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Era una auténtica fiesta. La perspectiva de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca desató una auténtica euforia compradora en Wall Street en ... 2024, con máximos continuados que parecían no tocar techo. Lo mismo con otros activos de riesgo como las criptomonedas o los gigantes tecnológicos, ávidos de las promesas de desregulación del por entonces candidato republicano. Pero la burbuja de la felicidad ha pinchado con la guerra arancelaria que esta semana ha vivido su punto álgido con el denominado Día de la Liberación.
La vuelta al proteccionismo ha desatado la desconfianza de los inversores y de los grandes fondos, que desde hace semanas han acelerado la rotación desde la bolsa estadounidense hacia la europea, provocando la mayor brecha de la última década, a favor del Viejo Continente. «EE UU se está quedando muy rezagado. Temas como la inflación persistente y las perspectivas económicas poco alentadoras están cobrando mayor relevancia en los mercados de capitales estadounidenses», apuntan los analistas de DWS.
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Por el fuerte peso del sector tecnológico, el índice Nasdaq ha sido el principal damnificado de esta 'fuga' con una caída de casi el 12% en el primer trimestre. El S&P también ha vivido su peor inicio de año desde 2022. Cifras a las que hay que sumar los desplomes sufridos esta semana, del 17% acumulado en el caso del Nasdaq.
Aunque las Bolsas europeas también han sufrido el arreón bajista, buena parte del dinero que ha salido de EE UU ha encontrado en Europa el respaldo de los estímulos anunciados en Alemania, con la mayor inversión esperada en defensa e infraestructuras. «Hace mucho tiempo que no se veía tanto entusiasmo entre los inversores institucionales por invertir en Europa», apuntaba el pasado viernes Ana Botín, presidenta del Banco Santander.
Según datos de Morningstar, desde el 14 de febrero hasta la semana que finalizó el 14 de marzo, los inversores europeos retiraron 2.852 millones de euros de fondos cotizados (ETFs) de bolsa estadounidense, frente a los 14.614 millones que llegaron a Europa. Para hacerse una idea del cambio, en todo 2024 estas estrategias captaron solo 11.910 millones en la región, frente a los 99.900 que se invirtieron al otro lado del Atlántico.
«El giro geoestratégico americano vuelve vulnerable el ciclo económico y eso ya empieza a afectar a las perspectivas de inflación, crecimiento y resultados corporativos», advierten los analistas de Bankinter, que tienen claro que no hay que dar nada por sentado. No sería la primera vez que Wall Street estornuda, contagia a Europa más tarde y, al final, el primero acaba recuperándose antes. Así que recomiendan andar con pies de plomo. «Es probable que la incertidumbre política persista durante meses y la volatilidad se mantendrá alta», añade Philipp Lienhardt, analista de Julius Baer.
No hay que olvidar que la Administración Trump también tendrá muy en cuenta el impacto de su estrategia en el consumo privado del país y en la inversión empresarial. Si el golpe es mayor al previsto, esto acabaría por dañar los beneficios de las cotizadas que, al final, es lo que realmente mueve los mercados. «Obviamente, a menores beneficios, menores valoraciones y evolución más modesta de las bolsas», apuntan los analistas. En este punto, las compañías ligadas al sector defensa y ciberseguridad se posicionan entre las más recomendadas, así como las de infraestructuras, azuzadas también por su elevado dividendo.
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