Carolina Marín, premio Princesa de Asturias de los Deportes 2024

Superados los momentos de incertidumbre que han precedido sobre la futura presencia de algunos de los posibles galardonados en la ceremonia del Teatro Campoamor, el salón del hotel se ha convertido en el epicentro de lo que debía de ser la noticia del día: la atribución de la máxima recompensa del Premio Princesa de los Deportes. Y esta ha girado la cara hacia Carolina Marín, que se ha consagrado, pues, esta mañana, en Oviedo, aunque, como siempre, se daba por hecho que no había un nombre, sino muchos llamados a rivalizar entre ellos. La presidenta del jurado, con puntualidad británica, ha leído el fallo, en el que ha destacado «el extraordinario palmarés en su deporte, en el que ha sido referente internacional». «Ha sido la primera no asiática en ser campeona olímpica y es un ejemplo de superación y transmisión de valores», ha destacado la presidenta Teresa Perales.

La deportista onubense, de 30 años y que estará este verano en los Juegos Olímpicos de París, no deja, en cualquier caso, de agrandar un palmarés que, junto a sus siete títulos europeos, también incluye un oro olímpico en Río 2016, tres Campeonatos del Mundo, un oro en los Juegos Europeos y numerosos torneos internacionales. Y eso pese a sufrir dos graves lesiones.

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El de los Deportes ha sido el tercero de los ocho Princesa de Asturias que se han dado a conocer este año -después de que se distinguiera a la historietista, cineasta y pintora francoiraní Marjane Satrapi con el de Comunicación y Humanidades, y al cantautor catalán Joan Manuel Serrat con el de las Artes- y se ha fallado tras las deliberaciones de un jurado que se ha reunido fuera de su escenario habitual. Lo ha hecho en los salones del Hotel Barceló Cervantes, a apenas 200 metros del Hotel de la Reconquista, actualmente en obras.

Entre 24 candidatos, de catorce nacionalidades distintas, ha sido la jugadora de bádminton la llamada para hacerse con los 50.000 euros de dotación, la escultura creada y donada expresamente por Joan Miró y un diploma y una insignia acreditativos. Una distinción que, según recoge el galardón, premia «las trayectorias que, por medio del fomento, desarrollo y perfeccionamiento del deporte y su dimensión social, se hayan convertido en un ejemplo de las posibilidades que la práctica deportiva conlleva en beneficio de los seres humanos».