El Ministerio de Agricultura y las principales asociaciones del sector (COAG, UPA y Asaja) «avanzan» en las negociaciones para llegar a un acuerdo con el que plasmar las medidas que el Gobierno pueda tomar a corto y medio plazo, tratando con ello de calmar las protestas de los profesionales del campo ... . No obstante, las conversaciones caminan con lentitud y sin visos de que esas mismas organizaciones -similares en representatividad a los sindicatos en el ámbito laboral- desconvoquen su propia tractorada sobre Madrid, prevista para el lunes próximo.
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En todo caso, las buenas perspectivas se han instalado en esas negociaciones, que se están desarrollando con mucho sigilo aunque con la mirada puesta en las manifestaciones convocadas por otras partes del sector, como Unión de Uniones -asociación creada en 2008-, responsable de la marcha que bloqueó este miércoles la capital con 500 tractores, aunque sí estaba autorizada a diferencia de muchas de las protestas implementadas por la Plataforma 6F, desarrollada en redes sociales. Asaja, COAG y UPA son «optimistas», según apuntan a este diario fuentes de la negociación, respecto a la posibilidad de alcanzar un acuerdo con Agricultura en las próximas jornadas.
Eso sí, cualquier pacto que se pueda alcanzar pivotará sobra la base del paquete de actuaciones que el titular de Agricultura, Luis Planas, les presentó a estas organizaciones la semana pasada. Entre otras cuestiones, puso sobre la mesa la voluntariedad del uso del cuaderno digital para acceder a las ayudas de la Política Agraria Común (PAC) y un reforzamiento de la ley de la cadena alimentaria para que los agricultores no vendan a pérdidas sus productos. También prometió defender ante Bruselas la simplificación de sus trámites administrativos y controlar más las importaciones de terceros países, como Marruecos, Sudáfrica o varios de América Latina.
Por eso, sea cual sea el resultado, no habrá fumata blanca al menos hasta bien entrada la próxima semana. Antes de presentarlo y rubricarlo, Planas tiene que asistir al consejo de ministros de agricultura de la Unión Europea que se celebra el próximo lunes en Bruselas. Será una cita crucial para los Veintisiete. Tanto es así que está previsto que acuda la propia presidenta de la Comisión (CE), Ursula von der Leyen, en lo que constituirá un gesto infrecuente de compromiso con el sector primario, levantado en manifestaciones desde que a principios de año los agricultores franceses encendieran la mecha con sus protestas por todo el país.
691.581
Es el número de cotizantes a la Seguridad Social afiliados hasta diciembre del año pasado en el Sistema Especial Agrario. En el régimen general, 78.784 personas se han dedicado a actividades relacionadas con la agricultura, la ganadería, la caza, la silvicultura y la pesca.
En ese cónclave, el ministro de Agricultura tiene la intención de presentar algunas de las propuestas que ha comunicado a las organizaciones del sector. Sin embargo, su aplicación final depende ahora de lo que acuerden los Estados miembros de la UE.
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Con sus propuestas, y sobre todo con la relacionada con la digitalización de las labores en el campo, Planas ha optado por seguir el camino que comenzó a recorrer Bruselas. Fue cuando la CE anunció la semana pasada la retirada del proyecto para reducir el uso de pesticidas, herbicidas e insecticidas químicos que se usan en la UE hasta 2030.
Era otro de los puntos de fricción con los agricultores -sobre todo los franceses, cuyas movilizaciones más fuertes fueron en enero-, ante los que las autoridades comunitarias parecen ahora decididas replegar velas. No se trata tanto de una marcha atrás, sino de un cambio de orientación y tiempos en todo lo que implican las políticas climáticas vinculadas a la agricultura. En la Comisión son conscientes del impacto que están teniendo muchos partidos políticos en toda Europa con estas cuestiones y su respaldo entre los agricultores.
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La duda que ronda al Ejecutivo en general, y a Agricultura en particular, es el devenir de las movilizaciones de los agricultores en España una vez se pueda llegar a un acuerdo con las principales asociaciones. Porque buena parte de las protestas están convocadas por otras ajenas a ellas y desde las redes sociales, aunque su efectividad de cara a la opinión pública y sus apoyos sociales están siendo importantes, como demostraron este miércoles en Madrid y llevan protagonizando el último mes.
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