Ocho de cada diez consumidores (el 83%) de la Generación Z (aquellos que hoy tienen menos de 28 años) ven bien adquirir objetos de alta gama usados, según la consultora especializada Bain & Company. Un cambio de tendencia que viene motivado, aparte de razones económicas por ... su poder adquisitivo aún reducido en términos generales, por una apuesta de la población más joven a favor de la sostenibilidad y de la economía circular con el fin de mitigar el impacto medioambiental de la industria.
Ese mismo informe cuantifica en 45.000 millones de euros el peso en 2023 del mercado de productos de lujo usados tras crecer un 4% –Europa supone entre el 40% y el 50%, seguida de EE UU–, de los que el 80% corresponde a relojería y joyería. En este sentido, según la consultora Boston Group, más del 30% de los relojes de alta gama vendidos en 2026 serán de segunda mano –varias firmas del ramo ya han creado sus propios servicios 'pre-owned' para dar una segunda vida a piezas cotizadas que tuvieron antes otro dueño- , un negocio que en la moda ya supone una cuota de más del 5% en sus ventas globales.
Lo 'vintage', en ascenso
Dicho estudio apunta que el 70% de los compradores de segunda mano hicieron sus primeras inversiones en lujo con productos 'vintage'. Es un nicho de mercado que, según Bain & Company, puede generar de media el 20% de los ingresos anuales de una firma de alta gama en 2030 –«son artículos que les permiten expresar su individualidad y estilo de una manera distinta», explica Cira Cuberes, socia de dicha consultora-. «Y eso implica transformar el ADN y la cultura corporativa del negocio desde la producción hasta la comercialización del producto», apunta Xandra Falcó, presidenta de Círculo Fortuny, el mayor emisor de datos sobre el mundo de la alta gama en España.
Dentro de esa gusto creciente por prendas de vestir y objetos de otra época predominan los que copian la moda de los años 80 y 90, e incluso en algunos casos de los años 50 del siglo pasado. Tampoco hay que olvidar, dentro de este auge de la segunda mano en el ámbito del lujo –los expertos calculan que en 2025 se pueden superar los 50.000 millones de euros facturados a un ritmo de crecimiento anual esperado de, al menos, el 5%-, las preferencias por piezas ya descatalogadas o de las que se han hecho series limitadas.
Las propias plataformas de compraventa 'online' se han sumado a este movimiento ante el interés creciente de los consumidores. Por ejemplo, Vinted, una de las mayores, ha publicado un informe de tendencias en este ámbito que revela que Louis Vuitton, Chanel y Gucci son las marcas más demandadas, seguidas de Hermès, Dior, Saint Laurent y Prada. Por su parte, el gigante del comercio electrónico Amazon se ha unido a la empresa familiar de reventa de artículos de lujo Hardly Ever Worn It para vender colecciones de forma conjunta.
En plataformas de compraventa las marcas más demandadas son Louis Vuitton, Chanel y Gucci, seguidas de Hermès, Dior, Saint Laurent y Prada
Los modelos alternativos de consumo como el alquiler, el pago por uso o la segunda mano, entre otros, «están contribuyendo a democratizar el mercado de alta gama, facilitando a nuevos perfiles de consumidores, especialmente entre las generaciones más jóvenes, nuevas formas de acceder y disfrutar de sus marcas favoritas», valora Enrique Porta, socio responsable de Consumo de KPMG en España.
«Educar al consumidor»
El reto para las empresas del lujo es aprovechar ese interés al alza por los productos usados para mitigar el impacto negativo de las falsificaciones. Solo en España generaron 5.700 millones de euros en pérdidas y 44.700 puestos de trabajo destruidos durante el último año en todo tipo de artículos –en 2022 se intervinieron 2,66 millones de artículos falsos (casi el 74% de moda y complementos) por importe de 121,65 millones de euros-, cifras que en el conjunto de la Unión Europea se elevaron a casi 50.000 millones y cerca de 416.000 empleos que se dejaron de crear.
Sin bajar la guardia en la lucha legal, Neus Soler, profesora de Economía y Empresa de la UOC, aconseja «educar al consumidor» tanto para que «entiendan mejor el riesgo que asumen» –España es el segundo país de la UE que más productos falsificados compra de forma intencionada, según la Oficina Europea de Propiedad Intelectual (EUIPO), sobre todo entre menores de 24 años- como para que «comprendan el valor diferencial que ofrecen las empresas».
A su vez, marcas como Cartier, Gucci y Rolex, entre otras, «han implementado medidas innovadoras para tratar de frenar las falsificaciones», apunta Tatiana Valoira, directora del Master en Fashion & Retail Management de EAE Business School. Así, de un lado, han creado sus propias etiquetas de autenticidad para facilitar la identificación de sus productos. Y, por otro, han establecido programas para certificar sus artículos de segunda mano y así «restaurar la confianza del consumidor».
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.