Secciones
Servicios
Destacamos
LA RIOJA
Lunes, 14 de diciembre 2020, 16:03
La Rioja tuvo su propia «Movida» desde los primeros ochenta, marcada por numerosas manifestaciones culturales y por el apoyo que las autoridades de entonces les prestaron, «a diferencia de ahora».
Así lo sostiene el periodista Marcelino Izquierdo, que ha publicado el libro « ... La movida riojana» como una reivindicación de todo lo que ocurrió, en el panorama cultural, en el inicio de la década de los ochenta, según recoge Efe.
Izquierdo, que ha presentado su libro este lunes, considera que La Rioja, «en su dimensión» no tiene que tener «complejos» respecto a su protagonismo cultural en ese momento «porque como sucedió en otros sitios, era un momento en el que había muchas ganas de superar el erial cultural que había sido el franquismo».
El libro repasa, en gran medida, el contenido del suplemento cultural del Diario La Rioja, «Ventana Cultural» que fue testigo en más de cien números de esa «movida riojana» y de cuya coordinación se encargó el propio Izquierdo, junto a otra periodista, Montse Ramírez.
«Hace unos años me preguntaron si tenía ejemplares de ese suplemento y sí que los conservo, empecé a hojearlos y me di cuenta de que todo lo que había ocurrido culturalmente y socialmente en esos años, en La Rioja y en España, estaba ahí», ha detallado el autor.
El protagonismo que tuvo «La Movida Madrileñea» coincidió en el tiempo con otras «movidas» en diferentes lugares de España, ha explicado, todas marcadas por las ganas de «salir del erial cultural que había sido el franquismo» en el que «sí que los intelectuales, a su manera, se buscaban la forma de hacer cosas» pero «no había muchas posibilidades».
Por eso, la llegada de la democracia fue un caldo de cultivo propicio para las manifestaciones culturales y en el caso de La Rioja «se dio la coincidencia de que llegaron muchas cosas, el Colegio Universitario, la UNED y la Universidad Popular», entre otras.
Esas instituciones «por un lado hicieron que casi a unos dos mil estudiantes jóvenes no tuvieran que salir fuera y se quedaran aquí con sus inquietudes de música, ocio o literatura» y «por otro lado, llegaron a La Rioja profesionales de fuera con motivaciones culturales».
Ese fue «el caldo de cultivo» de esa «movida riojana» pero también «las autoridades en ese momento, no ahora, apostaron por la cultura», subraya Izquierdo.
Así, con el apoyo de las instituciones surgieron entonces «muchas cosas que ahora vemos con normalidad» como los festivales de teatro en Logroño y Haro, el festival de marionetas, certámenes literarios...«porque» había muchas ganas de cultura, de todo tipo, la sociedad tenía, por ejemplo, muchas ganas de cine, en una región en la que los estrenos importantes llegaban con meses de diferencia respecto a Madrid«.
Un punto especial de esa «movida» riojana fue también la música «porque hubo muchos grupos» pero «sobre todo porque en Logroño se creó el primer festival en España, Iberpop, que fue el germen de lo que es ahora Actual«.
El creador de aquel festival, Ignacio Faulín, que colaboraba en el suplemento cultural, «se lo propuso al Gobierno de La Rioja y le dieron 125.000 pesetas (21.000 euros) que era una porquería» aunque «gracias a ello personajes como Alaska, Loquillo o Nacha Poo se paseaban por la calle Laurel en Navidad y además aquel festival también trajo a directores de cine o escritores».
«Ahora hay una saturación de festivales, sobre todo en verano, y está el Actual, pero en aquellos tiempos Iberpop fue el primero y por eso logró una gran repercusión», subraya Izquierdo.
En La Rioja en los años ochenta «surgió de todo, cineclubs, fancines y grupos musicales» y «en muchas ocasiones de la mano de colaboradores del suplemento que luego han tenido un recorrido muy importante» como el escritor Bernardo Sánchez o el cineasta Santiago Tabernero, además del promotor Faulín.
También en ese tiempo llegó a La Rioja, a dar clases en la Universidad Laboral, el director de teatro Fernando Gil Torner «que creó el grupo Teatro Pobre, del que de momento 'solo' han salido Javier Cámara y Patxi Freitez».
En total, a lo largo de 125 páginas, Marcelino Izquierdo repasa en su libro unos años en los que La Rioja demostró que «tenía muchas ganas de cultura» como ocurrió en otros lugares «y por eso no hay que tener ningún complejo» porque «los riojanos también buscábamos cosas que hoy nos parecen habituales, como conciertos o exposiciones, pero de las que entonces había mucha hambre».
«En ese momento las autoridades pusieron mucho de su parte porque entendieron que la cultura es algo fundamental para el desarrollo de la sociedad» algo que cree que «no sucede ahora» en un momento en el que «la cultura se ha dejado totalmente a la iniciativa privada, que es loable, pero va a ganar dinero y en un lugar pequeño llega a donde llega», ha concluido el periodista y escritor.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.