Bellingham convierte el 'Hey Jude' en el nuevo 'hit' del clásico

Los azulgranas dominaron la escena hasta el descanso y disfrutaron de ocasiones también en la segunda parte para ampliar la renta. Sin embargo, la madera y Kepa se confabularon para cerrarles el paso antes de que Bellingham agarrase el micrófono y ofreciese su habitual espectáculo a base de clase y pegada.

El inglés, cañonero lejano en el tanto que sirvió para equilibrar el marcador, apareció después en el área chica cuando se había alcanzado la 'zona Cesarini' para culminar otra remontada marca de la casa, poner tierra de por medio en la lucha por el Pichichi aprovechando que pisaba la guarida de Lewandowski y devolverle al Real Madrid el liderato que ostentó por un día el Girona.

El Barça, que se queda a cuatro puntos de su eterno adversario, ya sabe de primera mano cómo se las gasta el nuevo bicho que lidera al conjunto de Carlo Ancelotti. El recital que comenzó al ritmo del 'Start me up' de los Rolling Stones se cerró con los acordes de ese 'Hey Jude' que es ya el gran 'hit' de esta Liga.

Xavi Hernández volvió a adjudicar a Araujo el papel de alguacil de Vinicius que tan bien le sienta al defensor uruguayo, aprovechó la versatilidad de Cancelo para adelantar al portugués y sacrificó a Oriol Romeu para dar continuidad a Fermín, tras la gran actuación del canterano frente al Shakhtar. La punta de lanza fue para Ferran Torres y Joao Félix, dado que el técnico catalán prefirió no correr riesgos con Lewandowski y reservó al polaco para la segunda parte. Más ortodoxo fue Ancelotti, que salió con lo previsto, asignando el lateral izquierdo a Mendy hasta que la precariedad física del ex del Lyon abrió terreno a Camavinga en la segunda parte.

La disposición de las cartas convertía a Gündogan en el principal vector de juego azulgrana y el plan le funcionó de entrada a las mil maravillas a Xavi Hernández. Una asociación entre el germano y Ferran Torres acabó con gol del teutón después de un desafortunado toque de Tchouaméni que dejó mano a mano al ex del City con Alaba, al que le faltó velocidad y contundencia para cerrarle el paso a este fenomenal llegador desde segunda línea.

El gol castigó otro inicio perezoso del Real Madrid, el equipo que más tantos encaja en el primer cuarto de hora de todo el campeonato, y premió a un Barça que salió con el cuchillo entre los dientes. Lo demostró Gavi, perro de presa de Bellingham, al rebañarle un balón a Kroos y servir para que Fermín estrellase el esférico contra el palo. El sufrimiento del cuadro de Ancelotti, maniatado por la intensidad culé en el descorche, fue palmario.

Con el viento de cara, el Barça lució jerarquía con la pelota y buena organización sin ella. El Real Madrid, inconexo y sin ritmo, fiaba casi toda su capacidad de respuesta a Vinicius. Pero el fluminense, esposado por Araujo, se quedó sin espacio para alborotar y la escuadra de Ancelotti alcanzó el entreacto siendo un páramo ofensivo: ni un remate a puerta de los blancos en los 45 minutos ante un rival que tan solo efectuó uno en ese periodo, pero con efectividad máxima.

El hecho de que Carvajal fuese, de largo, el mejor futbolista visitante al descanso decía muchas cosas respecto al desempeño de unos y otros en un primer acto que se cerró con los azulgranas predicando en el desierto por un agarrón de Tchouaméni a Araujo. Gil Manzano resolvió de forma canónica una acción que suele pitarse cuando el que sostiene es el atacante y pocas veces cuando el defensor es quien se conduce de forma discutida.

Trató de virar el rumbo Ancelotti a vuelta de vestuarios reforzando el rol de Kroos como motor de los blancos, pero el Barça estuvo a punto de golpear de nuevo en una acción en la que Iñigo Martínez estrelló un cabezazo contra la madera y Araujo se topó a renglón seguido con una sensacional intervención de Kepa.

La irrupción de Camavinga, carrilero ortopédico con capacidad para sumarse al ataque como volante, aportó energía al Real Madrid, que exigió por primera vez a Ter Stegen en el minuto 57 con un remate de Kroos al que le faltó veneno. Xavi alistó a Lewandowski, excepcional reservista para buscar la sentencia en la última media hora. Respondió Ancelotti relevando a Kroos por Modric, que festejó sus 500 partidos vistiendo la zamarra blanca ofreciendo brillantez, y a un desaparecido Rodrygo para encomendarse a la pértiga de Joselu.

Rozó el segundo el Barça en un disparo de Cancelo bloqueado al unísono por Rüdiger y Alaba, pero fue el Real Madrid el que asumió mejor los cambios. Avisó primero Tchouaméni con un cañonazo infructuoso y fusiló enseguida Bellingham, quien tras sellar desde el interior del área sus once primeros goles de la temporada celebró su bautismo en un clásico lanzando un obús desde la frontal que dejó sin capacidad de apelación a Ter Stegen antes de tumbar al Barça con una diana de nueve puro. La pegada del británico marcó la diferencia.