La eliminación del Barça ante el Paris Saint-Germain ha dolido y mucho al vestuario culé. La plantilla azulgrana tenía todas las esperanzas puestas en la Liga de Campeones y el varapalo ha sido tan duro que ha terminado por fracturar la unión aparente ... que había en el equipo. Fuera de Europa y con la Liga prácticamente imposible a la espera de lo que ocurra el domingo en el Santiago Bernabéu, el clima ha cambiado y todo ha empezado con un cruce de declaraciones entre Gündogan y Koundé que podría ser el inicio de un nuevo incendio en la Ciudad Condal.
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«Estoy muy decepcionado. Estaba en nuestra mano y se lo hemos regalado al PSG de la forma más fácil. Es duro decirlo, pero en estos momentos tan cruciales tienes que estar seguro si vas a por el balón. Yo no sé si toca la pelota o no, pero prefiero conceder un gol o incluso permitir un uno contra uno y darle al portero la oportunidad de pararla», afirmó Gündogan. El centrocampista germano lamentó el resultado y señaló sin tapujos a Ronald Araujo, compañero que vio la tarjeta roja en una acción con Barcola en la primera mitad cuando los de Xavi tenían ventaja en el marcador.
No es la primera vez que Gündogan se sitúa en el centro de la polémica. En octubre, tras el clásico de Liga en Montjuic, aseguró que le hubiera gustado «ver más enfado y decepción», unas palabras que escocieron a un sector de la plantilla y obligaron al ex del Manchester City a dar explicaciones. En este caso el cisma ya ha traspasado la línea del vestuario. Koundé, en redes sociales, contestó a Gundo: «Ganamos como equipo y perdemos también como equipo, siempre». Un mensaje del francés que recibió el apoyo de varios compañeros como Marcos Alonso, Sergi Roberto o Vitor Roque.
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En relación a este rifirrafe, futbolistas como Pau Cubarsí, Fermín López, Ferran Torres o Lamine Yamal quisieron dar su apoyo a Araujo después de la expulsión que dejó al Barça con diez futbolistas. Y es que el central uruguayo fue el gran señalado en una noche en la que todo el castillo de naipes construido por Xavi en los últimos meses se fue viniendo abajo. Los culés no encontraron herramientas para contrarrestar el aluvión ideado por Luis Enrique y la impotencia se abrió paso con cada nuevo golpe en el mentón que los azulgranas recibían.
Así se pasó muy pronto del delirio por el gol de Raphinha a la incertidumbre por la expulsión de Araujo y el posterior bajón con los tantos del PSG. El Barça se chocó con la realidad en una noche aciaga en la que Xavi no hizo autocrítica y en la que sí tuvo reproches por la actuación arbitral. «La expulsión es innecesaria e injusta. Revienta la eliminatoria. Se acaba el fútbol. Ronald se aparta, por eso le he dicho que fuera al VAR. El fútbol ha de hacer algo porque tiene que ser claro y evidente para dejar a un equipo con uno menos», afirmó el técnico catalán, antes de asegurar que su equipo había sido «mejor que el PSG».
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Xavi aprovechó el final de su etapa en Champions con el Barça para lanzar mensajes contradictorios. Ratificó su idea de dejar el club al final de temporada, pero al mismo tiempo dijo aquello de «somos un equipo en construcción», una frase cada vez más viral y que deja poso en la autoestima de un club que volvió a sentir vértigo a la hora de la verdad en competiciones europeas. Y es que el Barça, como bien dijo Xavi, «lo volverá a intentar el año que viene», pero deberá hacerlo con otro entrenador y partiendo de un vestuario que en este momento está más dividido que nunca.
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