El Real Madrid llega como un avión a Stamford Bridge

«Estamos muy bien y se ve en el campo. El equipo tiene energía y el dato que tenemos es que un jugador de 35 años jugó un partido fantástico el miércoles por la noche y tres días después volvió a hacer un partido magnífico. Eso es señal de que el equipo está bien», destacó Ancelotti al término de una actuación coral de sus futbolistas en el Nuevo Mirandilla que debió terminar en una goleada mayor de no mediar la falta de puntería y un puñado de intervenciones decisivas del portero del Cádiz, estelar frente al Real Madrid en ausencia de Conan Ledesma.

Los blancos fueron un martillo pilón en una noche en la que no contaron con Vinicius, seguramente el futbolista más desequilibrante del mundo en estos momentos, pero en la que Rodrygo aportó tanto desborde como su compatriota desde esa banda izquierda que se amolda como un guante a las características del ex del Santos.

El paulista tiene menos descaro que su amigo, pero es otro torbellino cuyo extraordinario talento, tarde o temprano, provocará una explosión en sus cifras de goles y asistencias. Le sucedió a Benzema, tantas veces ninguneado por quienes solo entienden de estadísticas cuando vivía a la sombra de Cristiano Ronaldo y hoy bendecido con el Balón de Oro a resultas de unos datos estratosféricos que no son sino la cristalización más evidente de su fútbol champagne.

El lionés y el de Osasco son dos estetas que maravillan a quienes entienden el deporte rey como otra forma de arte que no puede ser reducida a unas frías celdas de Excel. Se entienden de maravilla y Ancelotti ha encontrado la forma de que cohabiten con mayor regularidad sobre el pasto activando un sistema más atrevido que ha potenciado al Real Madrid en ataque mediante un mayor sometimiento de los rivales sin que los blancos se resientan en la retaguardia, donde Militao gobierna con puño de hierro.

El punto de inflexión fue la derrota a domicilio ante el Barça en el duelo que sentenció definitivamente la Liga. Obligado a elevar la apuesta en la segunda parte, Ancelotti acabó con cuatro futbolistas de neto perfil ofensivo y dos pivotes. Apenas unos milímetros impidieron que subiese al marcador el gol de Asensio que podría haber avivado la pelea por el título, pero el técnico quedó satisfecho y desde entonces vertebra sus alineaciones con mayor osadía. El resultado son dos goleadas al Valladolid y al Barça y otros dos solventes triunfos frente al Chelsea y el Cádiz en los que los blancos debieron marcharse con un botín mucho más elevado.

El conjunto de Chamartín promedia casi 22 remates en sus cinco envites más recientes, de los cuales cerca de la mitad fueron a puerta. Unos datos que refrendan su crecimiento ofensivo en el último mes y medio y que han venido acompañados por la mejoría defensiva experimentada tras el parón por el Mundial de Catar. Los blancos alcanzaron la gran cita de selecciones con un promedio de 0,95 goles encajados por partido y solo cinco porterías a cero en 21 encuentros (23,8%). Desde que regresaron a la competición reciben 0,88 tantos por choque y han dejado su marco intacto en 13 de los 27 pleitos que han afrontado (48%).

A todo ello hay que añadir el gran estado físico de la plantilla, cuyo trabajo orientó Antonio Pintus para que alcanzase el pico de rendimiento más alto entre abril y junio. Kroos y Vinicius, a los que Ancelotti dio descanso frente al Cádiz, entrenaron con normalidad este domingo en Valdebebas y están listos para en Stamford Bridge. Una batalla que, de no mediar ningún contratiempo de última hora, solo se perderá por lesión Mendy.