Carlo Ancelotti, cruzado de brazos durante el partido ante el Sheriff. Javier Soriano (Afp)
Análisis

Un accidente histórico que debe servir de lección a Ancelotti

La derrota ante el Sheriff expone las debilidades de un Real Madrid aún en obras que presiona de modo desacompasado y no tiene la jerarquía de antaño

Óscar Bellot

Madrid

Miércoles, 29 de septiembre 2021, 16:24

Juventus, Liverpool y Arsenal eran los únicos equipos que habían sido capaces de asaltar el Santiago Bernabéu en su primera visita en la máxima competición continental hasta la fecha. Desde el martes hay que añadir a esta selecta nómina al Sheriff, un modesto conjunto de ... la liga moldava que casi nadie situaba dentro del mapa futbolístico hasta que protagonizó una de esas epopeyas que pervivirán durante años. Lleno de jugadores desconocidos que aterrizaron en la autoproclamada república de Transnistria con pocas perspectivas, hoy lidera un grupo con dos de los clubes más aristocráticos del continente en su seno que se ven en dificultades y ha propinado al Real Madrid el primer tirón de orejas de la segunda era Ancelotti.

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«Puede ser una buena lección para el futuro», reconoció el técnico transalpino tras una derrota «difícil de explicar» a tenor de los fríos números. El Real Madrid, con 31 disparos, fue incapaz de batir, más allá del penalti convertido por Benzema, a Giorgos Athanasiadis, un guardameta cuyo nombre tardará mucho tiempo en olvidar la parroquia merengue.

Más que un buscavidas, el griego pareció el coloso de Rodas. Los atacantes blancos se estrellaron una y otra vez contra su figura, que se agigantó hasta el punto de arriesgarse a una reconstrucción facial para evitar un gol cantado de Modric. Al Sheriff, sin embargo, le bastaron cuatro remates para hacer dos tantos y vio cómo le anulaban otro por fuera de juego.

A diferencia de lo que sucediera la pasada campaña en el doble duelo con el Shakhtar, donde se vio a un Real Madrid falto de ideas y energía, lo ocurrido ante el Sheriff fue un accidente. Los blancos debieron ganar con suficiencia porque sus argumentos fueron superiores. Pero carecieron de la eficacia que les ha acompañado en otras citas de esta misma campaña y pagaron sus desajustes defensivos, con una presión de nuevo desacompasada y errores de concentración y concepto que casi siempre pasan factura en la Champions, donde no hay que infravalorar a nadie.

Sin puntería

El Real Madrid efectuó 31 remates y solo marcó de penalti; al Sheriff le bastaron cuatro para anotar dos goles

Y es que no cabe atribuirlo todo a la «mala suerte» o a «los pequeños detalles», como hizo Ancelotti al término del encuentro. Es lógico pensar que el italiano habrá hecho un análisis más profundo de puertas para adentro, pero varios de sus futbolistas sí fueron más críticos en público.

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«Hay que tener más atención defensivamente», reconoció Casemiro. «En la jugada del primer gol es mérito de ellos y el segundo fue más culpa de nosotros. Debemos cambiar eso, no podemos ir todos para arriba, debemos estar concentrados en la marca», diseccionó Valverde, que apuntó a un mal que el Real Madrid viene arrastrando desde anteriores campañas: «Esperamos que nos metan un gol para reaccionar. Eso hay que mejorarlo».

Vulnerabilidad defensiva

Efectivamente, hasta que se vio por debajo en el marcador el Real Madrid inquietó poco. Ancelotti dispuso de nuevo un once asimétrico que basculaba casi toda la amenaza por la izquierda debido al influjo de Vinicius, mientras que en la derecha quedaba prácticamente todo el carril para Nacho porque a Valverde la naturaleza le pedía echar una mano a Casemiro y Camavinga.

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El pivote brasileño adelantaba metros pero la retaguardia se mantenía demasiado retrasada y el bloque se hacía largo, lo que daba espacio al Sheriff, como días antes al Villarreal, para pensar. Así llegó la primera diana del cuadro moldavo, que expuso las vulnerabilidades de los laterales blancos. Cristiano avanzó sin que Nacho le incomodase y Miguel Gutiérrez no replegó a tiempo para ayudar en la marca de Yakhshiboev, que cabeceó a placer.

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Había minutos de sobra para subsanar el estropicio. El Real Madrid sometió por tierra, mar y aire al Sheriff en la recta final de la primera parte, pero en la segunda cayó en la precipitación y abusó de los centros laterales. Ancelotti trató de virar el encuentro reubicando a Valverde y Camavinga como laterales para redoblar el asedio con toda su plétora de atacantes. Fue un movimiento arriesgado pero comprensible, dado que el Sheriff vivía acantonado en su campo.

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La agitación del tablero, en cualquier caso, no tuvo una incidencia directa en la diana de Thill que selló la derrota blanca. El gol fue producto de un error de bulto al dejar recibir solo en el balcón del área al centrocampista luxemburgués tras un saque de banda. El Madrid lo defendió con el bloque muy hundido y cuando Modric salió a taponar ya era tarde.

Con todo, no conviene dramatizar ni poner en el patíbulo a un equipo que había dejado buenas sensaciones en el inicio de curso. El empate del Inter frente al Shakhtar hace que su situación siga siendo relativamente desahogada y es difícil pensar en un carrusel de ocasiones si premio similar al que tuvo frente al Sheriff. Pero la derrota sí debe servir como toque de atención a una escuadra que pisa Europa sin la jerarquía de antaño y no sabe sujetar las transiciones de sus adversarios.

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