El presidente de Sidenor emerge como socio industrial para liderar Talgo tras la fallida opa

Las mismas fuentes han indicado que el Gobierno vasco ya ha comunicado también al empresario que estaría dispuesto a acompañarle en la operación, siguiendo así el principio fijado públicamente por el lehendakari, Imanol Pradales. Este último señaló la disposición de la Administración vasca a participar en el futuro accionariado de Talgo -que tiene una de sus dos factorías de producción en la localidad alavesa de Ribavellosa-, pero condicionado a que hubiese un socio industrial que garantizase el proyecto. Jainaga ha señalado al Ejecutivo autonómico su deseo de ser el único socio industrial en la operación, si bien se haría acompañar de otros inversores financieros, para dar estabilidad al accionariado de la compañía.

De este modo podría materializarse la solución al principal problema que bloquea la toma de decisiones en Talgo: la propiedad de la compañía. Resuelta la gobernanza con un socio industrial, habría también un liderazgo para afrontar el apremiante refuerzo de su capacidad fabricación. Y es que la actual cartera de pedidos, con más de 4.000 millones, asfixia a Talgo.

La apuesta del presidente de Sidenor refuerza, además, el carácter vasco de la operación. Un criterio que el Ejecutivo autonómico señaló como determinante para consolidar el «arraigo» de la compañía, que tiene dos centros de producción, el de Álava y otro en Las Matas (Madrid). Si bien, las instalaciones más grandes y con más empleados -700 trabajadores- están en Euskadi. No obstante, la sede social de Talgo está situada en la capital de España. Así, la operación podría contemplar un retorno de especial valor simbólico.

Pero queda por ver el final de la negociación. El planteamiento pasa por una compra como máximo del 29,9% de las acciones que tiene Trilantic en Talgo. Un detalle relevante, ya que al no alcanzar el 30% evitaría al industrial vasco y sus socios hacer una opa por el 100% de Talgo.

Trilantic controla ese 29,9% de la compañía con una sociedad compartida con la familia Oriol y Juan Abelló. Ha estado exigiendo hasta ahora 5 euros por acción. Es el precio que los húngaros pusieron encima de la mesa y que supondría valorar la participación del fondo inversor en torno a los 180 millones de euros.

Sin embargo, la cotización bursátil de Talgo ayer cerró este lunes a 3,32 euros, lo que deja el precio de esos títulos en 123 millones. Esas son las líneas que marcan el terreno de juego, un espacio en el que también pesa la capacidad de influencia del Gobierno de España con las sanciones de Renfe a Talgo.

En las últimas semanas la situación del fabricante de trenes ha generado mucha preocupación institucional y empresarial en Euskadi. Además del Gobierno vasco, el diputado general de Álava, Ramiro González, ha estado contactando con numerosos empresarios para buscar al socio industrial necesario. Entre ellos, con el presidente de Aernnova, Iñaki López de Gandásegui.

Este lunes, además, se conoció que el Gobierno de Polonia, liderado por Donald Tusk, trasladó su interés por Talgo a Moncloa. El Estado polaco ya controla la empresa ferroviaria Pesa, con la que Talgo firmó el pasado mes un acuerdo para participar juntos en licitaciones polacas.