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Pablo Marín estaba destinado a ser futbolista. Lo llevaba en la sangre, pero también era consecuencia de una herencia impuesta.
Apenas levantaba unos centímetros ... del suelo cuando ya acudía a los campos de fútbol para ver a su padre apurar los últimos años de su carrera deportiva en el Varea, el Haro o el Logroñés. Pablo no animaba al equipo, animaba a su padre (con el que mantiene muchas similitudes futbolísticas y muchos gestos sobre el césped). El pequeño Pablo, cada domingo agarraba su tambor para animar. «¡Marín, Marín!» gritaba desde las gradas. Cuando podía incluso se integraba en las charangas para regocijo de los mayores. Así ocurría en El Mazo o en Las Gaunas donde se unía con frecuencia a Makoki.
Cuando ya era más grande que el balón, abandonó el tambor y se enfundó la elástica del EDF para comenzar su carrera futbolística que pulió en la Escuela Tiki Taka.
En infantiles, donde los equipos todavía son mixtos, compartió el centro del campo con otra insigne de la Real Sociedad, Ana Tejada, aunque luego sus caminos se separaron hasta reencontrarse en San Sebastián.
El Centro de Tecnificación de la Real Sociedad en Logroño –con quien el EDF mantenía convenio de colaboración– reclamó al pequeño de los Marín para que jugara algún torneo en Zubieta.
El joven centrocampista comenzó a despertar admiración en los técnicos blanquiazules y en edad juvenil, un taxi enviado por el club txuri urdin recogía a Pablo en Logroño, se lo llevaba a entrenar allí, dormía en la residencia de futbolistas en San Sebastián, y el sábado, Pablo jugaba con el juvenil de la Real Sociedad antes de regresar a Logroño donde seguía cursando sus estudios.
El siguiente paso llegó un año después, cuando el riojano se estableció ya en San Sebastián becado por la Real Sociedad en cuyo equipo juvenil militaba y con el que se adjudicó el trofeo al mejor jugador en el Torneo Ciudad de Logroño, que anualmente organiza el Berceo.
Indiscutible en el Juvenil División de Honor blanquiazul, pasó al equipo C de la Real Sociedad y el año pasado, en Butarque, Xabi Alonso le hizo debutar en el Sanse en Segunda División A,. Casi simultáneamente, la selección española sub 18 de Santi Denia también vio su estreno, en Alcoy, en un amistoso frente a Israel.
Sin embargo, unos problemas en el pubis pusieron fin prematuramente a la mejor temporada de la vida futbolística de Pablo Marín.
Esta campaña aún la empezó Marín con algunas reservas. No jugaba los partidos completos de pretemporada para dar tiempo a una total recuperación que ya parece haber llegado. Asentado como titular indiscutible en el segundo equipo donostiarra (cuando su ficha todavía es de la Real C), Imanol contó con él para viajar a Moldavia para enfrentarse al Sheriff en la Europa League, aunque no llegó el esperado debut, pero el chico del tambor tocó con fuerza en Valladolid donde, pese a la derrota, los medios le destacan como uno de los mejores.
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