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Mónica Morales es una estudiante jarrera de 30 años que solo quiere recibir una buena formación para poder desarrollar el día de mañana una profesión. La joven estudia en la localidad guipuzcoana de Mondragón, en la Escuela Superior Politécnica, donde está cursando el primer curso ... del ciclo Formativo Superior de Programación de la Producción en Fabricación Mecánica.
Pero tiene una limitación que le lleva lastrando desde que iba al colegio en su Haro natal. Mónica es sorda y necesita un intérprete para poder seguir el mismo ritmo que sus compañeros.
«Agobiada, triste, enfadada. A veces me deprimo y lloro», exclama la protagonista de esta injusticia al ser preguntada por la situación que atraviesa actualmente. Y se explica: «Empecé el curso muy motivada porque me gusta este grado, pero llevo ya demasiado tiempo sin recibir la información en mi lengua. Cuando el tema de la clase es algo concreto, y hay objetos, entiendo fácilmente, pero si es teoría y hay conceptos que no conozco, me pierdo, no entiendo nada, y me frustro. Me desmotiva... ¡Necesito un interprete ya!».
Desde que comenzó el curso, Mónica asiste a las clases y lo hace sin intérprete, algo que considera vital para poder entender y aprender las explicaciones de los profesores. «El instituto tuvo la idea de facilitarme un ordenador que transcribe lo que el profesor dice en clase. Es una ayuda, pero no la suficiente», detalla Mónica, que agradece la ayuda tanto del profesorado como de sus compañeros.
En el momento de realizar la preinscripción, la afectada recuerda que solicitó al Gobierno Vasco que le facilitara un intérprete en Lengua de Signos Española para poder entender las clases. «La respuesta de Gobierno Vasco fue que al ser un centro concertado no pueden contratar un intérprete», cuenta la joven riojana, a lo que añade que «hay al menos dos estudiantes sordos más cursando Bachillerato y grado superior en la provincia en centros concertado, y a ellos sí les han dado intérprete, pero a mí no. Es injusto y no entiendo por qué a mi me discriminan».
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Según dice, «la opción que me daban era estudiar en un centro público de Bergara», pero, añade, ella quiere «estudiar en Mondragón porque tiene más calidad y porque quiero poder decidir en qué centro quiero estudiar». Mónica afirma también que ha perdido la confianza en la Asociación de Familias de Personas Sordas de Guipúzcoa (AransGi). «Estoy decepcionada porque me han mentido. Han ayudado a otros estudiantes de centros concertados, me han ocultado esa información y me han dicho que sólo puedo tener intérprete en un instituto público», indica.
A pesar de las dificultades, la joven asegura que va a seguir estudiando. Mientras tanto, y a la espera de conseguir un intérprete, se ha creado la plataforma en facebook @interpreteLSEmondragon para ayudarle.
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