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Justo ROdríguez

Sen Senra o el falsete como forma de vida

festival Actual 2022 ·

La segunda noche de 'Grandes conciertos', dedicada al público joven, ofreció un espectáculo breve e insuficiente con una pose de desinterés quizá no muy fingida

Diego Marín A.

Logroño

Martes, 4 de enero 2022, 10:34

Sen Senra es un músico más actual que devuelve a un artista para el público joven al escenario grande del festival Actual. Si bien antes había colaborado con Novedades Carminha y Julieta Venegas, el paso de gigante se lo ha propiciado cantar junto a C. ... Tangana, derivando del rap al 'trap'. Parecía natural que Actual acogiera en su programa a sonidos urbanos y modernos como el 'trap', de lo contrario sería seguir viviendo con los ojos cerrados, por muy fácil que sea. La verdadera curiosidad de estos artistas es extraerlos de 'Spotify', separarlos de la inmediatez y otorgarles la pausa necesaria para disfrutarlos en directo, a ver si superan la prueba de enfrentarse al público, defendiendo las canciones sin artificios, y es que las máquinas siempre parecen preparadas, para bien o para mal, para su propia rebelión.

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El resultado fue flojo. Media entrada para ver a Sen Senra, eso sí, de espectadores muy jóvenes y también muy revoltosos puesto que pasada la primera canción todavía había varios buscando su asiento y, pasada la segunda, otros cambiaron el suyo buscando mejor perspectiva. Aquello se asemejó durante unos instantes al camarote de los hermanos Marx. Hacía tiempo que las acomodadoras del Riojaforum no tenían tanto trabajo.

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En cuanto al espectáculo, pareció haber demasiado escenario para poco artista. Con una puesta en escena bastante espartana, un batería, un bajista con teclados y 'samplers' y el propio Sen Senra a la guitarra, el repertorio resultó monótono no por la música sino por las letras y el recurso del falsete como forma de vida, no como herramienta ocasional. Y ni un atisbo de picardía ni una crítica ni una mota de mala hostia, todo nostalgia amorosa de manera que parecía cantar los temas de Malú. Hubo poca intensidad, y aunque el público disfrutó y bailó, dio la sensación de que había más ganas de pasarlo bien con cualquier cosa que con Sen Senra en concreto.

Hubo un fallo en una canción, 'Globo', al iniciarse una pista de ritmo errónea, el directo se paró en seco, el escenario se fundió a negro y tras unos segundos, si no minutos, se reinició como si no hubiera pasado nada. Ni una disculpa. Pero eso no es lo peor, porque un error lo tiene cualquiera. Tal vez lo más feo fuera la actitud del artista. Durante todo el concierto se mostró distante, rehusando mirar al público y referirse a él, una pose que se remonta a hace más de medio siglo, no ha inventado el 'trap' el fingido desinterés, la desgana simulada, el hastío impostado como autoconvencimiento y elevación del ego. El problema es que no sea ficción sino realidad. Tras una escasa hora de concierto, con todo el público de pie agradeciendo la actuación, Sen Senra se largó y no volvió. Y allí dejó a los espectadores, con los estribillos en la boca, casi bailando todavía.

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