España cumple el expediente con otro atracón ante la débil Chipre

Clara prueba de la importancia que Luis de la Fuente concedió al encuentro fue la tónica general de continuidad en el once. Con la entrada de Merino por Fabián Ruiz y las novedades de Lamine Yamal, el adolescente de oro, y Nico Williams se acabaron las rotaciones. Las dos últimas además eran obligadas por las lesiones de Asensio y Dani Olmo y la excelente actuación de los jóvenes en Tiflis.

Tal y como estaba previsto, el partido se jugó en las inmediaciones del área chipriota. España buscó la frescura y la electricidad en las bandas, con la juventud como nota predominante. Lamine Yamal, que juega como si llevase toda una vida en la selección, amenazó a base de regate y centros envenenados mientras Chipre se pertrechaba con dos líneas de cinco y cuatro hombres. Su capitán y delantero, Sotiriou, fue una boya en mitad del océano con Unai Simón como espectador de lujo.

Pronto se vislumbró que aquello era un monólogo. Si Chipre tocaba balón, Gavi y Rodri se encargaban de recuperarlo inmediatamente. Faltaba conocer cuándo y cómo lograría abrir la lata La Roja, la gran cuestión de este tipo de duelos ante rivales muy inferiores. Le Normand rozó el primero con una volea ligeramente alta pero el que lo rubricó fue Gavi, más rápido que nadie en la incorporación al ataque y preciso en remate de zurda tras el sprint y centro desde el perfil izquierdo de Nico Williams.

España hizo pronto los deberes y eso allanó el camino hacia un deseado pero tardío homenaje goleador. El ambiente festivo del Nuevo Los Cármenes demandaba una noche de fiesta. Erró de cabeza y con la diestra Morata, a la caza de los mejores goleadores históricos de la selección. También Nico Williams en el mano a mano ante Mall tras lucir su velocidad. El extremo, un martillo pilón incontenible para Andreou y Karo, sus esforzados defensores, sirvió el segundo a Merino, poderoso en el testarazo. Pase del Athletic, gol de la Real.

Sin margen para la relajación y dispuesta a la alegría, España no redujo su velocidad. Lamine Yamal encaró y estrelló su disparo con rosca en el poste. Ahí estaba a la caza Morata, aunque en fuera de juego. Esta vez no era su día y se agotaba la opción de incrementar sus números con La Roja mientras Joselu calentaba en la banda para ser el '9' tras el descanso. La peor noticia fue la lesión muscular de Nico Williams, el mejor de la primera parte, justo antes de la pausa que propició la entrada en su lugar de Yéremy Pino.

La doble ventaja y la incapacidad de Chipre para amenazarla redujeron el ritmo del duelo en la reanudación. Apareció la imprecisión y el clásico carrusel de cambios redujo el ímpetu de la afición granadina, que se reanimó para brindar una ovación de gala al sustituido Lamine Yamal. Otra vez de lo mejor de España el chaval azulgrana, cuya meteórica aparición promete un sinfín de grandes noches con España.

Avanzaba el duelo hacia su desenlace en mitad del bostezo general cuando Joselu animó el cotarro cabeceando a la red un buen centro de su compañero Carvajal. Fue el toque de corneta para alegrar el final con una traca que prendió, como buen valenciano, Ferran Torres con el cuarto. Y es que dio la sensación de que España goleó cuándo y cómo quiso. Álex Baena, debutar y besar el santo, firmó la manita antes del sexto y último tanto, que rubricó el doblete particular de Ferran Torres, invitado de última hora y a la postre protagonista de la segunda fiesta consecutiva de España. Trece goles en dos partidos, la mejor medicina contra la convulsión del entorno.