«Muchos proyectos se han perdido por falta de voluntad política o de un poco de dinero»

-El germen de la 'movida' musical madrileña estuvo en aquel mítico concierto-homenaje a 'Canito' (batería de 'Tos' fallecido en accidente de tráfico) en 1980. ¿Qué dio el pistoletazo de salida a la 'movida riojana'?

-No hay un pistoletazo como tal, pero sí es verdad que condiciona mucho Iberpop, que en ese momento trae todo lo que se hace en Madrid. Fue el primer festival integral que se hace en España y así lo reconocen los historiadores musicales.

-A principios de los años 80 España era un páramo cultural. Además del abanico de libertades que se empieza a abrir por entonces, ¿qué explica la revolución cultural vivida en La Rioja?

-Por una parte están los nuevos centros universitarios y, con ellos, unos 2.000 jóvenes estudiantes que ya no tienen que salir de Logroño para estudiar. También es cierto que en el ámbito cultural no había nada y la gente tenía ganas de música, de teatro, de cine, de todo. Además, en esa época las instituciones se dieron cuenta de que tenían que estar ahí, mientras que ahora mismo no apoyan la cultura.

-¿A qué achaca esa dejadez cultural de las instituciones en los últimos lustros?

-Aquellos que llegaron vírgenes y sin contaminar a la política podían hacer las cosas mejor o peor, pero siempre las hacían con ganas de ayudar a la gente. Pero en los últimos años se han maleado de tal manera que ahora un político solo piensa, no ya en las próximas elecciones, sino en los próximos sondeos del CIS. Ellos saben que la cultura no da ese tipo de rédito, pero no se dan cuenta de que la cultura y el patrimonio es lo que permanece en una ciudad o en un país cuando dos, tres, cuatro generaciones han desaparecido. La cultura forma parte de las señas de identidad de un pueblo y creo que los primeros políticos se dieron cuenta y apostaron por ello, pero ahora mismo la cultura no les importa nada. Y la prueba más palpable es que durante la primera ola del coronavirus el mundo de la cultura se volcó con la sociedad ¿y qué ha ganado a cambio? Nada, están olvidados de la mano de dios. La cultura no interesa porque el mundo ha cambiado mucho en los últimos cuarenta años y ahora mismo los políticos no quieren que la sociedad sea crítica y culta, sino que la quieren dócil, que vea la tele, se ría con cuatro chistes... y así poder manejar a la gente.

-¿Cree que las administraciones deben ser el principal sustento de la cultura?

-No digo que sean las administraciones o la política las que tienen que financiar la cultura, pero sí tienen que ayudar y en este momento no lo están haciendo. Si Miguel Ángel o Rafael no hubieran tenido mecenas ahora mismo no tendríamos esas obras de arte que admiramos todos.

-En los años de la 'movida riojana' surgieron festivales y programaciones que aún hoy perviven: El Festival de Teatro de Logroño, el de Jazz, de Marionetas, la Muestra de Teatro Aficionado, Actual (entonces Iberpop) o el Mazacote Cultural. ¿Cuál es la clave de esa pervivencia cuarenta años después?

-Pues porque no se ha hecho otra cosa o muy poco. Está Riojafórum, pero ¿cuántos espectáculos programa a lo largo del año? Han aparecido cosas nuevas como el Museo Würth, el festival de narrativas Cuéntalo y algunas cosas más, pero sí es verdad que se ha hecho muy poco. Y el crecimiento ha sido muy pequeño porque no interesa. Hay cantidad de proyectos culturales, museológicos y de otro tipo que se han perdido en esta región por una falta de voluntad política o de poner un poco de dinero, y un ejemplo palmario es el Centro de la Cultural del Rioja o la Casa del Inquisidor. No se aprovechó bien la época de bonanza y ahora no tenemos dinero, aunque a veces hace falta más voluntad e imaginación que dinero.

-Cantidad de gente que participó y promovió aquella 'movida riojana' ahí sigue (Santiago Tabernero, Bernardo Sánchez, Pedro Espinosa, Jorge Elías, Jesús Rocandio...). Fue una hornada muy potente.

-Fue muy potente pero también tuvieron las ganas, las facilidades y la plataforma para hacerlo. Ahora es más difícil y mucha de la gente que es buena en La Rioja se acaba yendo fuera porque aquí no pueden seguir (menciona a Pablo Sáinz Villegas).

-Como explica en su libro, La Rioja también se enriqueció en aquellos primeros años 80 con la visita de personalidades como Carmen Martín Gaite, Fernando Lázaro Carreter, Miguel Delibes...

-Toda esa gente para nosotros eran ídolos. Cuento la anécdota de que a Delibes te lo encontrabas muchas veces en la calle Laurel porque venía mucho a Logroño a cazar y luego a comer al Cachetero. Que nos visitara Rafael Alberti recién venido del exilio para reivindicarse él y, sobre todo, a su mujer (la riojana María Teresa León) fue un momento importante. También recuerdo ver a Julio Caro Baroja en el Ateneo y casi se me caían las lágrimas.

-¿Qué personas, espacios o momentos de aquella época se han quedado grabados a fuego en la memoria de Marcelino Izquierdo?

-Yo hablo mucho de los grupos de música Miopía y Casablanca, que son la pre-movida, este último vinculado al bar Merlín (ubicado en la calle Portales). Era un bar al que no estábamos acostumbrados y donde te juntabas con los músicos que estaban empezando entonces. Los dueños del Merlín y otra gente crearon Casablanca, uno de los mejores grupos de entonces, que hacían una especie de jazz-rock. Me chocaban mucho y recuerdo que hicieron un festival en el Parque de los Enamorados, entonces un lugar inhóspito. La improvisación era muy importante en esa época, las cosas no se meditaban tanto. Pero lo que más me ha quedado grabado es el tema de Iberpop, que nos tocó de lleno porque Ignacio Faulín era colaborador de la 'Ventana Cultural'.

Me impresionó la polémica con el cartel anunciador de la primera edición del festival, que salió hasta en El Caso (la foto era de Rocandio y aparecía una pareja besándose en un garaje. El presidente del Tribunal de Menores lo denunció ante la Justicia alegando que incitaba la homosexualidad). También está aquella otra polémica de Els Joglars, algo que no se ha contado nunca y que tuvo que ver con el final de la 'Ventana Cultural'. Los responsables de la Caja Provincial nos propusieron aumentar el suplemento a 16 páginas, pero se echaron atrás y nos retiraron su apoyo tras hacernos eco de la representación de 'Teledeum' en el Festival de Teatro de Logroño. Aquello llevó a muchos de sus clientes mayores a retirar sus ahorros de la Caja y nosotros fuimos los paganini. Lo más curioso es que era una obra bastante floja y estaba pasando por los teatros de España sin pena ni gloria, hasta que llega a Sevilla y el obispo la tacha de blasfema y le hace una publicidad increíble. Cuando Els Joglars llegan a Logroño, tras la rueda de prensa fuimos con Ramón Fontserè a la misa de desagravio que se estaba celebrando en esos momentos en Palacio; dimos la vuelta a la iglesia y no nos reconocieron.

-¿Con qué sentimientos ha escrito este libro (el undécimo, tras firmar cinco novelas, tres ensayos y dos libros de cuentos)? ¿Quizá con añoranza?

-Sí, pero sobre todo con mucho orgullo porque creo que con nuestra labor en la 'Ventana Cultural' ayudamos a que todo aquello no se perdiera, y de ahí también este libro. Allí estuvimos gente joven como Montse y yo, como Santiago Tabernero o Bernardo Sánchez, y gente mayor pero con una vasta cultura como Roberto Iglesias, Manolo de la Rivas o Domingo Martínez Benavente, y nos dábamos cuenta de que se estaban haciendo grandes cosas.