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Emilio Lamo de Espinosa
Miradas de altura ·
Dice que «se ha producido un notable deterioro de las instituciones con riesgo de desbordamiento constitucional»David Guadilla
Domingo, 9 de julio 2023
Emilio Lamo de Espinosa (Madrid, 1946) afirma que las instituciones con mayor credibilidad son «las que no se meten en política». Y subraya: «La sociedad pide más democracia, y, sobre todo, menos partitocracia».
- ¿Está la sociedad española más polarizada que nunca o solo es ... el 'ruido' que se traslada desde la política?
- Más bien lo segundo. Los datos de encuestas muestran reiteradamente que la inmensa mayoría de los ciudadanos se ubica en el centro político. No tenemos una polarización social como lo que se percibe en Estados Unidos, o la que hubo (y continúa) en Cataluña. Tenemos una sociedad moderada administrada por políticos que, en su mayoría, están radicalizados. El peligro, cada vez más real, es que acaban polarizando a la sociedad.
- ¿Se corre el riesgo de que la creciente desafección ponga en peligro los cimientos del propio sistema democrático?
- No, por fortuna. El apoyo a la democracia misma sigue siendo sólido. Lo que hay es un enorme malestar con su mal funcionamiento, con su rendimiento. Y así, las instituciones con mayor credibilidad son las que no se meten en política. Mientras que los políticos, los partidos, los sindicatos, incluso los parlamentos, son suspendidos. No los ayuntamientos, percibidos como mucho más próximos. La sociedad pide más democracia, no menos, y, sobre todo, menos partitocracia.
- ¿Se están superando líneas rojas que costará reconducir?
- Se ha producido un notable deterioro de las instituciones con serio riesgo de desbordamiento constitucional, muy especialmente en esta legislatura, empezando con el estado de alarma. Tenemos un Legislativo capturado por el Ejecutivo de modo que el controlado controla al controlador, un Judicial sometido a enormes presiones incluso a su más alto nivel, el Constitucional, y el mismo Ejecutivo (las administraciones públicas), ocupadas por el Gobierno y sus partidos. Se está poniendo en riesgo la neutralidad del Estado.
- ¿Hasta qué punto el populismo ha calado en la sociedad española?
- Moderadamente, y basta comparar con Austria, Italia, Francia o Grecia, por no mencionar a Trump o al mismo Brexit. Los populismos son movimientos defensivos de los perdedores de la globalización, y tienen tres características: económicamente son proteccionistas; políticamente son estatalistas; y culturalmente son neoconservadores y tradicionalistas.
- ¿Ha quedado en manos de los extremos?
- Los populismos son, por definición, extremos. Pero ojo, unos más que otros. No es lo mismo defender la secesión unilateral de un territorio que defender una recentralización del Estado autonómico, por ejemplo. Ni es lo mismo pedir el indulto de terroristas o golpistas que pedir un endurecimiento de la legislación de sus partidos políticos. Vox se mueve más en el espacio constitucional que Bildu o ERC, o incluso que Podemos. Vox tiene correlatos en la UE, pero no lo tienen ni los partidos comunistas, ni los separatistas y menos los que defienden a terroristas condenados. Por lo demás, si se trata de evitar que gobiernen los ultras bastaría con un pacto por el centro.
- ¿Por qué en España parece tan complicado lograr un mínimo consenso sobre temas básicos como el modelo de país, la educación...?
- Por los pactos y cordones sanitarios y el 'no es no', es decir, la voluntad, casi agresiva, de la izquierda, de no pactar con la derecha, que obliga a la derecha a buscar pactos por su extrema derecha. Por decirlo más claro: el centroizquierda prefiere pactar con su izquierda antes que con el centroderecha. Y el resultado es muy pernicioso pues España necesita muchos pactos de centro en educación, sanidad, pensiones, productividad, ciencia, natalidad y, por supuesto, reformas de los conciertos económicos, del Título VIII y de la distribución territorial del poder, que son nuestro principal problema. Sin pactos la legislación es un tejer y destejer absurdo.
- ¿Tenemos los políticos que nos merecemos?
- La oferta determina la demanda; los electores no tienen más alternativa que elegir entre lo que hay, más con nuestro sistema de listas cerradas y bloqueadas. Solo en el largo plazo pueden moldear la oferta discriminando su voto. Y lo han hecho. La sociedad es, en general, más sensata, e incluso está más preparada, que muchos políticos. Compare la cualificación profesional de los ministros de los primeros gobiernos de la transición con los actuales. Deprimente.
- Gane quien gane las elecciones, ¿es optimista sobre el futuro?
- No soy pesimista, que es un modo escéptico de contestar. Como sociólogo que lleva décadas analizando la sociedad española, creo en ella más que en sus élites. España entró, gracias a la transición, en el pelotón de cabeza de los mejores países del mundo, entre los veinte primeros.
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