La asignatura pendiente de escuchar más a la sociedad y formar a los ciudadanos mejor

Futuro en Español desplegó este jueves con la máxima amplitud su condición de punto de encuentro de voces diversas, realidades múltiples y conclusiones a veces incómodas, pero siempre enriquecedoras. 'Autonomía y regulación de la enseñanza superior en la sociedad digital' fue la cuestión sobre la que giró la primera mesa de trabajo vespertina moderada por el presidente de UNIR, Rafael Puyol, en la que expertos y profesionales de países alejados geográficamente pero unidos por el mismo idioma y a veces trabas comunes aportaron sus perspectivas al respecto.

Desde su cargo como presidente del Consejo de Educación Superior de Ecuador, Pablo Beltrán, recordó que el «el título de doctor no habilita necesariamente a alguien a ser un buen gestor de recursos», lo cual en el caso de la universidad acarrea un riesgo de la ineficiencia. Su compatriota Darwin Pereira, segundo vicepresidente de la Asamblea Nacional de la República, abundó en un aspecto capital como es la «rendición de cuentas responsable». Una de las llaves para transitar el camino de la calidad y que, como reconoció, está siendo una labor ardua que ha llevado en su país incluso a intervenir alguna universidad para «enderezar» la coyuntura. Desde Bolivia, el rector de la Universidad Mayor de San Andrés aportó una dosis de realismo para entender que cualquier empeño en materia de digitalización choca en su entorno con una aún profunda brecha tecnológica y digital, sin olvidar tampoco las diferencias que persisten entre la áreas urbanas y las rurales. «La voluntad política es necesaria, pero debe ir acompañada también de un cambio de mentalidad», sostuvo Oscar Arnaldo Heredia antes de que la vicerrectora académica de la Universidad Nacional de Ingeniería de Perú, Shirley Chilet, introdujera dos parámetros más el debate: el «error» de haber aplicado la misma metodología de lo presencial en la enseñanza virtual y, mucho más allá del vuelco a todos los niveles que conllevó la pandemia, la falta de sintonía de la universidad con su entorno. «Tenemos que trabajar de acuerdo con las necesidades de la sociedad, escuchar a las empresas», defendió en Logroño.

El siguiente encuentro llevó por título 'Dimensión social de la universidad en la sociedad digital' y engrosó con Manuel Herrera como moderador la batería de reflexiones acumuladas, aunque virando el foco la capacidad de los planes de estudios para conectar (o no) con las demandas sociales. «No pueden quedar obsoletos, pero el rigor académico tampoco puede estar sometido a modas», planteó la vicerrectora de Desarrollo e Impacto Económico y Social de UNIR, Isabel Díez, para quien tan necesario como alcanzar un equilibrio es saber que «lo local es una cara de la moneda que conecta con lo digital». Henry Gustavo Polanco, por su parte, incidió en que los campus deben formar a los estudiantes no solo como profesionales, sino sobre todo como ciudadanos. «Y eso –apostilló el vicerrector de Investigación de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa (Perú)– tiene un componente ético que no se crea con la digitalización». Siguiendo el mismo hilo y en su calidad de miembro de la Asamblea Nacional de Ecuador, Manuel Medina, abogó por una «malla curricular no impuesta, sino construida desde abajo con la participación de la comunidad». «Hay que compartir el conocimiento con la sociedad y la burocracia no puede constituir un freno para ese fin», remachó el rector de la Universidad de Guayaquil (Ecuador), Francisco Morán.

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