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Estados Unidos parte de nuevo como favorita en el Mundial de baloncesto. Es la gran potencia, por mucho que los jugadores europeos cada vez copen en mayor medida el firmamento de la NBA y que más allá de su fiabilidad en los Juegos Olímpicos, la ... selección de las barras y las estrellas se haya acostumbrado a los tropiezos en las citas mundialistas.
La enésima versión del Dream Team que inmortalizó el equipo de Barcelona'92 al que ningún otro puede alcanzar presenta una nómina de jugadores con menos nombre para el aficionado no demasiado acostumbrado a trasnochar, pero una sensación de bloque como pocos combinados estadounidenses en los últimos tiempos. Jalen Brunson en la dirección, Anthony Edwards como anotador compulsivo, el poder de Jaren Jackson Jr. por dentro y la excelente gestión de una leyenda como Steve Kerr desde el banquillo permiten otorgar el rol de favorito a un conjunto que ha doblegado en sus duelos de preparación a selecciones como España o Alemania, aunque sudando sobre el parqué.
No están jugadores All-Star que brillaban en China 2019 como Jayson Tatum, Donovan Mitchell o Kemba Walker, ahora en el Mónaco de la Euroliga. Tampoco Marcus Smart. Ni falta que hace, pensará más de uno, pues el tropiezo en aquel campeonato de hace cuatro años fue de época. Las derrotas ante Francia en cuartos de final y contra Serbia en la lucha por los puestos del quinto al octavo derivaron en la séptima plaza final, la peor clasificación mundialista en la historia de la potencia hegemónica del baloncesto.
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Estados Unidos es un buen equipo, el principal candidato, aunque ni mucho menos imbatible como en otros tiempos. Sin embargo, las ausencias merman las alternativas al Team USA. Serbia es la siguiente selección con más recursos de calidad actualmente, pero las ausencias restan potencial al conjunto balcánico, que por otra parte en los últimos torneos ha perdido parte de aquella proverbial competitividad heredada de la antigua Yugoslavia. No están las dos grandes estrellas 'plavi': Nikola Jokic, dueño y señor de la última edición de la NBA con los Denver Nuggets, ni Vasilije Micic, el jugador más diferencial de la Euroliga en los últimos años.
Francia, otra de las candidatas, tampoco cuenta con Joel Embiid ni Victor Wembanyama, y Canadá lamenta las bajas de Jamal Murray y Andrew Wiggins, dos figuras de la NBA. Qué decir de España, sin Ricky Rubio y Lorenzo Brown, que además comparten posición y por tanto concentran las debilidades españolas en el puesto de base.
Australia, otra de las favoritas, pretende ese paso adelante en la lucha por lo más alto que le ha faltado en los últimos campeonatos, aunque no cuenta con Ben Simmons, mientras que Eslovenia sí presume de Luka Doncic, el jugador más desequilibrante del planeta en baloncesto FIBA, pero le falta algún recurso más con el que arropar a su estrella.
Alemania completa el grupo de aspirantes a las preseas. El conjunto germano vive su mejor etapa desde los tiempos de Dirk Nowitzki, aunque a diferencia de entonces, ahora luce poderío colectivo y no solo individual. Los hermanos Franz y Moritz Wagner y el base Denis Schroder lideran a un equipo con mayúsculas. Otras selecciones como Grecia, sin Giannis Antetokounmpo; Lituania, sin Domantas Sabonis; Letonia, sin Kristaps Porzingis, o la coanfitriona Japón, sin Rui Hachimura, deberán compensar con la fuerza del grupo la ausencia de sus mejores talentos.
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