Fallece Rosa Herreros, la mujer que revitalizó el Ateneo Riojano

La Rioja no sería lo mismo sin el Ateneo ni el Ateneo sin Rosa Herreros, una mujer que ha sido una verdadera referencia en su tierra. Su fallecimiento no solo deja huérfana a la entidad cultural decana en La Rioja sino a la cultura regional en general. Fue pionera en ese campo, una activa defensora de la educación, las letras, el pensamiento crítico y la confrontación de ideas, y, sobre todo, principal artífice de la revitalización y modernización del Ateneo Riojano, que presidió entre 1986 y 2002. Se puso al frente cuando la institución atravesaba una situación crítica y la sacó adelante contra viento y marea hasta asegurar su rumbo. Hasta el día de hoy otras tres mujeres han representado la sabiduría y la combatividad de Atenea en la sede logroñesa de Muro de Cervantes, pero ella quedará en la memoria como su primera dama.

Rosa Herreros falleció este domingo en Logroño a los ochenta y un años de edad a consecuencia de una enfermedad que le había sido diagnosticada apenas unas semanas atrás. La noticia de su muerte, conocida a primera hora del lunes, ha supuesto un golpe y una sorpresa ya que hasta casi el último momento había permanecido activa en su quehacer público. El pasado mes de octubre participó como era su costumbre en la apertura del curso del Ateneo e hizo ver a su nueva presidenta, Evelyn Pérez, y el resto de la junta directiva, su disposición a colaborar en todo lo necesario. Su funeral se celebra hoy martes en Badarán, su pueblo natal, en la parroquia de Nuestra Señora de La Expectación, y mañana miércoles habrá otra misa en su honor en la iglesia de la Sagrada Familia, en Logroño.

El renacer de la Casa de Todos

Rosa María Herreros Torrecilla había nacido en Badarán en 1943 y era licenciada en Geografía e Historia. Tras irse a estudiar a Madrid, donde también ejerció la enseñanza, regresó todavía joven a La Rioja con el deseo de participar en la vida cultural local, muy escasa en aquel entonces, y de contribuir a impulsarla. Enseguida recaló en el Ateneo Riojano, que, tras haber permanecido clausurado a la fuerza durante la dictadura franquista, fue refundado en 1977 y a duras penas trataba de recobrar el pulso.

Desde el principio se implicó en el funcionamiento interno, desempeñando diversas funciones en las tres juntas directivas anteriores, tanto con Teodoro Sabrás, como con Jerónimo Jiménez y con Miguel Ángel García, y terminó dando un paso al frente para asumir la presidencia con cuarenta y tres años de edad.

Con un Ateneo mortecino, que todavía no había sido capaz de encontrar su verdadero lugar en La Rioja de su tiempo, Herreros fue elegida presidenta el 24 de febrero de 1986 con el propósito –en sus propias palabras– de «conectar con la realidad social y cultural del momento y fraguar un verdadero foro de encuentro y debate contemporáneos». Pero la necesidad más urgente era remodelar la sede y dignificarla.

Sin llevar un mes en el puesto, Rosa llamó a todas las puertas y consiguió implicar a instituciones públicas y privadas, así como a distintos sectores sociales y culturales mediante un llamamiento público y encuentros con intelectuales, artistas plásticos, escritores, músicos, actores, educadores, periodistas, jóvenes...

A fuerza de insistencia, el Gobierno de La Rioja terminó respaldando el proyecto siendo consejera de Cultura Carmina de Miguel (de AP) y con Miguel Ángel Ropero (PRP) como director general. Y también el Ayuntamiento de Logroño del alcalde Manuel Sainz (PSOE). Herreros conciliaba el espíritu de consenso de la Casa de Todos. Cuando la Comunidad concedió una subvención de 7.734.300 pesetas, por fin pudo llevarse a cabo la reforma completa que modificó el viejo piso en un espacio funcional y moderno.

Aquella transformación física era algo más que una metáfora de la transformación total que quería obrarse en el Ateneo Riojano como institución cultural; era el verdadero comienzo de la misma. Su primera piedra. «Era el nuevo renacer del Ateneo –según su presidenta–. Era un renacer del local, pero, en general, era el renacer del Ateneo, porque fue a partir de entonces cuando ya se pudo poner en funcionamiento».

Su reelección en febrero de 1990 fue la justa respuesta a haber logrado en los años previos la compleja y vital remodelación de la sede y la renovación de la institución. Ylas otras dos reelecciones posteriores (en 1994 y 1998) obedecieron a una gestión, entonces sí, enfocada en dotar de contenido el renovado continente; una programación mayor en cantidad y calidad, tanto por el público que empezó a congregar como por la variedad e interés de sus propuestas y protagonistas. El Ateneo por fin podía cumplir ante la sociedad riojana el cometido para el que había nacido y renacido: «llevar la cultura a la gente, reunirla para escuchar, reflexionar y debatir, ser un foro abierto de libre pensamiento».

«Ha merecido la pena»

En 2002 decidió hacerse a un lado, sin por ello dejar de trabajar en todo este tiempo para su querido Ateneo a través de ciclos, tertulias y otras actividades, como recuerdan hoy todos sus sucesores, al tiempo que destacan el magisterio y la camaradería recibidos de ella:María José Marrodán, Piedad Valverde, Carlos Álvarez, Jesús Murillo y la mencionada Evelyn Pérez. También estuvo entregada a labores de voluntariado, especialmente en visitas a la cárcel a través de la pastoral penitenciaria de la Diócesis y en su parroquia de Badarán.

«Ha merecido la pena», resumía Rosa Herreros en uno de sus frecuentes artículos en este diario, cuyas páginas empleó siempre como una puerta por la que invitar a la sociedad riojana a la que fue su casa, la Casa de Todos:«Una llamada a todas las personas que creen en la cultura como factor imprescindible para la mejora y el progreso de nuestra sociedad».

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