Un padre y su hija observan el escaparate de una juguetería. Efe

Las ventas de juguetes se resienten por lo delicado de las economías domésticas

Los fabricantes, por su parte, acusan también el sobreaprovisionamiento de la cadena comercial por los problemas anteriores de logística

Domingo, 7 de enero 2024, 07:41

«Un año de reajuste y de gestión». Es lo que desde el sector apuntaban hace apenas un mes como previsible balance para la industria juguetera en 2023 y lo que, ya concluida la decisiva campaña navideña, se ha confirmado. Pero sería algo peor de ... lo esperado pues el mercado nacional, lejos de compensar la caída de las operaciones internacionales, habría descendido un poco.

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La expectativa que manejaban desde la consultora especializada Circana era que las ventas en España mejorasen en un 1% las del año pasado o, al menos, las igualasen. Sin embargo, lo delicado de las economías doméstica han terminado echando por tierra esa previsión, hasta el punto de que en el conjunto del ejercicio se reducirían entre un 3% y un 4% pese a lograr una campaña navideña similar a la de 2022.

Los peores presagios los anticipaba la consultora financiera Fintonic, con un estudio entre las principales cadenas detallistas del país que apuntaba un descenso medio cercano al 9% en las ventas directas al consumidor en diciembre hasta Nochebuena. Una señal nada baladí considerando que se trata de un sector muy estacional, donde la mitad de su negocio se dirime entre dicho mes y la primera semana de enero, que por sí sola supondría el 11%.

La consecuencia de ello es que España seguirá siendo el único país de la UE donde el sector no ha recuperado aún la rentabilidad de 2019, lamenta la presidenta de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ), Marta Salmón, quien reivindica que se valore más a estos productos como un elemento educativo y de formación para los menores como se hace en el resto de Europa. En todo caso, ya advirtió días atrás que en un contexto económico adverso, «con dos guerras (Ucrania y Gaza) que añaden inestabilidad e incertidumbre, este año toca reajustar la situación».

Las exportaciones, peor

Pendientes de un cierre de balance que aún tardará unas semanas en llegar, la facturación de la industria juguetera el año pasado estaría en una horquilla de entre 1.630 y 1.650 millones de euros respecto a los 1.699 millones contabilizados en 2022 (+0,4%). Por segmentos, las ventas nacionales habrían bajado finalmente cerca de un 1%, mientras que las exportaciones habían caído alrededor de un 4%. No obstante, las importaciones se ajustaron dos dígitos (en torno al 12%) respecto a los 1.555 millones (+22,1%) del año anterior -las ventas a otros países se quedaron en 715 millones (+1,8%)-, lo que habría moderado algo el desfase en la balanza comercial.

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Es el cuarto ejercicio consecutivo que el sector -donde predominan las pequeñas y medianas empresas (suponen el 97% de su tejido societario y concentran el 83% del empleo directo, según la patronal)- no termina de alcanzar los resultados deseados, aún con un 2021 y un 2022 de recuperación pospandémica. Pero el miedo a los problemas arrastrados en la cadena logística y el consiguiente desabastecimiento hizo que se produjese finalmente el efecto contrario, un sobreaprovisionamiento de pedidos para los fabricantes que redujo algo las operaciones habituales en 2023.

-3%/-4% Ajuste apreciable

es la última horquilla que manejan en el sector para las ventas de juguetes en 2023, al no remontar lo esperado el mercado nacional, dejando la facturación de sus firmas en 1.630-1.650 millones de euros. Y las exportaciones descenderían en una medida similar.

Además, con un entorno internacional claramente complicado -fabricantes mundiales como Brandstätter (Playmobil) y Hasbro (Peppa Pig, Transformers o Monopoly, entre otros), despedirán al 17% (700 empleados) y el 29% de sus plantillas (1.900 trabajadores), respectivamente-, «los mercados europeos», clientes mayoritarios de la industria española, «han bajado su consumo de forma sensible», apunta Fernando Pérez, director general de Circana.

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El encarecimiento de los tipos de interés y de la inflación ha pasado una dura factura a las familias que han primado, en una mayoría, el coste sobre otros factores al comprar juguetes. Y eso que el sector ajustó sus márgenes casi al máximo para no subir los precios más de un 1%, tres veces menos que la tasa general.

Baja natalidad y gasto

Lo que pasa es que, además de los factores exógenos que también han perjudicado a otros sectores, la industria juguetera arrastra problemas estructurales. Uno de los principales se centra en la demanda: el descenso de la natalidad, pues España tiene uno de los promedios de hijos nacidos más bajos de la UE (1,2 apenas), y que además «los niños dejan de serlo a unas edades cada vez más tempranas», lamenta Pérez.

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El gran competidor son los dispositivos móviles y los videojuegos, apunta Eduardo Irastorza, profesor de EAE Business School, porque «siguen ganando cuota a los juguetes tradicionales y cada vez incluyen a más niños, que se inician ante las consolas con menos de siete años». Desde las empresas, un fabricante de artículos tecnológicos como Vtech aboga por «equilibrar diversión y aprendizaje» para atenuar los efectos de esa madurez prematura.

La histórica muñeca Nancy (Famosa) cumplió 55 años en 2023 y disparó sus ventas. R. C.

La receta del sector es ampliar la base de clientes, por ejemplo, con los 'kidults' donde los consumidores mayores de 18 años aumentaron más de un 7% en 2023. Parte de la solución también pasa por elevar el gasto medio por persona, «actualmente de 2011 euros por niño lejos de los 331 de Francia o los 389 de Alemania», apuntan desde Circana.

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El mercado de licencias puede contribuir a ello, con una penetración en España del 31,5%, cuatro puntos más que el promedio europeo. Aunque sin olvidar a clásicos como la histórica muñeca Nancy, que oficiosamente ha mejorado sus ventas un 15% el año pasado en su 55 aniversario -su hermano Nenuco cumplió 45 años en 2022- consolidando así a Famosa como primer fabricante en el mercado nacional (9,4% de cuota), por delante de Mattel (9,2%), Hasbro (8,4%) y Lego (7,6%).

Los 'kidults' ya cuentan con un espacio específico para sus productos en muchas tiendas. R. C.

'Kidults', de tendencia friki a elemento clave del mercado

La pandemia supuso un golpe para todos los sectores, también el de los juguetes, pero aquí se abrió la puerta a un nuevo foco de demanda entonces incipiente. Los 'kidults' (palabro que mezcla las voces inglesas para niño y adulto) han pasado de ser una tendencia friki o solo 'vintage' a un elemento clave del mercado: exigen más calidad, aunque tienen mayor poder adquisitivo y sus compras no son estacionales.

En España suponen ya una cuarta parte de las ventas -se nutren sobre todo de la generación X (nacidos entre 1969 y 1980)- como en EE UU y la presidenta de la patronal de jugueteros (AEFJ), Marta Salmón, los considera «un 'target' fundamental», pues representan un nicho específico para muchas marcas y, además, su crecimiento es «escalonado». Fernando Pérez, director general de la consultora especializada Circana, abunda en esa idea: «es un segmento que aún puede crecer mucho (en 2023 lo harán un 7%) y presenta oportunidades casi ilimitadas para fabricantes, dueños de licencias y minoristas».

En 2022 las ventas para 'kidults' alcanzaron los 4.600 millones de euros (el 28% del mercado) entre España, Reino Unido, Francia, Alemania e Italia. Pero más importante todavía es la tendencia al alza: desde 2019 sus operaciones comerciales se han incrementado en 1.000 millones, mientras que las compras de juguetes para niños se han reducido en 200 millones.

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