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Algunos países europeos -entre ellos España- comienzan a vislumbrar el final de la crisis inflacionista al registrar subidas interanuales inferiores al 2%, el objetivo de precios que marca el Banco Central Europeo (BCE) como recomendable. Pero el Fondo Monetario Internacional (FMI) sabe que ... de esta crisis los hogares no han salido indemnes, sino que se ha producido una pérdida de poder adquisitivo en las familias.
En un adelanto de su informe sobre perspectivas económicas que publicará la semana que viene en su asamblea anual, el organismo con sede en Washington indicó que tras la pandemia se inició una aceleración de los precios de bienes y servicios por el aumento de la demanda, que no se correspondió con la subida de los salarios, ni en Estados Unidos ni en Europa. En el capítulo titulado 'El gran ajuste: perspectivas del reciente episodio inflacionario', el FMI asegura que la inflación se aceleró rápidamente al terminar la pandemia pese a que la tasa de desempleo iba recortándose.
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«En la misma línea, la bajada de la inflación se fue produciendo con menos pérdida de empleo de lo esperado», indican los expertos del FMI, que inciden en que este no fue el caso de la curva de salarios, ya que los sueldos «no aumentaron de la misma manera que lo iban haciendo los precios». Por tanto, se ha producido una pérdida de poder adquisitivo de las familias que cuesta recuperar.
El organismo explica que los «aumentos repentinos» de precios en sectores específicos -como la alimentación o la energía- y su extensión a lo largo del tiempo fueron «una característica definitoria» del reciente episodio inflacionista. «Las presiones de precios surgieron antes y fueron más pronunciadas en el sector de bienes y en los que tienen mayor dependencia energética», apunta el FMI. En este sentido, el organismo reconoce que hay «poca evidencia» que relacione el aumento de la inflación con la fortaleza del mercado laboral.
Más bien, la subida de precios tiene su origen en los cuellos de botella de la oferta por las presiones de demanda tras la pandemia, indica el FMI en su informe, en el que asegura que la falta de capacidad en sectores de gran demanda (como los bienes duraderos al principio de la pandemia y el transporte durante la reapertura) «contribuyó significativamente a las presiones inflacionarias».
Como posibles soluciones a esta situación, el FMI indica que sería más conveniente ajustes a escala global que por países individuales, ya que una política conjunta puede reducir de forma más eficaz el precio de los bienes básicos, especialmente de las materias primas.
Además, el FMI asegura que los bancos centrales han «subestimado» la inflación cuando estaba aumentando y la han «sobreestimado» cuando ya estaba disminuyendo. En la pandemia, los bancos centrales de todo el mundo adoptaron políticas monetarias expansivas destinadas a estimular las economías y mantener la estabilidad financiera. Pero a medida que fueron surgiendo las presiones inflacionistas, los bancos pasaron a una política de endurecimiento financiero.
Una lección aprendida de esta crisis, explica el organismo, es que un ajuste monetario puede lograr una «marcada caída de los precios de las materias primas», pero «a expensas de una menor producción». Con el tiempo, la inflación se reducirá a medida que los precios de las materias primas flexibles disminuyan y otros precios también reaccionen a una política más restrictiva.
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