Un hombre camina junto a un cartel instalado en Jerusalén para felicitar la victoria de Donald Trump en las presidenciales de Estados Unidos. Reuters

Trump se enfrenta a su asignatura más exigente en el conflicto de Oriente Medio

Afronta su primera reválida internacional con la obligación de equilibrar la seguridad de Israel con la necesidad de alcanzar una paz duradera

Anje Ribera

Domingo, 10 de noviembre 2024, 21:49

La aplastante victoria que Donald Trump consiguió el pasado martes en todo el territorio estadounidense, unida al control casi total del Congreso, aventuran cuatro años de hegemonía doméstica, en los que el republicano podrá materializar sus programas sin oposición. No tendrá rival y tampoco los ... demócratas estarán validados para realizar demasiadas críticas. Un lago en calma por el que el mandatario navegará a favor de viento. Nada tendrá que demostrar. Las urnas han dejado claro que los norteamericanos están con él.

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Su reválida la tendrá en el exterior. Fuera de sus fronteras. Lejos de su casa deberá evidenciar que, como se espera del líder de la principal democracia mundial, es también capaz de conducir el planeta hacia una estabilidad ahora amenazada por conflictos bélicos, económicos y diplomáticos. Ese escenario será más complejo.

Su capacidad de estratega mundial tendrá que demostrarla sobre todo en Oriente Medio, que afronta una situación de complejidad sin precedentes y constituye su inmediato desafío. Su reto será gestionar las tensiones de una región vital para la estabilidad universal. El éxito radicará en gran parte en su ascendencia sobre Benjamín Netanyahu, que desde el 7 de octubre de 2023 ha demostrado que Joe Biden no le impone ningún respeto.

Trump y el primer ministro israelí han conversado por teléfono tres veces en los últimos días para fortalecer su alianza. El presidente electo ha pedido ampliamente el fin de la guerra. Hasta ahora lo ha hecho con la boca pequeña, pero es en este momento cuando tiene que demostrar que eran ciertas aquellas afirmaciones de campaña que aseguraban que acabaría con el problema de inmediato si volvía a la Casa Blanca. Nunca ha proporcionado un plan claro y se ha limitado a decir que acabará «con todas las guerras». Sin embargo su trayectoria controvertida y sus enfoques directos al margen de la diplomacia siembran demasiadas dudas.

En campaña prometió que acabaría de inmediato con el problema entre hebreos y palestinos si regresaba a la Casa Blanca

Netanyahu aceptaría cierta concordia con los palestinos a cambio de mayor libertad para confrontar con Irán

Cuando vuelva a sentarse el 20 de enero en el Despacho Oval podría ser tarde. Sus seguidores en el extranjero esperan ya una solución al conflicto entre hebreos y palestinos. Aunque Trump defiende su visión de 'American First (América Primero), todos esperan que de Washington salga el árbitro que alinee las piezas del ajedrez internacional. El aislamiento y la reducción de la colaboración con el exterior no son plausibles ni aceptables.

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Irán, en el punto de mira

Las conversaciones «buenas y muy importantes» entre el norteamericano y 'Bibi' pueden servir para que se reduzca la ebullición en Gaza y Líbano, trasladando el calor de la hoguera hacia Irán. La de los ayatolás es la amenaza que ambos consideran más peligrosa. El debilitamiento del régimen persa también supondría la oportunidad para la expansión hebrea por la región una vez vencidos sus aliados Hamás y Hezbolá. Por tanto, corresponderá a Trump equilibrar la seguridad de los judíos con la necesidad de alcanzar una paz duradera en Oriente Medio.

Todavía no hay visos para divisar ningún acuerdo en el horizonte. Las negociaciones parecen improbables y cualquier solución se adivina más factible desde una imposición de la Casa Blanca. Paz con palestinos a cambio de mayor libertad para confrontar con Teherán, una excepción, un régimen cada vez más aislado en un área del planeta que ya casi por entero mira hacia Occidente.

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El presidente electo deberá resistirse a su natural tentación de apaciguar la región a través de la fuerza

Siempre dentro de un escenario de apoyo incondicional a Israel, Trump deberá jugar un papel crucial. No se espera menos de él. Pero también está obligado a medir su respaldo para no alienar a otros socios de la zona, especialmente a los grandes productores de petróleo.

Será también el momento para poner fin a las posturas contradictorias que el republicano dejó ver en la campaña para cortejar a votantes judíos y musulmanes. Una solución del conflicto es urgente en un panorama complicado. La prolongación de la guerra no sólo tiene repercusiones locales sino también globales. Además hablamos de flujos de refugiados, obstáculos para el tránsito marítimo de mercancías, exportación de los disturbios a países del primer mundo... Trump está obligado a demostrar su habilidad para convencer de la que tanto presume.

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Su enfoque será, según confluyen muchos expertos en Oriente Medio, la consecución de la paz a través de la fuerza. Parece el camino más fácil en estos momentos de debilidad de Irán y todos sus satélites armados. Sin embargo, es una solución a corto plazo que no acabará con el problema sino que simplemente lo anestesiará. Cada vez son más las voces que insisten en la necesidad de una estrategia equilibrada que también reconozca los derechos y aspiraciones del pueblo palestino.

No parece recomendable, por tanto, que Washington reconozca un mapa ampliado de Israel, que anexione otro trozo de Cisjordania y contemple la presencia militar permanente en Gaza, añaden analistas defensores de una táctica más conciliadora y diplomática en un escenario en constante cambio.

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El multimillonario veta a los disidentes de su anterior Administración

Donald Trump no olvida y descarta contar con los miembros de su anterior equipo que no se mostraron fieles a su proyecto durante los cuatro años que pasó en la oposición. «No invitaré a la exembajadora Nikki Haley ni al exsecretario de Estado Mike Pompeo a formar parte de mi administración», escribió este domingo en su red Truth Social.

Haley, que fue la voz de Trump en la escena internacional ante la ONU durante dos años, se convirtió luego en la última barrera entre el expresidente y la investidura republicana, como su rival en las primarias antes de retirarse en marzo, mientras que Pompeo, exdirector de la agencia de inteligencia (CIA), alertó del riesgo de «caos» en caso de que Trump volviera.

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