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Banco Sabadell esta dispuesto a agotar todas las balas para entorpecer la opa hostil lanzada a sus accionistas por parte de BBVA. Fuentes cercanas al proceso apuntan a que la entidad ha puesto en marcha toda su maquinaria jurídica y de asesoría legal para escudriñar ... cualquier resquicio legal que permita complicar la operación.
De ahí el movimiento del jueves por la noche cuando, en una acción muy poco frecuente en este tipo de procesos, el banco advirtió ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que BBVA podría estar violando la ley de opas con la información facilitada a analistas e inversores durante el día para explicar los términos de su oferta.
Banco Sabadell acusa a BBVA de ofrecer «datos incompletos que pueden afectar al mercado». Pero tampoco detalla lo que solicita comprobar. De hecho, el documento no ha llegado a los registros del organismo como una denuncia argumentada, sino como un hecho relevante. Y esto no suele suceder con este tipo de quejas que, según explican fuentes financieras, suelen ir acompañadas de justificaciones más detalladas.
En todo caso, desde la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) confirman a este diario que, una vez recibida, sí analizarán la queja de Sabadell, aunque fuentes del mercado aclaran que el requerimiento no impedirá que la operación siga adelante y que, si la CNMV exige alguna aclaración al banco presidido por Carlos Torres, se realizaría como ocurre en este tipo de circunstancias.
Mientras, en el mercado valoran que «este tipo de movimientos pueden contribuir a ganar tiempo» para convencer a los accionistas e incluso «agitar la sensibilidad negativa» que ha despertado el proceso en buena parte del ámbito político y empresarial la decisión de BBVA. Y es que la entidad, consciente de que el camino para llevar la posible fusión a buen puerto será largo, sigue trabajando en la confección del folleto oficial de la oferta.
Aunque el banco dispone del plazo de un mes para presentar ese folleto, los trabajos están avanzando ante la dinámica que está marcando la operación. Cuando ese documento se registre en el supervisor bursátil, se bloqueará el margen de movimiento del Sabadell, como marca la ley de opas. Pero hasta entonces, la entidad con sede en Alicante sigue intentando convencer a sus accionistas de que sacarán mayor partido si se mantiene en solitario.
Es más, fuentes del proceso indican que, si nada cambia y BBVA no mejora su oferta, el consejo de Sabadell recomendará rechazarla. Y, aunque la decisión final será de los accionistas, por lo general, los minoritarios suelen seguir las recomendaciones del consejo. Y aquí se juega mucho BBVA.
Para salir adelante, la opa debe contar con el visto bueno del 50,01% del capital. Y los minoristas de Sabadell suponen ya un 48% del mismo. En total, 200.379 accionistas particulares a los que no será fácil convencer. No solo por la recomendación negativa que previsiblemente dará el consejo de Sabadell. También porque, de todos esos inversores, un 79% son clientes del banco catalán con sus acciones depositadas en la entidad. Algo que, según indican fuentes del mercado, «demuestra su fidelidad a la entidad». Apuntan también a las distintas sensibilidades de ese grupo de accionistas, donde un 36% se encuentran en Cataluña; territorio en el que el plan de BBVA ha levantado muchas ampollas.
En el lado de los institucionales, BlackRock es el máximo accionista de Sabadell con un 3,62% del capital. Y también es el principal de BBVA, con un 5,91%. Ambas entidades comparten a más fondos en su estructura accionarial, con pesos que varían de una a otra.
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