Análisis
La Liga de Naciones ha supuesto un balón de oxígeno para Didier Deschamps. El técnico de Bayona salió de la reciente Eurocopa multisede muy cuestionado en el país vecino tras el descalabro de la campeona del mundo, que cayó contra Suiza en octavos de final ... cuando se presentaba como principal favorita al título. Buena parte de las críticas pusieron entonces en la diana al técnico de Bayona, que no supo sacar el adecuado provecho a un combinado lleno de estrellas. Pero la victoria frente a España en la final disputada en San Siro ha reforzado su figura y permite al preparador tomar aire para afrontar en mejores condiciones la fase de clasificación para el Mundial de Catar.
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Deschamps llegaba a tierras italianas de nuevo bajo sospecha porque los 'bleus' no terminaban de despejar dudas. Desde aquella derrota en la tanda de penaltis ante el combinado helvético, habían encadenado dos empates contra Bosnia y Ucrania y solo habían derrotado a Finlandia el día en que su seleccionador mutó el esquema para defender con tres centrales y dos carrileros, reubicando además a Griezmann como enganche entre el centro del campo y la delantera. Un cambio de sistema cuya finalidad era solidificar una zaga vulnerable y, sobre todo, potenciar las cualidades de su temible tridente ofensivo.
Unas modificaciones de calado que empiezan a dar frutos. Cierto es que Francia comenzó perdiendo ante Bélgica y de nuevo contra España, pero logró remontar a base de pegada y determinación. «Tuvimos carácter y mentalidad, indispensables para lograr el título esta noche», reivindicó Deschamps, que amarró en San Siro su segundo título al frente del combinado galo, tras el Mundial de Rusia logrado en 2018.
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Con la Liga de Naciones, Francia completa un trébol del que no puede presumir ninguna otra selección, ya que además de esos trofeos también atesora en sus vitrinas la Eurocopa, que conquistó por partida doble en 1984 y el año 2000. «La mejor vitamina es ganar títulos», recordó Deschamps, que al menos por el momento ha logrado alejar el fantasma de Zinedine Zidane, el técnico llamado a sustituirle algún día en Clairefontaine.
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