Martija aúpa a Altuna al éxito mateo

Resulta difícil afrontar un partido en el que juega Jokin Altuna y no darle el papel de favorito. La cátedra riojana quería ver un duelo de campeones, que lo son, entre Jaka y Altuna, y si bien ambos resultados determinantes, el desequilibro se produjo una vez más. Desde hace veintisiete años, Pirelli es recordada por una frase: «La potencia sin control no sirve de nada». La grada esperaba la descarga de ese borbardero llamado Jon Mariezkurrena, pero ni arrasó al rival ni precisó en el objetivo. Julen Martija se va en silencio, como se comporta sobre la cancha, pero es el gran tapado de la feria y del triunfo. El navarro ha firmado tres partidos sobrios y ha apotado el lucimiento de Altuna. Un secundario de lujo al que se presumía víctima de José Javier Zabaleta el pasado jueves y esta vez de Mariezkurrena. En ambos enfrentamientos salió airoso.

La ruptura de la final se centra en un golpe fallido del zaguero de Berriozar. Su zurda es más débil que la derecha. Ese error significa el 9-10. Hasta ese momento, el partido se había mostrado muy igualado. Altuna había roto el silencio con un tanto de saque y Mariezkurrena le respondió con un pelotazo. Una fuerza natural. Ese primer pasaje estuvo marcado, sin embargo, por la falta de acierto. Jaka erró en cinco ocasiones y Mariezkurrena en dos. Altuna y Martija no necesitan arriesgar, sino intercambiar pelotazos. El zaguero de Etxeberri concedió dos tantos y se alcanzó el 9-9 después de una afortunada caída de Mariezkurrena que dejó la imagen de un Altuna sentado sobre la cancha pensativo y contrariado. Ahora bien, ese empate era engañoso. Al menos, en parte, porque Altuna, que cerró el partido con siete tantos ganados, incluidos dos saques, aún no había comenzado a contar puntos ganados en juego.

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j. l.

Al error del de Berroizar le siguió el segundo saque ganador del amezquetarra y su primer tanto vencedor, con una apertura a bote. El partido se estaba rompiendo sin que los protagonistas lo supieran. Ese particial de 0-8 lo dinamitó. Altuna mantuvo el tipo, Martija asentó su buen juego con dos pelotazos ganadores y Marierzkurrena no pudo evitar tres errores. La final se escapaba para los de rojo, aunque Altuna frenase su progresión con fallo efímero. Entró así el duelo en un intercambio de puntos hasta alcanzar el 11-19 tras mandar Jaka la pelota a la contracancha. Los rezagados necesitaban algo más que sumar de uno en uno. Jaka respondió con una dejada y abrió una tacada de cuatro tantos con un gancho y una volea ganadores, más un fallo de Martija. El 15-19 invitaba a la esperanza, a la pelea, pero la empresa era muy compleja. Ahora bien, horas antes el Adarraga había visto cómo Arrizabalaga y Andrea Capellán anulaban un 16-19 en la final femenina para ganar el partido por 20-22. Por qué no se podía repetir la historia. No era el escenario adecuado.

Mariezkurrena quiso mandar la pelota al rebote desde el tres, pero la fuerza le impidió recoger la esférica. Cuero bajo chapa. Veinte en el marcador azul. Situación ideal para Altuna, que encaró con dos puntos ganadores. «El partido del 2015 es un gran recuerdo, pero vamos a disfrutar el presente», decía David Merino desde la grada. Altuna y él ganaron el torneo de San Mateo aquel año. Para el amezquetarra, mejor jugador también de esta edición, no es suficiente.