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El lobo ha matado a tres ovejas en las aldeas de Ezcaray. El primer ataque se produjo en la noche del domingo al lunes, con un animal muerto, prácticamente devorado vivo. El segundo se ha producido en la noche de este miércoles al jueves, con ... otras dos ovejas muertas. Los dos ataques se han producido en la zona de Urdanta, en plena Sierra de la Demanda.
Hace exactamente un año un lobo fue visto en medio de una tremenda nevada en Urdanta. Meses antes el rebaño del ganadero Luis Ángel Altuzarra había sufrido el ataque del lobo en el collado Sagastia. Un año después el depredador, que el lunes atacó en Nieva de Cameros, ha vuelto a hacerlo en Ezcaray.
Jesús García Santamaría, ganadero jubilado que cuenta con un pequeño rebaño propio para consumo propio, sufrió en la noche del domingo al lunes un ataque. Él tenía a sus siete ovejas en un cercado en un prado a unos 300 metros de Urdanta y por la mañana se encontró a una muerta y varias mordidas. «Me alarmó porque vi muchos buitres. Me acerqué y la oveja muerta estaba prácticamente comida, con la cría fuera», describe Jesús.
La mayoría de sus ovejas estaban embarazadas, así que teme que, además del animal muerto, las demás sufran abortos. «Vino un forestal a valorar si el ataque es de lobo y se llevó unas heces para analizar. Pero qué va a ser si no un lobo, perros no hay o están encerrados», considera Jesús. Dos días después aparecieron otras dos ovejas muertas y otras mordidas, estas propiedad de otro ganadero de la zona.
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Al parecer, al menos en el primer ataque, el depredador se introdujo en el vallado y atacó a las indefensas ovejas. Jesús García no cuenta con perros de guarda. «Seguridad al 100% no hay y es muy preocupante. Se nota que están cerca, buscan donde saben que está la carne. Yo les tengo mucho cariño a los animales y te quedas sufriendo, pensando en qué pasará esta noche», confiesa Jesús. «Una oveja apareció un kilómetro abajo de la aldea, en la carretera, se fue asustada porque está herida», relata.
Al dar a conocer su trance, Jesús ha sabido de más problemas. «Me he enterado de que también han matado terneros, un par este verano, y a otro, igual, con toda la pinta de ser un lobo. Hasta ahora yo nunca había sufrido ataques ni lo he visto pero seguro que ellos a mí sí porque ando mucho por el monte», cree Jesús.
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