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María Guardiola (5 de diciembre de 1977) persigue el objetivo de convertirse en la primera mujer presidenta de la Junta de Extremadura, pero ha dejado claro que no lo hará a cualquier precio. Al menos si eso implica renunciar a la hoja de ruta que ... la candidata popular había establecido antes de acudir a las urnas el pasado 28-M: encabezar un Gobierno en solitario y no incluir en él a un solo miembro de Vox.
La dirigente extremeña, de hecho, ha tratado de marcar distancias con los de Santiago Abascal desde el primer momento en que accedió a la presidencia del PP extremeño. Eso sucedió en julio del pasado año, cuando fue erigida baronesa en tiempo récord. Lo hizo siendo una gran desconocida para el público en general pero no en la política regional, donde ya había desempeñado diversos cargos.
En 2015 obtuvo el cargo de concejala en el Ayuntamiento de Cáceres, puesto que ha ocupado hasta este verano. Pero antes había ocupado la secretaria general de Economía y Hacienda de la Junta de Extremadura en 2012 y la secretaria general de Ciencia y Tecnología en la Consejería de Economía, Competitividad e Innovación en 2014 –responsabilidades que ejerció durante el Ejecutivo del PP que encabezó su antecesor, José Antonio Monago–.
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Razón por la cual muchos destacan su perfil técnico y su gran dominio sobre los datos, la economía y los presupuestos. Guardiola es licenciada en Administración y Dirección de Empresas (ADE) por la Universidad de Extremadura, –logró uno de los mejores expedientes de su promoción–, además de ser también diplomada en Ciencias Empresariales por la misma institución.
Muchos la apodaron la nueva «Ayuso extremeña» al inicio de su andadura al frente del PP extremeño, pero Guardiola dejó claro enseguida que no pretende imitar a ningún otro dirigente. Guarda una buena relación con el actual líder popular, Alberto Núñez Feijóo. De hecho, el político gallego fue clave en su ascenso.
Guardiola impulsó su candidatura cuando Pablo Casado aún era presidente nacional de los populares. Pero con la llegada del actual líder hubo quien pensó que la dirección nacional apostaría por un perfil distinto al suyo y con más experiencia. Algo que finalmente no sucedió. Feijóo le dio su apoyo y el otro candidato, Fernando Pizarro, retiró su candidatura para dejar vía libre a la actual baronesa popular.
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