El Real Madrid escuchó frente al Shakhtar pitos en el Santiago Bernabéu por primera vez desde que regresó al templo del Paseo de la Castellana. Aunque los blancos lograron una victoria crucial en su afán por estar en octavos de final de la Champions, ... la parroquia local bajó el pulgar por el juego ramplón de su equipo, a merced del conjunto ucraniano en varios tramos de un encuentro que volvió a sacar adelante gracias a la inspiración de Benzema y Vinicius, una dupla que sostiene a la escuadra de Chamartín con su capacidad de desequilibrio y pegada. Pero la silbatina representó un tirón de orejas en toda regla a Carlo Ancelotti, cuyos pupilos están muy lejos de desarrollar ese fútbol espectacular que el italiano prometió en su regreso a la 'casa blanca'.
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«Conozco muy bien el ambiente de aquí y la afición exige mucho para motivarnos y hacer las cosas bien. Empezamos bien los dos tiempos, pero después bajamos y esto puede pasar. Es bueno que la afición nos despierte con algunos pitos. No pasa nada, nos ayuda», aceptó el preparador transalpino, que no termina de dar con la tecla para que sus jugadores sean lo suficientemente agresivos y regulares a la hora de aprovechar los minutos de debilidad del rival y está primando el cierre de espacios con un bloque bajo en detrimento de la algarabía ofensiva con que arrancó el curso porque sabe de las carencias físicas de una plantilla muy golpeada por las lesiones, la concatenación de partidos y la excesiva dependencia de un puñado de figuras ya entradas en años que demandan más descanso para llegar a los meses decisivos de la temporada sin ventilación asistida.
La ausencia de rotaciones, más allá de los relevos obligados por la enfermería, es un signo preocupante porque denota la falta de confianza de Ancelotti en su unidad B. El mejor ejemplo es el ostracismo de Hazard, que ha pasado a ser un valor residual. El belga solo ha disputado 27 minutos en el último mes y volvió a quedarse sin pisar el césped frente al Shakhtar, como ya sucediera contra el Barça en el Camp Nou, pese a que la baja de Rodrygo dejaba libre una vacante en el once.
Carlo Ancelotti
Entrenador del Real Madrid
Ancelotti la cubrió con Lucas Vázquez porque el gallego ofrece más amplitud por banda que el ex del Chelsea o Asensio. También aporta más actitud y sacrificio, uno de los debes del '7', al que Vinicius ha barrido de la izquierda y tiene difícil encaje en un sistema que el técnico considera ideal para las características del equipo porque las probaturas con el 4-2-3-1 que efectuó para hallar acomodo al astro venido a menos no le convencieron.
Con todo, es el centro del campo la demarcación que más está padeciendo la sobreexplotación de recursos. La última lesión de Valverde ha reducido el margen de maniobra de Ancelotti, que no ve lo suficientemente cuajado a Camavinga para desplazar a Modric, Kroos o Casemiro. El 'stopper' brasileño está lejos de su estado ideal, pero no tiene gemelo en la plantilla y solo descansó frente al Mallorca, cuando Ancelotti dispuso una sala de máquinas más lozana con Valverde y Asensio como volantes por delante de Camavinga.
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El balear es un interior postizo, Isco sigue en el furgón de cola y Ceballos aún no se ha recuperado de la lesión que sufrió en los Juegos de Tokio, por lo que Ancelotti se mantiene en la línea de Zidane y carga de horas extra a Modric y Kroos. Ante el Shakhtar se vieron superados por sus pares del conjunto minero y recrudecieron el debate sobre la necesidad de dosificar más a la trinidad de mediocentros que sujeta al Real Madrid desde hace más de un lustro.
Ese fue uno de los déficits que acabaron consumiendo al Real Madrid la pasada campaña. La falta de respuesta de los suplentes llevó a Zidane a exprimir más de lo aconsejable a sus pretorianos, que alcanzaron el mes de mayo derrengados por el kilometraje acumulado. Ancelotti está siguiendo el patrón del marsellés al parapetarse con su guardia de corps. Courtois, Militao y Vinicius han disputado todos los partidos, mientras que Alaba, Benzema y Casemiro apenas se han perdido uno.
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El delantero francés descansó frente al Elche porque estaba al límite y pidió el cambio ante el Shakhtar por un pequeño golpe que no reviste mayor importancia pero, sobre todo, a causa de la extenuación. «Jugamos cada tres días. Es difícil. Son muchos partidos a alto nivel. Hoy no jugamos bien, pero ganamos. Lo importante son los tres puntos», valoró el '9' tras elevar a trece su cuenta de dianas esta temporada. El Bernabéu demostró sin embargo con sus pitos que no le basta con que su equipo gane de cualquier forma.
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