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Raúl Entrerríos, el capitán impasible de los Hispanos, apenas podía contener las lágrimas después de llevar con su maestría habitual en la dirección de juego a la selección española de balonmano a su segundo oro europeo consecutivo, en una final agónica ante la ... siempre competitiva Croacia. «Es difícil describir lo que siento. Estoy muy feliz. Son un orgullo este equipo y lo que ha conseguido. Es un grupo que ha trabajado mucho y lo ha pasado mal por lo que todos sabemos», explicó el central asturiano apenas unos minutos después del triunfo. La emoción del hombre tranquilo lo dice todo acerca de la importancia que para el núcleo más veterano del equipo dirigido por Jordi Ribera tiene el título, que más allá del palmarés implica sobre todo el premio de la clasificación directa para los Juegos Olímpicos de Tokio.
La presencia en la cita nipona era la obsesión de los Hispanos desde que el estudioso Ribera asumiese la dirección del equipo nacional en septiembre de 2016, tras el final de etapa de Manolo Cadenas como seleccionador, precipitado por la debacle de aquel preolímpico de Malmoe que dejó a España fuera de Río 2016 pese a haber sido semifinalista en los últimos dos Europeos y Mundial. En un deporte en el que el escaparate de la selección es la ventana a través de la cual asaltar portadas, minutos de televisión y atención mediática generalizada, la ausencia de los Juegos fue un varapalo de profundas implicaciones. Semejante lastre pesaba demasiado en el ánimo de los Hispanos, especialmente en el caso del bloque de jugadores más veteranos, como el propio Entrerríos, Julen Aginagalde, Joan Cañellas, Viran Morros o Gedeón Guardiola, conscientes de que difícilmente podrán estirar sus carreras hasta los Juegos de París en 2024.
Precisamente en Suecia, pero no en Malmoe sino en Estocolmo, se cerró definitivamente el círculo y cicatrizó por completo la herida de un equipo acostumbrado al éxito. Sólo el oro en el Europeo aseguraba los Juegos y los Hispanos no estaban dispuestos a dejar pasar la oportunidad y pasar a depender de los tres torneos preolímpicos en los que selecciones de la talla de Francia, Croacia, Noruega, Alemania, Eslovenia, Suecia, Brasil o Túnez se jugarán en abril las seis plazas restantes.
Con el billete a Tokio en el bolsillo, el balonmano español recupera una tradición inalterada desde Moscú 1980 hasta Londres 2012, un periodo en el que la selección masculina jamás se ausentó de los Juegos y en el que llegó a conquistar hasta tres medallas de bronce. España, que ya presume de ser bicampeona mundial y europea, es junto a Suecia la única gran selección del balonmano europeo y mundial a la que le falta por conquistar el oro olímpico, un metal dorado que sí poseen otras grandes como Alemania, Croacia, Francia o Dinamarca. No será una empresa fácil a tenor de que la selección danesa, que también tiene asegurada la presencia en Tokio dada su condición de campeona del mundo, tendrá poco que ver en la capital japonesa con la versión gris que se ha visto en el último Europeo, pues defiende el título olímpico y su plantel, con Mikkel Hansen a la cabeza, asusta.
También Noruega, liderada por el nuevo rey del balonmano mundial, el primera línea Sander Sagosen; la Francia del gran Nikola Karabatic, que afronta sus últimos meses con 'Les Experts', y la dura Croacia, que camina al ritmo que dicta Domagoj Duvnjak, aspiran al metal dorado, pero deberán primero asegurar la clasificación. Mientras tanto, España seguirá limando los detalles de un sistema de juego que funciona con la precisión de un reloj suizo. Viran Morros y Gedeón Guardiola continuarán liderando la mejor defensa del balonmano mundial, con Gonzalo Pérez de Vargas y Rodrigo Corrales como una pareja única bajo los palos, un poder ofensivo basado en el juego combinativo y en la capacidad de sus extremos para correr al contraataque, y la magistral batuta de su capitán, Raúl Entrerríos, el hombre impasible que ya sueña con decir adiós al balonmano el 9 de agosto de 2020, en Tokio, con un oro olímpico al cuello.
Dos veces campeones del mundo Oro mundial en España 2013 y Túnez 2005 y bronce en Suecia 2011.
Dos veces campeones de Europa Oro continental en Austria, Noruega y Suecia 2020 y en Croacia 2018, plata en Polonia 2016, Suiza 2006, Italia 1998 y España 1996 y bronce en Dinamarca 2014 y Croacia 2000.
Tres bronces olímpicos España subió al tercer cajón del podio olímpico en Atlanta 1996, Sídney 2000 y Pekín 2008.
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miguel olmeda
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