Arriba. Pedro Sánchez (PSOE) y Alberto Núñez Feijóo (PP). Debajo. Yolanda Díaz (Sumar) y Santiago Abascal (Vox). R. C.

Concurso de ideas

Análisis 23-J ·

Aunque parezca increíble, la campaña acaba de comenzar. A falta de público para los mítines de siempre, todo es show: Feijóo en Os Peares, Sánchez en todas partes, Puigdemont haciendo de las suyas y Díaz lanzada a por el foco...

Viernes, 7 de julio 2023, 00:37

Ya se venía avisando al sufrido electorado de que esta campaña no iba a ser como las demás, que en pleno julio no tenía demasiado sentido echar el resto en mítines al uso, para los que no hay público objetivo ni en el telediario, y ... que había que movilizar al votante por otras vías. Pero tanto empeño han puesto los partidos en rebañar hasta el último voto de debajo de las piedras con recursos, digamos, creativos, que cuesta creer que la campaña arrancara oficialmente la pasada medianoche. La pegada de carteles es ya, en la España de 2023, solo un mojón imaginario para que algunos se desaten, intentando cambiar el guion establecido, y otros se echen a temblar. Para que Macarena Olona denuncie en un prostíbulo (¡) la «hipocresía» de la clase política o para que Puigdemont insista en robarse el plano y acuse a los socialistas de haberle ofrecido el indulto a cambio de pasar una temporadita en la cárcel. Que ya se sabe que contra la derecha -o eso creen el expresident y los suyos- el independentismo, ahora maltrecho, reverdece.

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En realidad, España no ha dejado de estar en modo electoral desde hace meses, más o menos desde que los cara a cara Sánchez-Feijóo en el Senado empezaron a ser norma. A la espera de la revancha televisiva, ya con los tiempos equilibrados, en el debate de este lunes en 'prime time', las dos semanas que ahora empiezan serán solo el esprint final de una carrera en la que decantar a los indecisos dependerá de posibles factores imprevistos de última hora y del ánimo que finalmente impregne a la España veraneante -depositar su papeleta por correo o tumbarse al sol a esperar-.

También influirá en la 'foto finish' la capacidad de PSOE y PP de hacer calar que este pulso es un 'pas a deux' entre Sánchez y Feijóo, mientras Vox y Sumar libran su particular batalla en las provincias medianas que reparten menos escaños y en las que ser tercero puede ser determinante para decantar el equilibrio entre las opciones de izquierda y de derecha.

Y en esas dos peleas, que se solapan con las pugnas dentro de cada bloque, casi todo es show. Un concurso de ideas en el que la izquierda, contrariamente a lo que era costumbre, se centra casi exclusivamente en la economía y en vender su capacidad de gestionar el país y compite para colocar sus medidas sociales, con especial mención a las del programa electoral de Sumar, que se van superando a sí mismas. Si la 'herencia universal' de 20.000 euros le ha valido a Yolanda Díaz acusaciones, también desde el PSOE, de populismo económico, la del cheque de 200 euros por hijo hasta que el vástago cumpla los 18, de nuevo sin límite de renta, promete. Por no hablar del servicio telefónico para canalizar las frustraciones masculinas, que opaca lo más significativo: que el referéndum pactado en Cataluña se ha caído del contrato electoral de la vicepresidenta.

Y, mientras, Sánchez y Feijóo siguen a lo suyo, también con grandes dosis de espectáculo mediático, tan central en esta campaña que hasta Alsina y Barceló se están tirando de los pelos. El candidato socialista sigue comprometiendo su presencia en todo podcast o programa satírico donde ve potenciales nichos de voto. Y el candidato popular, junto a su familia en su Os Peares natal, sigue empeñado en venderse como un tipo normal y «de pueblo» con el que el electorado pueda empatizar. Se alza el telón, aunque la tramoya ya estaba desplegada.

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