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El aceite de oliva se ha convertido en un producto de auténtico lujo que ha hecho saltar por los aires el presupuesto que las familias destinan a la cesta de la compra. Tras una escalada sin precedentes del 54% en 2023, el precio del ... oro líquido se ha encarecido otro 10% en los dos primeros meses del nuevo ejercicio, según los últimos datos del INE.
De hecho, si se toma como referencia la comparativa interanual, el litro de aceite costaba un 67% más en febrero de este año que en el mismo mes de 2023. Y el problema es que, aunque el precio en origen se ha moderado en las últimas semanas, el mercado descuenta que los altos niveles de precios se mantendrán en los lineales de todos los supermercados, al menos, hasta bien entrado el verano.
«Pese a las recientes lluvias que han ayudado a suavizar el impacto de la sequía y de las altas temperaturas en los olivares, este año se ha cerrado con una producción de 830.000 toneladas, la cuarta peor cosecha del siglo XXI en nuestro país», explica Cristian Castillo, profesor de Estudios de Economía y Empresa de la UOC. «Si a esto le sumamos que la campaña anterior fue la peor del siglo, encontramos los motivos de la escalada del precio, con una alta demanda y una producción escasa», añade el también experto en logística y producción.
830.000 toneladas
Las recientes lluvias serán insuficientes para compensar la cuarta peor cosecha del siglo en nuestro país
El riesgo es que gigantes del sector ya anticipan que la disponibilidad total de aceite será prácticamente la misma en la nueva campaña. Según estimaciones de Solunion España, las existencias de inicio alcanzarán tan sólo 257.000 toneladas en la nueva temporada, un 48% menor que la media de las cuatro últimas campañas, «por lo que el nivel de importaciones tenderá a aumentar para poder abastecer la comercialización».
«La campaña anterior fue baja en producción, pero el nivel de existencias iniciales era significativamente mayor, 77%, al que se enfrenta ahora el sector, un contexto nunca visto con un volumen esperado muy bajo», añade María Ángeles Piñero, analista de la firma.
Deoleo, fabricante de marcas como Carbonell y Hojiblanca, lleva tiempo denunciando que el encarecimiento de la materia prima y la caída del rendimiento de los olivos, además de fuertes desequilibrios en la cadena de valor, en la que, por ejemplo, el coste de producción de un kilo de aceitunas ha pasado de 1,2 euros a 1,8 euros en los procesos superintensivos. Y en la producción tradicional (la que se da en alta montaña, con terrenos de no más de 200-300 olivos) ha pasado de 2,7 a unos 3,2 euros en cuatro años.
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Esto influye sin duda en que la botella de aceite que en 2019 costaba entre 2 y 3 euros, se pague ahora 10 euros en prácticamente todos los lineales de los supermercados. Un juego en el que también han entrado de lleno las marcas blancas. «Durante 2023, se produjo un mayor incremento en el precio medio de las marcas blancas frente al de distribución, por lo que la brecha de precio entre ambos envasados cayó del 12% al 9%», explica Piñero.
La experta también advierte sobre un sistema de producción en el que muchas empresas navegan al borde de la extinción. «Cerca del 98% de las explotaciones está en manos de personas físicas pero su dimensión económica es nueve veces menor a las participadas por entidades mercantiles», indica.
Por eso, considera que la apuesta por cultivos de regadío e intensivos mejoraría la eficiencia productiva y evitaría fluctuaciones productivas, «pudiendo llegar a producir en una hectárea la misma cantidad de aceitunas que en cinco hectáreas de plantaciones tradicionales». Algo difícil teniendo en cuenta que esas plantaciones, las tradicionales, son características en zonas como Andalucía oriental, región productora líder a nivel mundial, pero con dificultades para esa reconversión, «tanto por la orografía del terreno en pendiente como por la atomizada tenencia de las tierras y la dificultad de gestión».
En medio de esta tormenta, la sorpresa llega cuando se observan los precios en otros países, donde se puede encontrar aceite español mucho más barato. La explicación está detrás de la ecuación de oferta y demanda. «España es productora mundial de aceite y, siguiendo la dieta mediterránea, también es de los que más consume con unos 11,1 litros por persona al año, solo por debajo de Grecia (12,1 litros/persona al año)», indica Castillo.
En otros países donde se consume menos, se compra el producto con mucha antelación, «cerrando acuerdos anticipados, con compras anuales que permiten soportar toda la demanda». Por eso los precios son más bajos allí:porque tienen un producto de cosechas anteriores comprado a largo plazo. «En España la rotación es más elevada y percibimos antes la subida derivada de las malas cosechas antes», añade.
La pregunta ahora es, ¿cuándo empezarán a bajar los precios? «El entorno variará en función de las lluvias de marzo/abril, periodo de trama del olivo (momento previo a que nazca el fruto)». Solo si la climatología acompaña, las primeras caídas en los lineales se verían ya a partir de junio. En todo caso, ningún experto se atreve a vaticinar hasta dónde bajarán los precios.
«Realmente veo muy difícil que se pueda volver a ver el litro entre los 3 y 4 euros de años pasados. Teniendo en cuenta la situación en relación al cambio climático, debemos acostumbrarnos a esta escala de precios en muchos de los productos del campo», advierte Castillo.
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