Votos útiles en el mar de las sorpresas

El aspirante a la Junta sacó entonces la mayoría absoluta. Andalucía no es el resto de España pero el PP está anclado en esa estrategia, desde el convencimiento de que la mayoría absoluta es bastante difícil, aunque no imposible, y que la verdadera batalla se librará en las provincias medias y pequeñas. Sería la sorpresa por la que trabajan en Génova sin perder de vista el otro desafío: atraer al máximo de los electores cabreados de Vox.

Claro que Pedro Sánchez maneja un objetivo similar. Movilizar a la 'España progresista', no solo a la izquierda sociológica, y recibir el voto útil de todos los sectores para parar a la derecha radical. Es una batalla cultural que Vox ha puesto en circulación desde su llegada al poder local y autonómico. El PSOE parte de una tesis: la extrema derecha ha sido la gran variable de la campaña electoral, esa narrativa va a dar sus resultados.

Creen que aflorará un cambio el próximo domingo diferente a los pronósticos. Sobre todo, argumentan en Ferraz, por la movilización de las mujeres jóvenes entre 25 y 35 años. En su opinión, esa va a ser la sorpresa. Esa y la conexión con los jóvenes. El éxito de la charla de Sánchez en el podcast de 'La pija y la quinqui' rompe esquemas y acerca más el personaje a la nueva 'generación Z' que mil entrevistas convencionales.

A partir de ahí, la contienda desciende a los matices. Los analistas describen que el apoyo a Vox es fuerte entre los hombres jóvenes más refractarios al feminismo, que pueden sentir una gran presión esta semana para volver al PP. Es un sufragio antisistema, pero también un voto que quiere sacar a toda costa a Sánchez del poder. En este contexto, la pelea de Sumar reproduce las históricas dificultades del espacio situado a la izquierda del PSOE para articular un proyecto atractivo. Ese es el desafío del laborismo de nuevo cuño que enarbola Yolanda Díaz.

Pero esta apuesta por el voto útil también puede afectar a Vox, lo que la jefa del Gobierno italiano llama la 'alternativa patriótica conservadora', un proyecto que hunde sus raíces en un imaginario radical de derecha con fuerza creciente en Europa. Es un grupo que en este momento puede sentir una atracción fatal por el voto útil del PP pero que encierra un componente muy reactivo que puede encender unos cuantos ánimos en la periferia.

En Euskadi y en Cataluña, desde luego, es una verdadera incógnita saber si el voto útil puede descolocar la estrategia clásica de los soberanistas. Lo único seguro es que, después del domingo, y pase lo que pase, nada será ya igual.