Esta semana solo había dos puestos en la travesía de Siervas de Jesús, cuando anteriormente todas las zonas de aparcamiento estaban ocupadas. M.C.
Tradición

El mercado de Haro que fue y no es

El número de puestos del mercadillo se reduce este invierno a cuatro o seis y los dueños continúan reclamando un cambio de ubicación

Viernes, 14 de marzo 2025, 07:26

El mercadillo de Haro se encuentra en las horas más bajas de su historia. El pasado martes apenas había cuatro puestos, muy lejos de ... la veintena que suelen acoger la calle Siervas de Jesús y su travesía. Es habitual que, durante los meses de invierno, cuando la afluencia de visitantes es menor, se reduzca también la oferta, pero la marcada ausencia de puestos de los últimos meses no se había producido nunca antes, a excepción de la pandemia.

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Entre los motivos que explican los tenderos, predomina el de la localización. Consideran que se ha quedado muy apartada del centro de la ciudad.

Félix García lleva 24 años trayendo un puesto a Haro. «Cada vez vamos a peor, menos vendedores y menos compradores», señalaba, molesto. Y es que los mercaderes llevan años solicitando un cambio de ubicación y los Jardines de la Vega era la que más les atraía. «Ahora nos dicen que la solicitud que presentamos se ha perdido», lamentaba.

Las frases

«Esto está rodeado de casas abandonadas y viejas. Cualquier día se nos cae encima el edificio de Cruz Roja»

Félix García

Comerciante

«En cualquier pueblo pequeño hay más de una docena de puestos. Aquí hay cuatro o seis, y el de Haro debería ser el mejor»

Entre las explicaciones que reciben se encuentra la de que son necesarios para mantener la actividad de la zona. «Aquí había un bar, hasta hace unos ocho años, que no quería que nos fuésemos, y nos quedamos –recordaba–. Pero se ha marchado y ahora es la carnicera y la chica de la tienda de viandas las que no quieren que nos vayamos», decía. Porque para ellas tampoco es fácil mantener el negocio. «Esto está lleno de pisos viejos y casas abandonadas. Este edificio de atrás cualquier día se nos cae encima». Se refiere al edificio de la antigua Cruz Roja, donde el gobierno anterior había proyectado una rehabilitación para convertirlo en centro de día, que ahora se llevará a un solar de avenida de Logroño.

Félix es de Logroño, trae sus frutas y verduras los martes, los sábados va a Miranda y durante la semana recorre diferentes puntos de la zona. «Este es el peor sitio, y mira que tendría que ser el mejor porque Haro es grande. Te vas a cualquier pueblo pequeño y hay una docena o quince vendedores, aquí hace tiempo que estamos cuatro o seis». Según apuntaba, cada año un vendedor desaparece, «porque se jubila o porque deja de venir. Y no me extraña, porque estamos perdidos, en el culo del mundo. No hay sitio para aparcar, nadie pasa por aquí».

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Arriba, la desaparecida plaza de Abastos, localizada junto a la misma calle, en una imagen de 1926. Después, puestos de venta en la calle Siervas de Jesús –entonces Banco de España– de Haro y Rosi, junto a su nieta en su antiguo puesto de verduras. LR

Comparte su opinión Joaquín Gabarri, que cuenta con un gran puesto de textiles. «No hay derecho que la ciudad que se supone que es Haro, tan turística, tenga un mercadillo en estas condiciones. Esta plaza está muerta», apuntaba indignado.

«Hemos reclamado muchísimas veces que nos cambien de ubicación. Nos dijeron que nos podían dar dos sitios más céntricos. Nosotros les propusimos incluso que lo ampliasen en cincuenta o cien puestos más. Creemos que sería un beneficio para el pueblo. Pero nos decían que si nos mueven perjudican a los pocos comercios que quedan», explicaba. Y es que Gabarri recordaba que antes había cuatro o cinco bares en estas calles «y un supermercado a la vuelta, pero ya han cerrado casi todo. Esto ahora da vergüenza».

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«Hemos reclamado muchísimas veces que nos cambien de sitio. Pero nos dicen que esperemos a que cierren los dos comercios»

Joaquín Gabarri

Comerciante

«Antes había bares en esta zona y un supermercado. Pero ha cerrado casi todo. Es una vergüenza»

Una de las personas que dejó su puesto hace dos años fue Rosi Arnáiz. Ella vendía verduras que cultivaba en su propio huerto y comenzó en 1986. «Esta situación venía notándose desde hace años pero el último que estuve ya había pegado un bajón impresionante. Entonces le dije a mi marido 'no estamos los dos como para seguir'», reseña Rosi.

«Esta situación venía notándose desde hace años, pero el último que estuve ya había pegado un bajón impresionante»

Rosi Arnáiz

Excomerciante

«Le dije a mi marido: 'Ya no estamos los dos como para seguir vendiendo aquí'»

Lamentablemente, esta es una situación a la que cada vez más tenderos se enfrentan y por la cual optan por no seguir vendiendo en Haro.

Una clientela cada vez más envejecida en un casco muy antiguo

Los vendedores también lamentan una disminución de clientes, algunos debido a la ubicación y otros al aumento de las compras en las grandes superficies. Ahora, con una clientela cada vez más envejecida, echan la vista atrás y recuerdan épocas pasadas, en las que el mercado atraía a vecinos y visitantes a la localidad y los puestos ocupaban una gran parte de la calle, a diferencia de los pocos puestos que siguen apostando por su espacio en Haro.

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