Una de las ovejas heridas en el ataque a un rebaño de Nieva de Cameros, en el término El Somo de la Sierra del Moncalvillo. SARA DE LA OSA

El lobo regresa a La Rioja por Navidad

Alto Najerilla ·

Cuatro ataques en menos de una semana vuelven a poner en alerta a los ganaderos, decididos a encerrar a los animales

Diego Marín A.

Logroño

Viernes, 2 de diciembre 2022, 01:00

En cuatro días se han sucedido varios ataques de lobo sobre rebaños de ovejas en las sierras del Moncalvillo y de la Demanda. Los cazadores de las batidas celebradas en Ojacastro el pasado fin de semana ya vieron algunos ejemplares del cánido. La noche del ... domingo al lunes se produjo el primero sobre un pequeño rebaño cercado en Urdanta devorando a una oveja e hiriendo a otras. Al día siguiente atacó en Nieva de Cameros, en el término El Somo de la Sierra del Moncalvillo, compartido con Anguiano, matando a una oveja, hiriendo de muerte a otra y dañando a más. Después, de nuevo en Ezcaray, volvió a producirse un ataque matando a dos ovejas e hiriendo a otras. El cuarto y último, de momento, se ha producido en la noche del miércoles al jueves en Canales de la Sierra, devorando a otras tres ovejas.

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Parece que el lobo está asentado en la Sierra de la Demanda y, aunque su movilidad es grande, de momento parece no haberse reintroducido en el Alto Leza, donde meses atrás causó estragos, aunque también ha atacado de nuevo en el Alto Iregua.

La razón de que el lobo vuelva a atacar en esta época, cuando aprieta el frío y se producen las primeras nevadas, es de alguna manera natural. El pasto, que ya de por sí era escaso por la sequía, queda cubierto por la nieve en las cimas de las montañas y los venados, que durante el estío son la principal presa del lobo, descienden en altitud y, tras ellos, el depredador, que a menor altura se encuentra con el ganado ovino y bovino, más fácil de cazar.

Estado en el que quedó una oveja atacada en Urdanta.

Además, en otoño e invierno la noche es más larga y eso, para el lobo, supone mayor tiempo de actividad, por lo que necesita más alimento y, por tanto, ataca más. También influye que los cervatillos nacidos en junio y que atrapan con facilidad durante el verano crecen, son más veloces y ya no son presa fácil en otoño.

«Los lobos matan todo el año pero en invierno hay más bajas porque la noche tiene un montón de horas y ahora es más fácil matar a una oveja que a un ciervo», explica Pedro Medel, presidente de la Asociación de Ganaderos del Alto Najerilla. La solución es meter al ganado en las granjas, la única manera que parece 100% efectiva para no sufrir bajas. «Te cuesta un camión de pienso pero al menos vives tranquilo. Además, no ha habido pasto de primavera y el ganado no está fuerte, así que íbamos a encerrar a las ovejas igual con las primeras nevadas», advierte Medel con cierta resignación.

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El pasto es escaso, la noche es más larga y los venados bajan de altitud; todo ello explica el incremento de ataques

Lo que sí parece es que los ataques ya no son tan extraordinariamente sanguinarios como años atrás, cuando un ganadero podía perder una docena de ovejas, si no más, en una sola noche. De momento, los lobos han matado a uno o dos animales por noche, aunque han herido gravemente a más. «Ya no hay matanzas por los mastines. Si hay dos lobos, uno despista al perro y el otro ataca, pero a un grupo de ovejas sin guarda matan más», señala Medel, quien recuerda que en las Siete Villas llevan ya dos décadas sufriendo de forma notable los ataques del lobo, al que considera ya estable. «Hace veinte años hubo un lobo solitario en la Demanda que estuvo cuatro años y cada vez que atacaba mataba a diez ovejas porque no había fuerza de mastines», recuerda.

El último ataque hasta ahora lo ha sufrido José Antonio García Sánchez, de Canales de la Sierra, que cuenta con 640 ovejas y diez mastines. Aunque esporádicamente ha padecido bajas asumibles, en el último trance, acaecido en el collado de Brínzola, frontera con Burgos, ha perdido tres ovejas.

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Oveja atacada en Canales.

Las ganaderías de Canales, una de las 'zonas 0' de los ataques

«De febrero a mayo ya sufrió unas 60 bajas, y aunque en verano bajaron bastante los ataques, ahora acabará el año con unas 80 ovejas menos», explican desde UPA sobre los ataques sufridos por José Antonio García Sánchez, cuya explotación de ganadería extensiva, informa el sindicato, está marcada en nivel amarillo del semáforo puesto en marcha por el Gobierno de La Rioja en la Mesa del Lobo para tomar medidas por los continuos ataques sufridos. «Las ganaderías de Canales de la Sierra son de las que más han sufrido, aunque no sean tan mediáticos, pero es una de las 'zonas 0' por ataques continuos de lobo», subraya UPA, advirtiendo de la extensión del lobo.

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