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El maravilloso derbi madrileño celebrado el miércoles en Riad dejó señalado a Kepa y volvió a encumbrar a Brahim, que revolucionó el choque saliendo desde el banquillo cuando el Real Madrid perdía por 2-3 y acabó abrochando el triunfo en la prórroga con ... una exquisita definición tras un sprint supersónico. La irrupción del malagueño sobre el actual jardín de Cristiano Ronaldo resultó determinante porque contribuyó al chute de energía que provocó el desfallecimiento del Atlético en un partido sin cuartel que pone en un doble compromiso a Carlo Ancelotti de cara a la final de la Supercopa de España del domingo, en lo bueno y en lo malo.
La nota negativa la dejó Kepa con otra deslucida actuación que recrudece el debate bajo palos. «Ya veremos cuál es el portero de la final. O Kepa o Lunin», apuntó Carletto, que sacó la cara por el vasco, como no podía ser menos, pero sigue alimentando la disyuntiva porque el internacional español no termina de hacerse con el puesto y Lunin se ha cargado de razones para avivar la disputa cuando pocos, incluso dentro del cuerpo técnico, esperaban que el ucraniano fuese capaz de rebelarse contra el papel secundario que estaba llamado a representar.
La lesión que sufrió Kepa en el calentamiento previo al encuentro de la fase de grupos de la Champions disputado frente al Braga en el Santiago Bernabéu a comienzos de noviembre agitó la competencia entre los dos arqueros porque Lunin aprovechó la oportunidad para rearmarse anímicamente después de cinco temporadas dilapidadas en base a un par de cesiones fallidas y el lógico ostracismo que acarrea ser el suplente de Courtois. La sobresaliente respuesta del eslavo cambió el pensamiento de Ancelotti, que no le tenía demasiada fe a comienzos de curso, y, a su vez, cargó de dudas a Kepa, que de un plumazo sintió peligrar una titularidad que parecía tener asegurada cuando el Real Madrid le reclutó en respuesta a la baja de larga duración de Courtois. Conforme Lunin ganaba confianza, el vasco la perdía.
Volvió a ponerse de manifiesto ante el Atlético, donde Kepa buscó con blandura un balón que perseguía Morata y que acabó besando la red por la ausencia de contundencia del cancerbero. Pidió falta, sin razón, del delantero, pero su reclamación a Alberola Rojas denotaba la frustración de quien se sabía culpable de una pifia que pudo costarle la derrota a su equipo.
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El juego aéreo es precisamente uno de los hándicaps de quien sigue siendo el portero más caro de la historia, pero cuya moral se vio minada durante su estancia en Stamford Bridge al no lograr responder a las expectativas que llevaron al Chelsea a pagarle 80 millones de euros por sus servicios al Athletic en 2018. Edouard Mendy consiguió desplazarle al banquillo durante dos temporadas y la marcha del senegalés al fútbol saudí tampoco fue suficiente para afianzarle en Londres. Llueve, por tanto, sobre mojado con un portero que necesita exhibir más autoridad para cerrarle el paso a Lunin.
Porque el ex del Zorya Lugansk ha seguido un camino inverso y siente que este es su momento de demostrar que el ojo habitualmente clínico de Juni Calafat no falló cuando el jefe del departamento de 'scouting' del Real Madrid vio en él a un potencial sucesor de Courtois. De tener pie y medio fuera del Real Madrid, ha pasado a cotizar al alza para ser el encargado de enfundarse los guantes en las noches de tronío. Los números avalan su candidatura por encima de la de Kepa, con seis goles encajados en los diez partidos que ha disputado frente a los 16 en 17 de este último y cinco porterías a cero frente a las siete del vasco en un mayor número de citas, aunque la última palabra la tiene Carletto.
El domingo se verán con más claridad las intenciones del técnico sobre la portería de cara al tramo decisivo de la temporada. Pero el de Reggiolo también alimenta otro quebradero de cabeza mucho más positivo al ser producto del empuje de un meritorio que ha conquistado a todos. Brahim abrió su segunda etapa como madridista de la misma forma en la que cerró la primera: siendo un activo residual dentro de los planes de su entrenador. Sin embargo, el malagueño ha dado la vuelta a la situación derrochando clase y entrega.
De sumar apenas 120 minutos en los tres primeros meses de competición, ha pasado a acumular ocho titularidades en los doce últimos partidos del Real Madrid. Un trayecto que ha aprovechado para convertirse en el cuarto máximo realizador de su equipo con seis goles, los mismos que Vinicius, y llamar a las puertas de la selección española. La jerarquía de los 'meninos' brasileños y de Bellingham supone un obstáculo formidable para cualquiera que oposite al frente ofensivo del Real Madrid, pero Ancelotti está encantado con el compromiso de Brahim, que se come el campo cada vez que el técnico hace uso de sus servicios.
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