Un bidón para el chaval

«Aúpa, Sheyla», escucha Sheyla Gutiérrez mientras afronta los últimos kilómetros de la ascensión a Mancalvillo. «Aúpa. Está quedando bonito», contesta a uno de los operarios que la pasada semana estaban trabajando en la mejora de la subida, en segar y limpiar las cunetas. «Luego me dejas un bidón, cuando bajes», le pide, para no molestarle en su entrenamiento.

Sheyla es una ciclista del pueblo, de hablar con la gente, aunque la primera impresión es de timidez. Sin embargo, la bici es su hábitat y ahí se siente segura. «Toma, si quieres», dice y echa mano a uno de los dos bidones que lleva en su bicicleta. «

Es para el crío», le responde. Lo saca del portabidones y se lo da. «Tengo un gel dentro», le advierte. En realidad, apenas bebió en esos 8,6 kilómetros. Se lo dio entero y en el otro apenas faltaban unos mililitros en la cima. Y el chaval, con su bidón, tan contento porque de Movistar hay muchos, pero de Sheyla solo eso.

Al menos, para él. Un fan más.

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