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Beatriz Juez
París
Jueves, 23 de noviembre 2023, 01:22
La crítica y los historiadores franceses han destrozado 'Napoléón', la nueva película del director británico Ridley Scott, basada en la vida de Napoleón Bonaparte (1769-1821) y protagonizada por Joaquin Phoenix y Vanessa Kirby en el papel de Josefina Bonaparte. Aunque reconocen la espectacularidad de ... las escenas de las batallas del filme, critican el burdo retrato que el director británico hace del emperador y los múltiples errores históricos de la película.
Ridley sigue los pasos del ambicioso de Napoleón desde la ejecución de la reina María Antonieta en la guillotina en 1793 hasta la muerte del emperador en 1821 en la isla de Santa Elena, donde estaba desterrado tras su derrota en la batalla de Waterloo.
«Salimos de la sala de cine con la imagen de un hombre enamorado de Josefina, violento, mitómano, obsesionado por el poder, estratega convencido de su grandeza», resume Aymeric Parhonnaud en la cadena gala RTL. El hecho de que la película se haya rodado en inglés chirría en Francia. «La lengua de Shakespeare suena como una falsa nota a lo largo de este largo 'biopic' de una de las figuras más importantes de la historia de Francia», opina este crítico que, no obstante, considera que es «el precio a pagar» para ver a Joaquin Phoenix en la piel de Napoleón.
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Etienne Sorin, crítico del diario Le Figaro, opina que el retrato que hace Ridley Scott de uno de los personajes más controvertidos de la historia de Francia «deja sorprendentemente indiferente». Cree que la película bien podría haberse titulado 'Napoleón y Josefina', dado el papel central que tiene el personaje que interpreta Vanessa Kirby. En todo caso, critica el retrato que hace el británico del militar francés como «un bruto sentimental, con pistola en la mano y lágrima fácil» y «un conquistador insaciable y sin visión».
La revista Télérama considera que la película es «el Waterloo cinematográfico de Ridley Scott». «Este 'biopic' torpe sobre el emperador con bicornio es una aberración», opina el crítico Jacques Morice, que considera que «más o menos lo único que se salva» son las escenas espectaculares escenas de batallas, especialmente la de la batalla de Austerlitz con los soldados rusos hundiéndose en las frías aguas del lago helado reventado a cañonazos por los franceses.
Olivier Lamm, el crítico del diario Libération, califica el 'Napoléon' de Ridley Scott de «'crash' del emperador». Considera que es un filme «tosco» que «no ofrece ningún punto de vista, ni sobre el hombre ni sobre el mito». Aunque hay que reconocer que retratar a una figura histórica tan compleja y controvertida como la de Napoleón Bonaparte en 158 minutos no es fácil. Más de 200 años después de su muerte, sigue dividiendo a los franceses y a los historiadores.
Genio militar, según sus admiradores, que lo consideran uno de los grandes personajes que han marcado Francia y cuyo legado sigue vivo actualmente en las instituciones y la sociedad galas. Sus detractores lo pintan como un déspota sanguinario y ebrio de conquistas que devastaron Europa.
«Es un filme de un inglés… muy antifrancés», hecho por un director que «visiblemente no ama a Napoléon», lamenta en la revista Le Point el historiador Patrice Gueniffey. «En el fondo, Ridley Scott retoma con la vieja caricatura que se hizo de Napoleón justo después de su caída, procedente de la Restauración o del enemigo inglés en el momento del Congreso de Viena», explica este especialista de la Revolución y del Imperio napoleónico.
Gueniffey explica que el filme está lleno de «errores históricos». El primero nada más comenzar. Napoleón asiste en el filme a la ejecución en la guillotina de la reina María Antonieta, cuando en realidad estaba en esos momentos en el sitio de la ciudad de Tolón, un hito importante en la carrera militar del corso. Otro error del filme es que, durante la campaña de Egipto, el Napoleón de Ridley Scott ordena bombardear las pirámides, algo que no pasó. Este historiador también critica que en la entronización de Napoléon, el emperador agita la corona «como si hubiera ganado una tómbola».
Los historiadores franceses también han criticado que al final de la película se destaque el balance de muertos en las batallas napoleónicas -tres millones de soldados fallecidos entre 1893 y 1815, según Ridley Scott- como si Napoleón fuera un genocida sanguinario y los militares no hubieran muerto en el campo de batalla.
En 2021, el presidente Emmanuel Macron conmemoró en el bicentenario de su muerte su figura con sus luces y sus sombras, asumiendo lo positivo de su legado, pero sin ocultar su leyenda negra y sin necesidad de reescribir la Historia o tratar de juzgarlo desde el prisma actual.
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