La recuperación del mercado chino disparará las mejores previsiones del sector del lujo

Así, pese a bajar sus ventas un 26% en el primer año de la covid, la industria del lujo mejoró un 12% en 2021 hasta ingresar 1,15 billones de euros y en 2022 logró un crecimiento adicional del 20% para sumar 1,38 billones –353.000 millones en bienes y artículos personales–, cifra récord que superó sus cuentas precovid. Aunque lo mejor está por llegar, avisan Claudia D'Arpizio y Federica Levato, socias de la consultora global Bain & Company. «Este mercado parece estar mejor preparado para afrontar una posible crisis económica global como la de 2008-2009», afirman. De hecho, prevén que siga «expandiéndose, al menos hasta 2030».

Otros expertos abundan en ello, como Josep María Catalá, profesor de Economía y Empresa en la UOC, para quien este sector podría «llegar a un crecimiento de hasta el 60% comparado con 2022». Y en ese camino, además de China –donde surgieron 180 millones de consumidores de lujo entre 2014 y 2022–, «han ganado importancia el Golfo Pérsico, el Sudeste Asiático e India», señala Xandra Falcó, presidenta de Círculo Fortuny –asociación de referencia de la alta gama en España–, que añade dos apuntes: el gasto del consumidor de lujo indio casi se cuadruplicará de 2022 a 2030 y ese país es ya el cuarto del mundo con más millonarios.

«Para atraer estos mercados –apunta Falcó–, España debe traccionar el gasto del visitante de largo recorrido hacia nuevos subsectores». En 2022 recibió seis millones de turistas de alto impacto (6.5% más) -entre 2015 y el año pasado su afluencia ha crecido un 20%, según un informe de la consultora McKinsey para Círculo Fortuny- que generaron un negocio de 20.000 millones de euros, casi el 1,9% del Producto Interior Bruto (PIB) frente al 0,9% de media que supone en Europa. De hecho, el turismo de alta gama ha aumentado sus ingresos a nivel nacional entre un 5% y un 8% anual en los últimos seis años, duplicando prácticamente la tasa de incremento del turismo tradicional, aunque en términos absolutos esos viajeros de lujo solo representan el 6% de los que visitan España.

La consultora especializada Bain & Company no se olvida tampoco de las economías emergentes de África como mercados emisores. Según su último estudio, allí el aumento potencial de consumidores de alta gama sería de diez millones en la presente década (un 5% más), frente a 25 millones entre los asiáticos (15% más) y 40 millones en los de origen indio (20% más). Aunque la recuperación de China, que desde 2014 a 2022 incrementó un 40% sus clientes de este tipo de productos y servicios, será un factor clave después de que el año pasado este mercado selecto se contrajera en el Gran Dragón por vez primera en el último lustro. Lo hizo un 10% por los confinamientos de la covid –hasta enero pasado no reabrió sus fronteras tras 33 meses de duras restricciones– y la caída de la confianza de sus consumidores. Las divisiones más afectadas fueron los relojes de lujo, la ropa y el 'lyfestyle', con caídas del 25%.

Este año se prevé que casi 20 millones de chinos harán viajes internacionales, cifra estimable aunque apenas una octava parte de los 154 millones de compatriotas suyos que hicieron lo mismo en 2019 gastando 254.600 millones de dólares, el 17% del total mundial, según la Organización Mundial del Turismo (OMT). Y el PIB de la segunda mayor potencial mundial crecerá en 2023 un todavía modesto 5%.

España, segundo destino turístico internacional, aspira a elevar el peso de los viajeros chinos (699.000 antes de la pandemia, el 0,8% del total), pues su gasto medio por persona era muy alto:_2.500 euros, el doble que británicos y alemanes. «Cuanto mayor sea la evolución hacia la alta calidad en todos los sectores (desde los viajes a la gastronomía pasando por el 'retail', la cultura y el ocio), mejor será el impacto económico –afirma Ramón Solé, director del MBA Luxury de EAE Business School–. Elevar la oferta de lujo es la dirección para ser más competitivos como país». Dos datos apuntarían que se va en la buena dirección: las ventas de viviendas de lujo (más de dos millones de euros) se dispararon un 55% en España en 2022 -según datos de la aseguradora Hiscox- y el número de hoteles de cinco estrellas aumentó un 27% desde 2015, de manera que han protagonizado ocho de cada diez aperturas en los últimos cuatro años.

A priori, la diferencia de precios entre ambos mercados y, en general, entre la UE y China, podría ser un lastre por el fuerte aumento de la inflación europea debido a la guerra en Ucrania. Sin embargo, dentro del lujo no supone un problema tan importante «por su comportamiento inelástico, es decir, que aunque sus precios suban los consumidores seguirán comprándolos al no ser su primera variable a considerar», explica el profesor Catalá. Incide en ello Enrique Porta, socio responsable de Consumo y Distribución de KPMG en España, que añade tres conceptos que caracterizan al sector: «la exclusividad, la gestión de la escasez y la aspiracionalidad». En todo caso, sí ha habido «una ligera disminución en la rentabilidad», apostillan D'Arpizio y Levato.

Por subsectores, desde la pandemia los que más han crecido dentro del lujo han sido el de muebles y diseño (un 24% más), vinos y licores (26%), aviones y yates (12%) y 'gourmet'-restauración (8%), señala la presidenta de Círculo Fortuny. Y apunta otro hecho a tener en cuenta: «las redes sociales han democratizado el lujo», donde el avance progresivo del comercio electrónico le llevará a alcanzar una cuota del 30% en 2025. Aunque los expertos apuestan más por una experiencia mixta para el cliente ('phydigital') entre lo físico y la web.

También está ganando peso como tendencia el llamado lujo discreto ('quiet luxury'), «donde se premia y se paga la calidad y excelencia del producto, aunque sin estridencias innecesarias», explica Enrique Porta. «Esto lo hace reconocible -añade- solo para los entendidos o iniciados». En este sentido, algunos expertos lo ven ya como una forma de distinguir a los denominados nuevos ricos de las altas rentas tradicionales. Al mismo tiempo, por parte de las nuevas generaciones está aumentando el recurso a otras fórmulas menos onerosas para acceder a sus marcas favoritas como el alquiler, el pago por uso o incluso la segunda mano, y no solo por razones económicas sino también de sostenibilidad social.

Los inversores, en todo caso, confían en la fortaleza de la industria del lujo -la apertura de tiendas de gama alta en Europa se elevó un 77% en 2022 (su cuota mundial es ya del 23%, solo detrás de China), según la consultora inmobiliaria Savills- y la mantienen en máximos bursátiles. El índice S&P Global Luxury, que analiza a 80 firmas destacadas del sector, se ha revalorizado un 39% en los últimos doce meses. Y el selectivo Stoxx Luxury, que reúne a las diez mayores empresas de alta gama, lo ha hecho un 63%. El ejemplo más claro es el grupo LVMH, dueño de marcas como Louis Vuitton, Dior, Loewe, Bulgary o Tiffany's. A finales de abril pulverizó el récord europeo de cotización superando el medio billón de dólares; hoy ronda los 447.200 millones, un 47% más que hace un año.