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«Baje los tipos de interés. ¡Ahora!». «Puede haber una desaceleración de la economía a menos que el Sr. 'Demasiado Tarde', un gran perdedor, baje ... los tipos de interés». Son solo dos de las frases con las que Donald Trump, a través de sus redes sociales, ha intensificado sus críticas contra el presidente de la Reserva Federal (Fed), Jerome Powell, en los últimos días.
Estos mensajes no han gustado nada al mercado y provocaron fuertes caídas en Wall Street y el dólar los días que se publicaron. Los inversores han mostrado tanta aversión al riesgo de la injerencia política en las decisiones de la Fed, que Trump se vio obligado a recular, asegurando que no tiene intención de despedir a Powell antes de finalizar su mandato, tal y como se rumoreaba en el mercado, pese a que la propia ley impide a la Casa Blanca esa posibilidad. Pero si algo han aprendido los operadores en los últimos tiempos es que con Trump cualquier evento es posible.
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El objetivo del republicano es que la Fed se apresure a recortar los tipos de interés –que se mantienen invariables en el 4,25%-4,5% desde diciembre– ante la evidencia de que sus propias políticas arancelarias conllevarán un frenazo de la primera potencia mundial. El problema es que la presión sobre el organismo –aunque haya reculado– supone un duro golpe a la confianza del mercado, ya muy dañada por los vaivenes comerciales del mandatario. «Un banco central politizado abre la puerta a una mayor inflación, tipos de interés más altos y una pérdida de confianza en el sistema financiero estadounidense», advierten los analistas de Morningstar en un reciente análisis.
«La intromisión política en la política monetaria puede dar lugar a ciclos de auge y caída que se traduzcan en una economía menos estable y puede dañar la credibilidad de cualquier futuro presidente de la Fed», añade Jack Janasiewcz, gestor de Natixis IM Solutions. «La banca central funciona sobre el principio básico de la confianza y ese daño conduciría a unas expectativas de inflación persistentemente más altas», añade.
En todo caso, la resistencia de Powell a bajar los tipos no se limita al 'tira y afloja' con Trump. Pese al respiro de marzo, cuando la inflación estadounidense se moderó al 2,4%, se espera que el IPC repunte en abril y mayo por la incertidumbre arancelaria. Y, sin datos macro que evidencien aún el riesgo de desaceleración, será difícil que la Fed baje tipos en su próxima reunión del 7 de mayo.
Algo distinto podría ocurrir en junio, cuando ya existan mayores evidencias sobre el impacto económico de los aranceles, en un momento en el que se podría dejar sentir una menor demanda de los consumidores que, al tiempo, se refleje en un mercado laboral más débil. Y ahí, en los datos de empleo, estará la clave de las próximas decisiones de la Fed, con varios de sus miembros –los más agresivos– abriendo la puerta ya a ese recorte en las tasas de referencia en verano.
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