«Lorca está con todos los que sufren o son perseguidos, defiende a la mujer»
Ian Gibson | Hispanista ·
La Cátedra de Español de la UR organiza hoy, a las 19.30 horas en la Sala Gonzalo de Berceo, un recital de 'bel canto' dedicado al poetaSecciones
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Ian Gibson | Hispanista ·
La Cátedra de Español de la UR organiza hoy, a las 19.30 horas en la Sala Gonzalo de Berceo, un recital de 'bel canto' dedicado al poetaLa Cátedra de Español de la Universidad de La Rioja organiza hoy, a partir de las 19.30 horas en la Sala Gonzalo de Berceo de Logroño, el recital 'Como canta un poeta: Federico García Lorca' de 'bel canto' con el barítono Luis Santana, ... el pianista José M.ª Berdejo y el hispanista Ian Gibson, que presentará y comentará cada canción. Con entrada libre hasta completar el aforo, la actividad ofrecerá la interpretación de las canciones populares españolas que recopiló Federico García Lorca y tocó al piano en los años 30 junto a cantantes como Encarnación López Júlvez y La Argentinita.
Ian Gibson (Dublín, 1939; residente en España y nacionalizado desde hace décadas) es un prestigioso hispanista que ha estudiado a Lorca, Machado, Dalí y Buñuel, es miembro de la Real Academia Irlandesa y, entre diversos ensayos ('Los últimos caminos de Antonio Machado' y 'El asesinato de García Lorca' son los más recientes), en el 2012 obtuvo el Premio Fernando Lara de Novela por 'La berlina de Prim'.
-¿A qué cree que hubiera podido llegar Federico García Lorca de no haber sido asesinado? ¿Estaríamos hablando de un Premio Nobel?
-Sí, claro, estaríamos hablando, con toda seguridad, del Premio Nobel de Literatura. ¡Se trataba de un genio! Cuando lo mataron tenía mucha obra nueva ya preparada, o en marcha. ¡Dios sabe a dónde no habría llegado!
-Se ha buscado su cadáver, pero no se ha encontrado. ¿Dónde cree que está? Hay teorías que dicen que pudo escapar del fusilamiento...
-Se le ha buscado, pero mal. Iba a haber un nuevo intento pero la Junta de Andalucía actual lo está impidiendo. Sigo pensando que los restos están dentro del parque Federico García Lorca, en Alfacar, en las afueras de Granada. En cuanto a escapar del fusilamiento, ni hablar. Sobre esto no cabe la menor duda. Hay miles de bulos en torno al episodio...
-Se conoce a mucho a Lorca en el ámbito flamenco, pues le han cantado muchos, como Camarón y Morente, pero no tanto en el mundo de la lírica, ¿se le ha cantado tanto, también, en la ópera?
-Se le han dedicado, en distintos idiomas, no sé cuántas elegías, obras de teatro e incluso óperas. Insisto en que estamos ante un fenómeno mundial.
-¿Y por qué siempre ha tenido tanta conexión con la música?
-Lorca nació con el don de la música en la masa de la sangre, heredado de su gente andaluza. Podía haber sido pianista profesional pero sus padres se opusieron. En toda su obra se nota la presencia de la música popular, de la poesía popular. Fue un prodigio artístico y sus sesiones folklóricas sentado al piano se hicieron míticas. Una vez dijo que era más músico que otra cosa, pero era todo a la vez, «viva moneda», como su Antoñito el Camborio, «que nunca se volverá a repetir».
-Hace poco se representó en el Teatro Bretón de Logroño la obra de Lorca 'Mariana Pineda', con gran vigencia, por suerte o por desgracia. ¿Considera a Lorca un precursor, a través de su obra, de la defensa de los derechos de la mujer?
-La relación de Lorca con Mariana Pineda es fascinante. De niño cantó en su aldea la canción de corro popular inspirada por su ejecución, luego redactó la obra de teatro, estrenada en 1927. Se identifica plenamente con Mariana y con su sacrificio y no me sorprendería que estuviera pensando en ella cuando lo mataron. Lorca está con todos los que sufren o son perseguidos (lo atribuyo al hecho de ser granadino) y, desde luego, en toda su obra defiende a la mujer y su derecho a vivir plenamente su vida.
-¿Qué es, para usted, lo más sobresaliente de la obra de Lorca?
-Yo diría, en primer lugar, la extraordinaria calidad de sus metáforas, que emanan de su larga infancia en la Vega de Granada y su contacto diario con la tierra y la manera de expresarse de sus habitantes. Él mismo se calificó como «poeta telúrico». Nunca olvidaré la primera vez que leí en el 'Romance de la luna' los versos «El jinete se acercaba/tocando el tambor del llano». ¡Se oían y veían los cascos de los caballos! Su visión del paisaje es primitiva, prelógica, nos devuelve a nuestros orígenes, en contacto permanente con la Naturaleza, de la que formamos parte, y algo que ha olvidado el hombre de nuestros días. Luego su empatía con todos los que sufren, de los malogrados, de los que no encuentran el amor... Quizás la Granada que se perdió para siempre en 1492 es la protagonista de su obra, aunque no explícitamente.
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