Pablo Marín conduce el balón en el partido disputado por la Real Sociedad el pasado sábado en Zorrilla. D.V.
Fútbol

Una herencia familiar bien administrada

Pablo Marín debutó con la Real Sociedad en Primera División casi tres décadas después de que lo hiciera su padre, Fernando, con el Club Deportivo Logroñés

César Álvarez

Logroño

Jueves, 27 de octubre 2022, 02:00

El 5 de marzo de 1995, un chaval de Arnedo que llevaba toda la vida jugando en las categorías inferiores del Club Deportivo Logroñés y ... soñando con vestir la camiseta del equipo de su tierra, hacía por fin realidad su deseo. En una tarde lluviosa de final del invierno, Antonio Ruiz le daba la oportunidad a Fernando Marín (Arnedo, 1971) de debutar en Primera División, y lo hizo como titular, en Las Gaunas, ante el Athletic de Bilbao.

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El pasado sábado, su hijo Pablo (Logroño, 2003) también se estrenaba en la máxima categoría del fútbol español al jugar sus primeros minutos en Primera, en el duelo que su equipo –la Real Sociedad– libró con el Valladolid; y hoy puede estrenarse en la Europa League en Chipre.

Ambos estrenos mantienen ciertas similitudes. La lluvia estuvo presente en los dos debuts y el resultado fue el mismo para ambos (derrota por la mínima), aunque las circunstancias fueron muy diferentes.

Fernando debutó en Primera con el equipo de su casa, con el que recorrió todas las categorías desde juvenil y después de haber simultaneado los entrenamientos de la primera y segunda plantilla (en la que era pieza fundamental).

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Pablo Marín debutó con la selección española.

Pablo sufrió la hecatombe futbolística riojana y tuvo que buscar el futuro fuera (tras sus inicios en el EDF) a costa de sacrificio.

Fernando señala (Pablo no puede hacer declaraciones porque la Real Sociedad sólo lo permite a los jugadores del primer equipo) que el fútbol de ahora y el que jugó, y las circunstancias de ahora y las que él vivió, no admiten comparación. «En la Real hay mucha más competencia para llegar a entrar porque maneja un área de influencia mucho mayor, y cuenta con más medios, que el Logroñés. Una vez dentro, el camino es el mismo. Hay que trabajar para ir subiendo por las diferentes categorías».

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Arriba, Fernando el día de su debut; abajo con su hijo Pablo en brazos y en un partido con el Logroñés, ante el alavés. L.R.

Las circunstancias que rodean al futbolista en uno y otro también es diferente. «Pablo está en un club que tiene muchos medios, y por ejemplo, hacen un seguimiento no solo deportivo sino también académico de los chavales jóvenes que tiene bajo su tutela en la residencia de futbolistas. La gestión es mucho más profesional. En San Sebastián hay un director deportivo profesional que es una figura importante y cotizada en el organigrama del club. Aquí estaba Fernando Ramos que compatibilizaba su trabajo en el Logroñés con otro. El potencial económico es muy diferente entre uno y otro».

Evolución deportiva

Fernando no quiere compararse con su hijo, «entre otras cosas porque yo no me veía a mí mismo. La comparación tendría que hacerse desde fuera, con distancia», pero sí se atreve a comentar los cambios experimentados por Pablo. «Físicamente ha evolucionado mucho desde que está en San Sebastián, que lógicamente también ha ido acompañado de una mejora técnica y táctica», comenta.

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Una de las virtudes que ve en su hijo es «su desparpajo. Se atreve a hacer cosas y eso es un punto que marca diferencias». El aspecto físico también es digno de elogios por parte de Fernando, una virtud que él también tuvo (antes de llegar al Logroñés, con once años, ya corrió la maratón de Madrid en poco más de tres horas). «Físicamente es fuerte y potente, ve bien el fútbol y creo es bueno en el regate, lo que unido a que maneja bien las dos piernas le hace peligroso cuando sale con el balón».

En su evolución técnica y táctica, Fernando Marín señala que «en la Real se hace un entrenamientos específico por puestos, algo que antes sólo se hacía con los porteros. Ahora, en Zubieta un exdefensa de la Real coge a los defensas de cada equipo y trabaja con ellos; lo mismo hace un antiguo medio con los centrocampistas, y así... Eso le ha servido a Pablo para mejorar el trabajo como medio centro (su posición habitual), por ejemplo para saber dar salida al balón tiene que recibir ya orientado, y eso lo ha estado aprendiendo. Cuando se juega en banda es más fácil».

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Fernando no quiere hacer ningún vaticinio sobre el futuro de Pablo. «No se sabe. El año pasado, después de debutar con la selección, cuando mejor estaba, se lesionó y se perdió todo el final de temporada... hay muchas circunstancias que pueden influir. Ya se verá», dice prudente.

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