Salvador Arroyo
Bruselas
Lunes, 20 de enero 2020, 01:05
La vicepresidenta del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, ha presentado este lunes al Eurogrupo las líneas generales que van a marcar la política económica del nuevo Gobierno de coalición. Por primera vez desde que ha asumido ese doble rol ... en el Ejecutivo de Pedro Sánchez, Calviño se encontró con sus colegas en Bruselas para defender que España seguirá siendo responsable con el pacto de estabilidad. Y también disciplinada con el gasto, siempre y cuando éste sea compatible con los objetivos «de crecimiento y creación de empleo» que se marca Moncloa.
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De entrada, Calviño remarcó que la senda de reducción del déficit público en vigor «no es realista» por emanar de unos Presupuestos, los de 2018, que se han tenido que prorrogar en hasta tres ocasiones. Aquellas cuentas fueron diseñadas por Cristóbal Montoro (PP). Y se han 'estirado' sistemáticamente por la ausencia de un gobierno estable.
Así que la ministra parece tener claro que su razonamiento es lo suficientemente objetivo como para conseguir convencer a sus socios y a la Comisión Europea de que España merece unas condiciones más flexibles. «La senda se planteó para los Presupuestos de 2018 y ahora no es realista. Lo hemos dicho desde el principio; no se corresponde con la realidad económica y fiscal de nuestro país. Vamos a trabajar por una senda creíble y realista», insistió.
El recorte del déficit que iba vinculado a esos Presupuestos se sitúa en el 1,7%. Pero una vez que España salió del procedimiento por déficit excesivo (llevando sus números rojos por debajo del 3% del PIB) las cosas cambian. Para evitar desviaciones drásticas, la Comisión Europea exige una reducción del 0,65% (tajo que se traduce en 7.800 millones). Pero existe un margen de transigencia al que España pretendería acogerse: la posibilidad de 'salirse' de las recomendaciones de Bruselas hasta un 0,5% del PIB en dos años.
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De momento no se confirma que esa vaya a ser la vía de solución. Pero los principios fiscales europeos lo permiten, así que es la más probable. El Gobierno insiste en su compromiso con las reglas comunitarias de déficit y deuda publica. Cumplirá, pero dentro de un orden. Porque esas premisas deben cuadrar «con los objetivos de crecimiento y de creación de empleo», dicen. Así que en ese equilibrio está la clave del acuerdo. Y se trabajará de forma simultánea preparando «cuanto antes» el nuevo Presupuesto y con el «diálogo constante» con el equipo de la presidenta Ursula von der Leyen para ajustar gasto con posibles nuevos niveles de flexibilidad.
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Una labor de persuasión que ya ha comenzado en primera persona. Antes de participar en el Eurogrupo, Calviño se entrevistó con Valdis Dombrovskis, responsable del Euro; Paolo Gentiloni, el comisario de Economía; y con la vicepresidenta y titular de Competencia, Magrethe Vestager. «Primeros contactos» en los que recibió la «felicitación» por la formación del nuevo Gobierno.
El comisario de Economía se mostró receptivo a las pretensiones de España sobre el déficit. Aseguró que la Comisión siempre tiene «flexibilidad». «Tenemos que atender al programa de gasto público, pero con una actitud positiva de diálogo».
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