Vista general del puerto de Nanjing, en el este de China, con miles de contenedores esperando a ser embarcados. AFP

Las restricciones nacionales frenan el 10% del comercio internacional

Globalización ·

El proteccionismo gana enteros por las tensiones en varias zonas y la falta de eficiencia de la OMC como árbitro mundial

Domingo, 5 de mayo 2024, 00:04

La economía internacional está probablemente ante una de sus encrucijadas más importantes de las últimas décadas. Tras las crisis financieras llegó la pandemia, luego la guerra en Ucrania y ahora el conflicto bélico en Oriente Próximo, con su repercusión negativa en el tráfico marítimo en ... el Mar Rojo –volcado ahora sobre la ruta sudafricana, llegando a suponer más de un mes de retraso y hasta un 170% de sobrecoste–, elementos que componen un escenario que han puesto en duda la globalización o, al menos su ritmo de avance.

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Es el diagnóstico en el que coinciden múltiples analistas de distintos países y las propias instituciones. «La incertidumbre y la inestabilidad están omnipresentes», ha advertido recientemente la nigeriana Ngozi Okonjo-Iweala, directora general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), el organismo nacido en 1995 para ser el árbitro –y, al mismo tiempo, impulsor– en esta materia pero que está ahora en cuestión.

Sus estadísticas revelan parte del problema, pues la tendencia a una mayor liberalización observada la última década parece torcerse ante la amenaza del proteccionismo. Aunque el último año sus Estados miembros adoptaron más medidas de facilitación del comercio que limitaciones (303 frente a 193, bajando el promedio mensual de éstas a 12, lejos de su récord de 36), el peso de las segundas es todavía abrumador. En concreto, al cierre de 2023 el valor del comercio internacional abarcado por restricciones ascendía a 2,48 billones de dólares, casi el triple que en 2017 y un 63% por encima de su nivel tras el estallido pandémico en 2020.

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25 medidas de facilitación

del comercio, la mayoría sobre importaciones, han adoptado de media al mes los Estados miembros de la OMC en el último año (diez menos que en 2022). En total, este impulso a la globalización frente a las restricciones ha abarcado 977.200 millones de dólares.

Ello supone que una décima parte de las importaciones mundiales de bienes y servicios (el 9,9%) se ven frenadas por esas cortapisas –India, Estados Unidos, Brasil, Argentina, Rusia y China encabezan la lista si contamos, además, otras medidas correctivas– y la covid tiene poca responsabilidad, pues un 85% de las reducciones que se aprobaron por ella se retiraron ya–. «Hay un claro problema por las constantes interferencias de la política en el comercio internacional, agravadas porque en muchos países predomina el comercio de Estado y no los criterios de libre competencia», advierte Antonio Bonet, presidente del Club de Exportadores e Inversores Españoles. A su juicio, parte de la solución llegaría con la «ineludible reforma en profundidad» que necesita la OMC –entre otras cosas, su órgano de resolución de conflictos está casi paralizado desde 2019–, cuya «autoridad moral ha disminuido».

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Lo cierto es que la política de bloques ha retornado en los últimos años, «algo muy difícil de reducir», señala Joaquím Clarà, profesor de Economía y Empresa en la UOC, quien no obstante apunta a la Agenda 2030 de la ONU para el Desarrollo Sostenible, junto a «la creciente tecnificación y digitalización de industria, modelos de negocio y procesos» –incluido el papel de grandes plataformas de comercio como Amazon, que mueve el 50% del mercado electrónico–, como posibles elementos mitigadores. Y este escenario, añade, con Europa en medio de las tensiones entre EE UU y China, «pone en duda su recuperación comercial».

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«Mucho que perder» en la UE

Los datos lo avalan. Si en 2023 las transacciones comerciales internacionales descendieron un 1,2% –eso en volumen, porque en términos de valor las exportaciones de mercancías bajaron un 5%–, en la UE duplicaron esa caída con creces (-2,6%) acusando todavía los altos precios de la energía y de los alimentos. «La zona euro tiene mucho que perder por la fragmentación del comercio, aunque en un mercado único más integrado podría mitigarlo», avisaba la Comisión Europea (CE) hace dos semanas en un documento debatido por el Eurogrupo.

Reforma pendiente

El órgano de resolución de conflictos de la OMC está casi paralizado desde 2019, aunque curiosamente los aranceles tradicionales se han reducido un 44% desde 1996

Los críticos, sin embargo, apuntan que Bruselas también está embarcada en esa nueva política industrial nacional que puede penalizar su comercio exterior, pues los fondos Next Generation –aunque a menor escala– serían una iniciativa similar a los paquetes multimillonarios de ayudas aprobados por Joe Biden y Xi Jinping en los dos grandes bloques. Asimismo, mientras trabaja en rearmar su mercado único y evitar deslocalizaciones de empresas, la CE busca controlar más las inversiones procedentes de terceros países de peso como Arabia Saudí, Rusia y la propia China.

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Curiosamente, pese al gran peso que mantienen las restricciones al comercio –según el Fondo Monetario Internacional (FMI) se multiplicaron por 12 desde 2012, al pasar de 245 medidas en el mundo a 2.950 en 2022–, el peso de los aranceles tradicionales aplicados por los miembros de la OMC se ha reducido un 44% entre 1996 y 2021. No obstante, el profesor Samer Ajour El Zein, vicedecano de EAE Business School, precisa que los aplicados a productos agrícolas aún «son en promedio tres veces más altos que los de los industriales. Así que el problema sigue».

Solo el 9% de las empresas españolas vende en el exterior

El sector exterior español presenta una doble cara que evidencia las discrepancias entre sus profesionales y el Gobierno. Para los primeros, el motor económico de las ventas a otros países empieza a griparse, tras haber perdido volumen (en unidades de producto y valor económico) el año pasado con un saldo final de 383.688 millones de euros en sus traspasos de bienes, un 1,4% menos que en 2022.

Para Antonio Bonet, presidente del Club de Exportadores e Inversores Españoles, junto a cuestiones exógenas como las crisis en varios puntos del planeta, entre las razones de esa «pérdida de dinamismo» están «la subida de nuestros precios y el peligro de que seamos menos competitivos en mercados importantes».

También incide en la «excesiva concentración» de la exportación en pocas empresas –las 1.000 más grandes suman dos tercios del total de las ventas–, el «desmedido» peso de sus operaciones en Europa (el 62% en la UE y el 75% en países vecinos) y que las exportaciones con alto contenido tecnológico apenas suponen el 8%, menos de la mitad que la media europea (17%).

A ello se une que solo el 9% de las empresas españolas vende sus productos y servicios en el mercado global, según datos de la consultora espcializada Iberinform. Incluso solo el 31% de las firmas nacionales opera en todo el Estado.

En la parte positiva, la sustancial reducción del déficit comercial –40.560 millones en 2023, un 43% menos– y que la tendencia se mantuvo en el primer trimestre. Así lo destacan desde el Gobierno ante las «incertidumbres y tensiones geopolíticas».

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