ocasión que lo que le llevó a meterse en política fue el asesinato en 1985 del cartero de la localidad, Estanislao Galíndez, uno de los grandes amigos de su padre. ETA mató a este hombre porque, según dijeron, colaboraba con la Policía. Cuatro años antes, los etarras habían matado a su hermano Félix con la misma acusación. Ya no se trataba solo de una familia que militaba en un partido a contracorriente con respecto a la mayoría social de Amurrio. Eran activos también a la hora de denunciar la violencia y participar en eventos que en el pueblo significaban colocarse en el centro de una diana. Como, por ejemplo, asistir a las celebraciones del cuartel de la Guardia Civil en la localidad. La familia Abascal, no obstante, sabía lo que era vivir bajo esa presión. En 1981, el abuelo ya recibió una carta de extorsión de ETA en la que le exigían viajar a Francia para entregar diez millones de pesetas a la organización.

En esos días, llevar una bolsa con publicidad de Modas Abascal en Amurrio tras haber comprado un jersey podría significar que alguien te insultase por la calle. En uno de los ataques a la tienda, algunos vecinos bajaron con los extintores para sofocar las llamas y evitar que se extendiesen al edificio. Otros se juntaron frente al establecimiento para mofarse de ellos.

En ese ambiente, el fundador de Vox pasó la adolescencia y la primera juventud en un pueblo en el que una gran parte de la sociedad evitaba que le vieran con la familia e incluso saludarle en la calle. Cada vez que incendiaban o apedreaban la tienda de sus padres, los vecinos que mostraban su solidaridad se podían contar con cuentagotas. Aun así, Santi Abascal aparecía con su padre cuando hacía declaraciones ante los medios para denunciar el ataque y no dudaba en decirle a su progenitor: «Dales más caña».

Los Abascal no tenían problemas en defender posturas políticamente incorrectas y quedarse solos defendiendo lo que consideraban oportuno. Es el caso de la central nuclear de Garoña. Cuando a finales de los 90 se inició el debate sobre su desmantelamiento, fue Abascal padre quien se encargó de defender la postura partidaria de que Garoña continuase abierta. Enfrente, tenía a la totalidad de las instituciones vascas, todos los ayuntamientos cercanos a la central y a la sensibilidad social. Pero la familia ya estaba entrenada a la hora de hacer la guerra en solitario.

En el pueblo, Santi Abascal hijo fue muy pronto conocido por ser un joven con escolta. En 2000, los radicales pintaron una diana en los caballos en los que él y su padre solían cabalgar por la cercana Sierra Salvada. En aquellos años, Abascal tenía como afición dar grandes paseos por las montañas que rodean Amurrio, que llegó a conocer como la palma de su mano. De esa época conserva dos aficiones: la observación de aves y el cultivo de bonsáis, en muchos casos, con ejemplares que él mismo ha recogido en la montaña.

Tres años más tarde, el líder de Vox fue golpeado, escupido y vejado cuando intentaba tomar posesión de su cargo en el Ayuntamiento de Llodio, su primer cargo público, con apenas 23 años. Su padre denunciaría que se trató de un «intento de linchamiento». En los años siguientes, Santi Abascal se trasladaría a vivir a Vitoria. Santiago Abascal se había acostumbrado a desplazarse a Bilbao o a Vitoria para intentar vivir como un joven de su edad, sin el riesgo de sufrir ataques que corría en las calles de su pueblo.

Inició su carrera política en el Parlamento vasco, donde se convirtió en uno de los azotes del entonces lehendakari Ibarretxe, vecino de Llodio, el pueblo de al lado de Amurrio. Su mentor era Jaime Mayor Oreja, que fracasaría en el intento de desalojar al nacionalismo de Ajuria Enea en las elecciones de 2001, cuando consiguió pactar un acuerdo con el dirigente del PSE Nicolás Redondo. Ibarretxe ganó sin problemas.

El futuro creador de Vox se iría alejando de su partido por entender que se estaban realizando demasiadas concesiones a los nacionalistas. Tras una tremenda crisis en la que apoyó a la entonces presidenta del PP vasco, María San Gil, también enfrentada con la dirección de Mariano Rajoy, se marchó de Euskadi y fue acogido en Madrid por Esperanza Aguirre. Allí comenzó a fraguar lo que después sería Vox.

Pese a vivir en la capital de España, Santi Abascal visita de forma regular Amurrio. Una de esas visitas fue la realizada en 2014 al Palacio de Quejana. Al lado de uno de los edificios históricos más importantes del Valle de Ayala, el PP homenajeó a su padre, que anunció su intención de abandonar la política. «He sufrido cuatro intentos de asesinato y 103 ataques de violencia callejera contra mi familia, mi negocio y mis caballos», denunció en su despedida política. Ese día, su hijo charló amigablemente con los líderes del PP vasco con los que se había enfrentado en el pasado.

Tras la muerte de su padre en 2017, su madre y sus hermanas asumieron la dirección de la tienda. No es difícil verle de visita en el pueblo pero en Amurrio su partido es menos que residual. En las últimas elecciones le votaron 104 personas, apenas el 2% del electorado. Ese centenar de votos es todo el apoyo que su partido ha conseguido históricamente en Amurrio: el lugar en el que Abascal siempre vivió a contracorriente.