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El XXII Concurso de Pinchos de La Rioja levantó tanta expectación que el salón de Riojafórum –donde se dispuso la cocina por la que cada uno de los diez cocineros finalistas hiciera en directo su elaboración– se llenó. Todas las sillas estuvieron ocupadas desde algunos minutos después de haberse iniciado el showcooking.
El público siguió con atención cómo cada uno de los cocineros, en los diez minutos que marcaba un cronómetro bien visible, elaboraba las diferentes unidades del pincho que había de entregar al jurado para su valoración.
Los diez pinchos que llegaron a Riojafórum, de alguna forma, ya eran ganadores. Habían superado de forma exitosa una criba previa en la que habían participado los 70 pinchos presentados al concurso. Un jurado itinerante había ido degustando todas las elaboraciones en las semanas previas para que sólo una decena mantuvieran su candidatura y llegaran hasta el showcooking.
En algunos casos con notables y visibles nervios; y en otros, con la templanza que dan las muchas participaciones, los cocineros fueron concluyendo sus platos (se les permitía llevar alguna elaboración que requiere mucho tiempo ya preparada) y sometiéndolos al examen del jurado.
El jurado estaba compuesto por Miguel Caño, de Nublo, en Haro, con una estrella Michelin; Gonzalo Baquedano, de Ajonegro, en Logroño, con una estrella Michelin; Iñaki Andradas, del bar restaurante Baserriberri, de Pamplona, avalado por la Guía Michelin y ganador habital del concurso de pinchos de Navarra; Aitor Esnal, del restaurante del mismo nombre en Logroño, y por Abencio Millán, director de la Escuela de Hostelería Camino de Santiago de Santo Domingo de la Calzada, coordinados todos ellos por el gastrónomo Mikel Zeberio.
Bien avanzada ya la mañana, todos ellos se retiraron a una sala anexa para deliverar y hacer sus valoraciones. Así, pasadas las 13.00 horas, se procedió a hacer entrega de los diferentes premios.
Se comenzó por la entrega de las menciones. Y la primera, correspondiente al Pincho Popular fue para el bar El Arca de Logroño. El público con su votación a lo largo del mes de febrero en los propios establecimientos eligió como su favorito, el pincho ´Munstang Rioja', elaborado con pasta Wonton, carne de potro de Rioja, tinto de año DOCa Rioja, arroz, setas de Quel, Queso Camerano y germinado de alfalfa.
Después fue el turno para el Pincho Tradicional que se otorgó a las 'Croquetas cremosas de Boletus', del bar El Cueto, de Santurde de Rioja. Esta mención pretender premiar a los pinchos que durante toda la vida han estado presentes, de una u otra forma, en la barras de los locales riojanos, y por ello el jurado eligió una croqueta elaborada con Boletus, caldo de carne, aceite, cebolla, huevo, pan rallado, mantequilla, mayonesa, trompetas, polvo de setas, harina de trigo y leche entera.
La Vieira Fungi del Chandro de Pradejón resultó ganadora de la mención #producto riojano. Para optar a ella se exigía utilizar alimentos tradicionales y esta receta tiene como ingredientes setas Eryngii de Pradejón, AOVE de Rioja, ajo, nata, huevos, azúcar y ralladura de trufa.
Antes de la entrega de los Delantales se procedió a la entrega del premio más emotivo de la mañana. La veterana María Vega López Bravo, propietaria del restaurante La Vega de Rodezno, recogió el premio 'Palillo de Honor' que homenajea a los establecimientos que han trabajado en pro de los pinchos en La Rioja.
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Tras los premios 'menores' llegó el momento de los Delantales de Oro, Plata y Bronce, en los que Calahorra hizo un significativo pleno.
Un veterano de los concursos de pinchos y también de las barras como Miguel Espinosa, de El Albergue de Calahorra, recibió la noticia con una gran salto y lágrimas en los ojos, pensando en su gente que estaba siguiendo la evolución del concurso por streaming desde una ciudad ya de fiesta. Su trampantojo de pera (queso costeño, harina y leche, mantequilla, fécula de maíz, azúcar, sal, gasificador, huevo, almidón de yuca, cordero, pimiento rojo y verde, y vino tinto) mereció el máximo premio, el Delantal de Oro.
El segundo puesto fue para el bar Dulce Laurel, de Logroño, por 'Lingote Riojano', elaborado con tosta de pan, suflé de espárragos blancos de Calahorra, trigueros a la plancha, huevos, nata, perfume de Arbequina de Alfaro con trufa, lechuga, vinagre y aceitunas negras, cuya cocinas comanda el calahorrano Gaby Pérez Gaona.
El Delantal de Bronce fue para otro habitual de los concursos y muy laureado, el chef del restaurante Aromas by Zenit de Calahorra, José Ignacio Gordo (que el martes en Tudela había recogido el de segundo clasificado del Concurso Nacional de Pinchos con Verduras). El chef presentó '¡¡¡Para chuparse las manitas!!!', pincho elaborado con manitas de cordero, chorizo riojano, panceta, tomate, pimiento choricero, cebolla, Aceite de La Rioja, laurel, alegrías riojanas, huevos, pimiento, embuchados y miel.
El gastrónomo Mikel Zeberio ejerció, una vez más, de presidente del jurado. Y antes de dar a conocer el resultado de su veredicto ofreció unas palabras a petición del presentador del acto.Zeberio no pareció demasiado satisfecho por lo que vio en Riojafórum. Aunque reiteró que «se iba por el buen camino», también señaló que echaba de menos «más sencillez en los pinchos. Cada uno de ellos tiene muchas, demasiadas, historias. Algunos pinchos dejan demasiadas incógnitas sin resolver... echo de menos pinchos con muchos menos ingredientes», señaló. Fueron unas palabras que no fueron del todo bien acogidas por el público –y algunos cocineros– que había asistido al showcookin de Riojafórum.
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