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«Esta tragedia es peor que la pandemia para las empresas, porque no solo paralizan su actividad sino que han sido destruidas». Antonio Garamendi, presidente de los empresarios (CEOE), avisó esta semana de la gravedad de la situación, que no solo tendrá un impacto negativo ... a nivel provincial y regional, sino también en el conjunto de la economía nacional. La provincia de Valencia, donde se sitúan 75 de los 78 municipios afectados, representa el 5% del Producto Interior Bruto Nacional (PIB). Los 68 pueblos más afectados, en los que radican casi 50.000 empresas, representan un tercio del PIB de Valencia y la cuarta parte del empleo, según estimaciones de la Cámara de Comercio.
«El impacto directo e inmediato de la DANA es la destrucción de la capacidad productiva y de las infraestructuras», señala Joaquín Maudos, director adjunto del Ivie (Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas). La paralización de la actividad de esas empresas supone una caída inmediata de la producción, lo que afecta negativamente al crecimiento económico regional y nacional. Cuanto más se tarde en reconstruir la capacidad perdida (incluyendo las infraestructuras), mayor será el impacto en el crecimiento, advierte Maudos.
Precisamente la mortalidad empresarial es una de las principales preocupaciones en términos económicos. «La clave va a estar en si el tejido empresarial más afectado resurge o entra en quiebra o extinción», alerta Raymond Torres, director de Coyuntura Económica de Funcas. Los avales del ICO, los ERTE, las ayudas directas a pymes y autónomos, todo va enfocado a intentar mantener con vida el tejido empresarial y laboral de las zonas afectadas. A dar oxígeno a las empresas que han perdido maquinaria, existencias, cuyas naves industriales o comerciales siguen cubiertas por el lodo y que no podrán recuperar su actividad y sus ventas en un plazo que todavía es imposible calcular. En este desastre, la agricultura es uno de los sectores que más a sufrir porque los cultivos tardarán años en recuperarse y requerirá una ayuda específica.
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Los primeros cálculos de Esade hablan de unos 12.000 millones de euros en pérdidas materiales. Este es el impacto económico directo del desastre, pero habrá otro de 'segunda ronda', según explica Pedro Aznar, profesor del departamento de Economía de Esade. Para entender la magnitud del desastre, en años anteriores los daños de todas las catástrofes naturales ocurridas en el ejercicio se situaban entre 2.000 y 3.000 millones de euros anuales. «El impacto directo es claro, todos los que tenían una vivienda, una tienda o cualquier propiedad en la zona afectada la han perdido, así como infraestructuras de las ciudades como parques, alcantarillado, puentes... Eso tendrá una repercusión económica enorme en un primer momento», señala el experto.
No obstante, la destrucción de bienes no computa como reducción del PIB porque este solo mide el valor de los bienes y servicios producidos en el año (flujo), no el valor de los bienes y servicios que ya existían en la economía (stock). Es decir, que en el PIB solo impactará la producción, las exportaciones o el turismo que se pierda en el futuro por la destrucción de esas empresas o cultivos. Pero ese impacto negativo «se verá amortiguado por el impulso de actividad derivado de las medidas adoptadas para la reconstrucción», explica Maudos.
Algunas empresas verán aumentar su actividad, como las constructoras y todas las que de ellas dependen. El gasto corriente y las inversiones a realizar para reparar los daños causados por la DANA suponen un shock de demanda positiva que tiene un efecto multiplicador en muchos sectores de la economía. Pensemos por ejemplo en el sector de la construcción (hay que reconstruir puentes, carreteras, vías de tren, canales, viviendas, etc.), en los comercios (que venderán muebles, lámparas, vestimenta, electrodomésticos, etc.), en servicios varios (fontaneros, electricistas, albañiles...), en los concesionarios de coches (se han perdido 100.000 vehículos que habrá que reponer), hay 134.418 fincas afectadas y dañadas un total de 54.312 hectáreas, según datos de los registradores.
«Las ayudas dadas a la población amortiguan el impacto negativo, ya que los hogares deben realizar un gasto importante para rehabilitar sus viviendas. Lo mismo ocurre con las empresas, que tendrán que efectuar gastos corrientes e inversiones para volver a la normalidad», señala el director adjunto del Ivie.
Será «clave», apunta Aznar, ver cómo se comportan esas personas que han perdido todo o parte de su patrimonio y cómo cambian sus patrones de consumo de aquí a los próximos meses. «Sus decisiones de gasto e inversión se modificarán por completo», indica el profesor de Esade, que destaca que el comportamiento de las familias respecto a su gasto dependerá mucho de la percepción que tengan del grado de recuperación de lo perdido. «Si las indemnizaciones son generosas, pero sobre todo si son rápidas, habrá un efecto directo en la confianza del consumidor», subraya.
El desastre de la DANA no solo impactará en el PIB. También en el déficit público y en la deuda, aunque también se tirará de fondos europeos. Cada 1.600 millones de euros de más gasto público o de pérdida de ingresos (no se incluye la línea de avales del ICO) supone una décima más de déficit público (si no se reduce el gasto en otras partidas). Los 10.600 millones de euros anunciados hasta ahora por el Gobierno central, de los que 838 millones son ayudas directas para pymes y autónomos, podrían suponer hasta tres décimas más de déficit si no hay modificaciones presupuestarias. También la recaudación tributaria se verá afectada al aplazarse el segundo pago del IRPF, la exención en cotizaciones sociales, en el IBI (que el Estado compensará a los ayuntamientos) y en las tasas.
También las exportaciones, sobre todo agrícolas y en particular de cítricos, se verán mermadas. La Comunidad Valenciana supone el 10,2% del total de las exportaciones españolas y el 24% de las ventas al exterior de frutas y legumbres. El daño afecta a una parte importante de estas ventas.
A las ayudas anunciadas tendrán que seguir otras hasta restablecer la normalidad en las localidades afectadas, sobre todo en la 'zona cero'. La Generalitat valenciana ha calculado que el gasto necesario superará los 31.000 millones de euros¿Es necesario tener Presupuestos Generales del Estado para ello? Joaquin Maudos cree que no porque «los daños son excepcionales y exigen medidas excepcionales y con urgencia, no se puede espera a tener unos Presupuestos Generales». Por su parte, Raymond Torres considera que se necesitarán medidas para varios años y que eso justificaría aprobar unos Presupuestos para 2025.
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